¿Qué sigue después del fin del Covid-19?

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Tomado de: periódico El Colectivo, edición #86, Junio de 2023

Por: médico Félix Orlando Giraldo Giraldo (foto)

El doctor Thedros Adhanom, director de la Organización Mundial de la Salud, OMS, declaró el 5 de mayo de 2023 como el fin de la emergencia internacional de COVID-19: “Es con gran esperanza que declaro el fin del COVID 19 como una emergencia sanitaria mundial”. De manera oficial se contabilizaron 705 millones de diagnósticos y 6.9 millones de muertes. La OMS estima que las muertes pueden subir hasta los 20 millones.

La decisión se tomó debido a que, durante más de un año, la pandemia ha seguido una tendencia descendente, aumento de la inmunidad de la población (por vacunación o infección), disminución de la mortalidad.

El doctor Óscar Tuberquia, anestesiólogo y epidemiólogo, afirma que “pasó de ser una pandemia a una enfermedad endémica, es decir, propia de los humanos. Ya es parte del espectro de enfermedades que pueden afectar al ser humano de una forma usual”. (elpulso@sanvicentefundación.com, edición 296, mayo 2023).

No podemos olvidar que existen otros virus respiratorios diferentes al COVID-19, que ocasionan enfermedad y muerte: influenza, sincitio respiratorio, rinovirus. El virus de la influenza ocasiona la llamada gripa estacional, que anualmente produce de 3 a 5 millones de casos graves y de 290.000 a 650.000 muertes, según datos de la OMS.

El doctor Thedros, en el discurso inaugural de la 76ª Asamblea Mundial de la Salud, que se realizó en Ginebra, Suiza, del 21 al 30 de mayo de 2023, anunció otra pandemia para un futuro. Otra manera de atemorizar gradualmente a la población del planeta para que las poderosas multinacionales farmacéuticas y “filántropos” como Bill Gates hagan “predicciones” sobre nuevas pandemias y así elaborar vacunas como las de Pfizer, Moderna, Sanofi, Astra Seneca y muchas más. Debemos recordar que estas empresas han obtenido ganancias fabulosas al amparo de la confidencialidad que imponen a los Estados miembros de la OMS, que compran las vacunas.

En menos de un año, se fabricaron vacunas que fueron aplicadas en múltiples dosis (hasta cuatro). La más conocida fue la vacuna de ARN mensajero. Y se obligó a la población a presentar un pasaporte sanitario para poder viajar. Muchos grupos de científicos mostraron estudios serios que confrontaban a las multinacionales farmacéuticas, pero fueron censurados y estigmatizados. Se habla de que no fueron vacunas, sino terapias génicas, cuyos efectos adversos solo los conoceremos en años.

Veamos, por ejemplo, algunos datos sobre la tuberculosis (TB): según la OMS, la tuberculosis afecta a la cuarta parte de la población mundial. ¿No es aterrador que 2000 millones de seres humanos estén infectados de esta prevenible enfermedad? ¿Por qué no se ha producido una vacuna para esta catastrófica enfermedad producida por una bacteria? Entre el 5% y el 10% de las personas infectadas acabarán presentando síntomas y enfermando de TB.

1.6 millones de personas murieron de tuberculosis en 2021. Se estima que en 2021 enfermaron de TB 10.6 millones de personas en todo el mundo: 6 millones de hombres; 3.4 millones de mujeres y 1.2 millones de niños. Aclaro, no es lo mismo estar infectado que padecer la enfermedad. Con el COVID-19 se cometieron errores estadísticos grandes al informar que los pacientes con prueba de PCR positiva tenían la enfermedad y así generaron más pánico, obligando al confinamiento y a la vacunación.

Se necesitan 13.000 millones de dólares para la prevención, diagnóstico y tratamiento de la TB. Una de las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible es acabar con la epidemia de la TB. Pero los Estados miembros de la OMS, los más poderosos, destinan más de 10 veces tal suma de dinero para la guerra actual entre la Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN, (liderada por Estados Unidos y la Unión Europea) y la Federación Rusa.

El mismo Director de la OMS dijo en la sesión inaugural de la Asamblea Mundial de la Salud, en mayo de 2023: “Solo podemos acabar con la tuberculosis con vacunas eficaces: esto se hizo para la COVID-19 y se puede hacer para la tuberculosis”.

La Dra. Diana Rojas, de la OMS, dice que “se han registrado casos de chickunguña en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina) y en la provincia homónima, donde nunca antes los habíamos visto”.

Y es que, con el cambio climático, se está viendo transmisión de enfermedades por el mosquito Aedes egypti (vector del dengue, chickunguña, fiebre amarilla), que pica durante el día y no por la noche (como el anopheles, vector del paludismo o malaria) en Argentina, Uruguay, sur de Brasil y sur de Europa.

Como consecuencia del cambio climático, el dengue se ha expandido hacia regiones subtropicales y templadas debido al mayor registro de temperatura a la que se somete la Tierra por la acumulación de gases de efecto invernadero (GEI) producidos por el ser humano al utilizar combustibles fósiles en la industria y la vida cotidiana.

La poliomielitis (producida por un virus) sigue siendo una emergencia sanitaria mundial y aún no se ha podido anunciar su erradicación. En 2022 se registraron 20 casos en Pakistán, 2 en Afganistán y 1 en Mozambique. Y en lo que va del año 2023, se han registrado 1 en Pakistán y 2 en Afganistán, todos países pobres.

Como toda la información se dirigía hacia COVID-19, los datos sobre la contaminación del aire fueron olvidados. Casi toda la población mundial (99%) respira un aire que supera los límites de calidad establecidos por la OMS. Se calcula que cada año la exposición a la contaminación del aire causa 7 millones de muertes, por las partículas en suspensión llamadas Material Particulado (PM) con diámetros entre 2.5 y 10 micras, las cuales penetran los pulmones y así ingresan al torrente sanguíneo, ocasionando infarto al miocardio y accidentes cerebrovasculares (ACV) como trombosis cerebral. Es decir, no solamente produce enfermedad obstructiva crónica, EPOC y cáncer pulmonar.

Tomado de: periódico El Colectivo, edición #85, Junio de 2023

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