La afirmación la hace María Jimena Duzán en su columna de Semana, a propósito de la demolición de edificio Mónaco y de una reflexión sobre la idea de ‘memoria’
Tomado de: www.pulzo.com
Duzán se opone al planteamiento del alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, que, en su intervención de este viernes, durante los actos académicos y de homenaje a las víctimas del narcotráfico, que enmarcaron la implosión de la estructura que fue símbolo del narcotraficante, planteó que al pulverizar la memoria de Escobar se va a enderezar la memoria de los colombianos.
“Las cosas son más complejas y menos binarias”, llama la atención la columnista. “Escobar no inoculó la maldad en Colombia; fueron muchos los políticos y los funcionarios que lo auparon, que aceptaron su dinero y que crecieron bajo su sombra”.
Y recuerda, por ejemplo, el caso del asesinato del director de El Espectador, Guillermo Cano: “El dinero que se pagó a los asesinos […] provino de una cuenta de Luis Carlos Molina Yepes, reconocido cambista de la mafia en Medellín, quien pese a ser la mano derecha de Pablo Escobar, hoy vive tranquilo en Antioquia después de haber purgado solo seis años de prisión”.
También recuerda, y este es uno de los apartes más críticos de su columna, que en 2016, en un debate, Iván Cepeda reveló que “Álvaro Uribe Vélez aparecía como integrante de una empresa de propiedad de Molina Yepes que terminó entregando en 1987”.
“La historia del narcotráfico no se termina borrando la memoria de Pablo Escobar”, continúa Duzán. “Queda el hilo nefasto de la corrupción y la incapacidad de la justicia por establecer la verdad judicial de una violencia que se llevó a seres queridos”.
“¿Son capaces el país y Medellín de aceptar su parte de culpa en el ascenso del narcotráfico o le vamos a echar toda la culpa a Pablo Escobar?, pregunta la columnista, y también lamenta que el gobierno de Iván Duque decidiera negar la existencia del conflicto.
Tomado de: www.pulzo.com
