El Plan de Desarrollo

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Tomado de: Oficina de Comunicaciones, Información y Prensa ASMEDAS Antioquia

Por: Médico asmedista Juan Fernando Uribe Duque (foto)
Poeta, escritor

Ya se están alejando los compromisos y las malas influencias de los gobiernos anteriores. La llamada oposición no es más que un cúmulo de pataletas sin fundamentos teóricos y políticos. Sólo es un llanto ante la posibilidad de perder los privilegios y prebendas que han llevado al país a la miseria y la exclusión. Son tan grandes las consecuencias de los malos gobiernos que la brecha y la inequidad dieron forma a varios países unidos por la pobreza y una geografía que espera su degradación para formar guetos de marginados en un mundo de caos ecológico y social.

El Plan de Desarrollo trae por fin un sentido de vida a la nación colombiana. Los diálogos vinculantes y las mesas de trabajo con los diferentes estamentos sociales, los gremios, las asociaciones barriales y los grupos comunitarios, han mostrado que la voz de un pueblo organizado conoce sus propias necesidades y también las soluciones. La educación, los saberes, el acceso a la tierra, la protección y el estímulo a la industria nacional, la generación de oportunidades dentro de una garantía a los derechos básicos, imponen un nuevo rumbo.

El país hace el intento, de la mano de un gobierno serio y comprometido, en poner en el mismo tapete a una población excluida de un futuro planeado por un grupúsculo de avivatos que tomaron el erario público y el poder político para hacer negocio con los derechos, el uso de la tierra, el miedo y la guerra. Colombia ya no aguanta más caos e inequidad. No soporta más explotación de los recursos fósiles, tampoco una economía basada en las rentas del saqueo, el delito y la extorsión. El campo colombiano, atrasado y cercado por la guerra, clama por una redención en el trabajo honesto y tranquilo del campesino mediante una reforma agraria justa y eficaz. Se promete la compra, en los próximos meses, de un millón de hectáreas de tierra fértil; se cosecharán los productos que actualmente se importan, como el maíz, para reactivar la economía y combatir la inflación; se implementará en detalle una reforma a la salud tendiente a liberar su servicio de las manos de intermediarios deshonestos, dignificando al paciente y el trabajo de médicos, enfermeras y demás personal adscrito.  Los hospitales y centros de atención tendrán línea directa con el Estado fijando tarifas y pagos oportunos sin dilación ni obstáculos. Cada hospital tendrá su comité de veeduría y los mecanismos de control e información necesarios para un pronto servicio sin la corrupción de las EPS.

La reforma a la justicia velará por la resocialización y la educación del delincuente generando nuevas oportunidades de vida en un país en el que la juventud será el orgullo y el pilar básico del progreso; se fortalecerán la educación pública de calidad y una economía popular robusta con gremios de la producción y el comercio básicos organizados asociativamente con poder político y decisorio a nivel de las Cámaras de Comercio y otras instituciones.

La mujer será el eje fundamental del tejido social cuya reconstrucción velará por su bienestar y el de su familia; programas de Buen Comienzo serán fortalecidos, a las guarderías el PAE llegará con alimentación bien balanceada y certificada mediante veedurías comunitarias lejos de las prebendas de unos pocos operadores vinculados con carteles de políticos deshonestos acaparadores de contratos y negociados.

La reforma laboral traerá de nuevo los derechos arrebatados al trabajador y luchará por una contratación justa y equilibrada donde, tanto el empresario como su recurso humano, se sientan orgullosos y velen por el bienestar de sus empresas.

Se trata, pues, de un sentimiento y una política de inclusión necesarios para una época de crisis y desespero en un país que ya no puede seguir diseñando una guerra interminable, ni menos considerar ajenas sus multitudes dispersas y abandonadas; un país que necesariamente debe convocar a la unidad y a la prosperidad, aprovechando sus grandes recursos para generar energías limpias, alimentos abundantes, educación y solidaridad.

 

Tomado de: Oficina de Comunicaciones, Información y Prensa ASMEDAS Antioquia

 

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