Decálogos de Taller Literario

El TALLER LITERARIO de ASMEDAS fue creado en 2000 bajo la dirección del maestro MARIO ESCOBAR VELÁSQUEZ. A su muerte en 2007, el escritor LUIS FERNANDO MACÍAS ZULUAGA se hizo cargo de la dirección que persiste hasta la fecha. Cuenta con un grupo constante y comprometido de alumnos que ha publicado libros dignos de ser leídos y han obtenido premios en eventos nacionales e internacionales. En este blog se pueden encontrar textos en proceso de preparación, esperando ser comentados y reconstruidos

Tomado de: www.tallerliterarioasmedas.blogspot.com

 

Por: Médico asmedista Emilio Alberto Restrepo Baena (foto)
Ginecoobstetra, escritor
Taller de Escritores de ASMEDAS Antioquia

Aunque es frecuente que los opositores al modelo de los decálogos los desdeñen por considerarlos un cúmulo de obviedades (muchas veces lo son) o una recopilación de lugares comunes repetidos hasta la saciedad (y eso en parte explica su relativo desprestigio entre intelectuales o puristas), es evidente que los escritores en formación pueden sacar provecho de ellos si los decantan y los aplican con la única herramienta que no tiene discusión: el sentido común.

Hay que afrontarlos con una dosis equilibrada de entusiasmo y desconfianza, hay que atreverse a deconstruirlos y replantearlos, no se pueden aplicar como una plantilla rígida e inamovible.

Estos ejercicios surgieron en una reunión convocada para hablar de novela urbana, haciendo énfasis en el conflicto y el valor de un buen antagonista que jalone la acción.

Presentamos lo discutido en plenaria, a manera de decálogos (arbitrarios e incompletos, como suelen ser).

Propuesta #1: decálogo del escritor urbano, aquel que quiere escribir con énfasis en temas de ciudad, la urbe como entorno y los ciudadanos como personajes. 10 aspectos a tener en cuenta:

1. Conocer bien el entorno en el que se va a narrar la acción: Es importante tener un conocimiento profundo de la geografía, la historia y la cultura de la ciudad para poder representarla de manera auténtica en las historias. Tener en cuenta no solo lo que está por encima de la superficie, sino el submundo, lo no oficial, lo que se sale del canon y se oculta en las noticias (crimen, bajo mundo, corrupción, la noche). Esto último plantea un universo narrativo que puede ser incluso más rico que la narración afrontada desde lo convencional y lo aparente. En las historias urbanas se puede tocar tanto lo bello como lo oscuro, la «verdad oficial» vs la «realidad oculta».

2. Representar a los personajes de manera realista: Los ciudadanos son los verdaderos protagonistas de la urbe, por lo que es importante mostrarlos de manera vívida y real, con sus problemas, sueños y desafíos. Con sus defectos y virtudes, con sus fortalezas y debilidades. Hay lugar en las narrativas, tanto para el ciudadano ejemplar, como para el rufián. Cabe tanto el prohombre, como el desechable y, por supuesto, el ciudadano de a pie, al que le pasan cosas dignas de ser relatadas.

3. Utilizar la ciudad como personaje: La ciudad en sí misma debe ser un personaje más en las historias, con su propia personalidad y características.

4. Abordar los problemas urbanos: Es importante abordar los problemas que enfrentan las ciudades en las historias, como la gentrificación, los desplazamientos internos y externos, la pobreza y la falta de vivienda, la prostitución, la mendicidad y la indigencia, etc., para crear una conexión emocional con los lectores y ayudarles a entender mejor la urbe.

5. Utilizar la arquitectura y el ambiente urbano para contar la historia: tener en cuenta que por el género tratado son elementos importantes que deben ser utilizados para contar la historia y crear una atmósfera adecuada.

6. Reflejar la diversidad de la ciudad: Es importante reflejar la diversidad de la ciudad en las historias, con personajes de diferentes orígenes, culturas y orientaciones sexuales. Las ciudades modernas son una especie de “torre de Babel” y de esa interacción se desprenden las tramas y las subtramas.

7. No caer en estereotipos: Es importante evitar caer en estereotipos al representar a los personajes y a la ciudad en las historias. No abusar de ellos (el policía comiendo donuts, el latino ladrón, la huérfana empleada del servicio que se enamora del hijo de la patrona, etc).

8. Utilizar un lenguaje adecuado: Es importante utilizar un lenguaje equilibrado para representar la ciudad, con un vocabulario preciso y un estilo adecuado a la temática. Recordar que con la globalización las historias llegan a todas partes y el exceso de localismos o vulgarismos puede ser contraproducente. Se pueden mostrar giros idiomáticos locales sin que se vuelvan viciosos o repelentes. Recordar el modelo (ya afortunadamente muy superado) del “parlache” en las narraciones de narco-miseria o “sicaresca” en la literatura colombiana.

9. Experimentar con diferentes géneros: Aunque los más socorridos son la novela y el cuento, es importante experimentar con diferentes géneros literarios para contar historias sobre la ciudad, como la poesía, el ensayo, la crónica y los collages con aspectos gráficos, podcast y audiovisuales.

10. Leer y estudiar a otros escritores urbanos: Es importante leer y estudiar a otros escritores urbanos para tener una idea de cómo se han abordado los temas de la ciudad en la literatura anterior. Mirar otras formas de narrar, precisar otros énfasis, conocer las otras voces que giran en torno al tema de interés común. Participar en conversaciones públicas, publicar en revistas, citar referentes, grabar videos y difundir por las diferentes redes. Poco a poco se establece una red fuerte que termina consolidando un movimiento.

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Propuesta # 2: decálogo del villano perfecto en literatura, partimos de la premisa de que “a mejor malo, mejor historia”, haciendo énfasis en la importancia del antagonista para generar un conflicto potente y una historia más interesante

1. Tener una motivación clara: Es importante que el villano tenga una motivación contundente y comprensible para sus acciones malvadas, para que el lector pueda entender por qué actúa de esa manera. Ejemplo: robar un cuadro, coronar una estafa, atracar un banco, engañar una viuda, etc. El objetivo del villano no deja dudas y desestabiliza un orden establecido.

2. Ser un desafío para el héroe: El villano debe ser un desafío para el héroe, tanto física como psicológicamente, para generar un conflicto potente y emocionante. Lo debe sacudir, asustar y confrontar. Lo saca de su zona de confort. Le roba la tranquilidad y se le puede volver una obsesión. El protagonista se siente incómodo, le teme o lo irrita, en todo caso se le convierte en un objetivo que tiene que alcanzar, una motivación a la que se tiene que oponer con todo su entusiasmo, entendiendo desde el principio que no es tarea fácil.

3. Tener suficiente profundidad: El villano debe tener una suficiente profundidad como personaje, con un pasado, metas y deseos, para que el lector pueda entenderlo y relacionarse con él. Eso evita los personajes planos, insaboros o caricaturizados que generan más patetismo que adherencia.

4. Tener una personalidad compleja: El villano debe tener una personalidad compleja, con una mezcla de virtudes y defectos, para que el lector no lo vea como un personaje unidimensional. No hay tonos absolutos de blanco y negro. En medio de su ambición y su perversidad, puede mostrar rasgos de nobleza, sensibilidad o solidaridad con los suyos. Pero lo dominante es su rasgo de una maldad que no deje dudas.

5. Ser una amenaza creíble: El villano debe ser una amenaza creíble, con poder y recursos suficientes y lógicos para desafiar al héroe. Nada de ases sacados de la manga en el último momento, o “deux ex machina” traídos de los cabellos o gemelos aparecidos al final o sueños que resuelven la acción. Ante todo, tener una coherencia que lleve a una adecuada “supresión de la incredulidad”.  Por ejemplo, no salir con un truco de magia para coronar la acción, si durante toda la trama no se sembraron los indicios de que era mago. Hay que tener un pacto respetuoso con el lector, unas reglas del juego.

6. Tener una planificación cuidadosa: El villano debe tener una planificación cuidadosa y estratégica para sus acciones malvadas, para que el lector pueda apreciar su inteligencia y astucia. La historia debe ser contada con verosimilitud, con detalles que alimenten la credibilidad y que el paso a paso de su plan en la historia se fije en la mente del lector sin generar dudas ni desconfianza.

7. Tener una relación interesante con el héroe: La relación entre el villano y el héroe debe ser interesante y compleja, con una historia pasada o un vínculo emocional que los conecte. De cada encuentro deben salir chispas, diálogos ingeniosos, rabias no resueltas, promesas de desafíos que se deben resolver más adelante. Nunca dejar cabos sueltos.

8. Tener una evolución: El villano debe tener una evolución a lo largo de la historia, tanto en sus motivaciones como en sus acciones, para que el lector pueda ver su desarrollo como personaje. En los textos y en los guiones, es importante dejar clara la transformación del personaje. De pronto los únicos que no mutan son los superhéroes o James Bond, que siempre son los mismo, pero en el resto, el personaje debe sufrir una transfiguración a la vista del lector. Los personajes planos o inamovibles o blindados dejan poca huella y mínima adherencia.

9. Tener una presencia impactante: El villano debe tener una presencia impactante, ya sea física o en su personalidad, para que el lector se acuerde de él.  Algo lo debe caracterizar, algo lo hace distinto, reconocible, temido.

10.Tener un final satisfactorio: El final del villano debe ser satisfactorio, ya sea un castigo justo o un cambio de personalidad, para que el lector pueda cerrar su historia de una manera adecuada. No hay una formula rígida de ganar o perder, lo importante es lograr giros de tuerca eficaces, y que no queden cabos sueltos. Decidir si se dejan aspectos en punta para futuras historias o confección de saga, pero el elemento central de la historia que ocupa la atención debe quedar cerrado.

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Propuesta # 3: decálogo para el diseño de un adecuado conflicto; el conflicto es fundamental para el desarrollo y avance de la acción y la confrontación del protagonista con el antagonista; aspectos a tener en cuenta:

1. Definir claramente los objetivos del protagonista y del antagonista.

2. Asegurar que los objetivos del protagonista y del antagonista sean opuestos y en conflicto entre sí.

3. Crear una tensión creciente a medida que el conflicto se desarrolla. En algún momento el conflicto debe hacer parecer que supera al protagonista.

4. Asegurar que el conflicto tenga consecuencias significativas para el protagonista y el antagonista.

5. Utilizar el conflicto para desarrollar y profundizar en los personajes del protagonista y del antagonista.

6. Asegurar que el conflicto sea coherente y lógico dentro de la trama y el contexto.

7. Utilizar el conflicto para explorar temas y temas más amplios relacionados con la historia. Esto permite configurar subtramas que se desarrollan paralelas o tangenciales al tema central, la refuerzan y no compiten contra ella.

8. Asegurar que el conflicto sea resuelto de manera satisfactoria y coherente. Soluciones lógicas, respetando el pacto que se ha establecido con el lector a la luz del desarrollo de la historia y las características de los personajes. Por esto es peligroso una nave espacial salida quién sabe de dónde a última hora o el viejo truco del sueño y el despertar abrupto.

9. Asegurar que el conflicto sea una parte importante de la historia, no solo un elemento añadido. El conflicto es el motor de la historia: encontrar lo perdido, rescatar la víctima, recuperar al ser amado arrebatado, etc.

10.Utilizar el conflicto para crear emoción y mantener la atención del lector.  Cada párrafo, cada giro de tuerca está en función de generar interés por la lectura de la página que sigue. Las historias secundarias ayudan, pero sin entrar a competir la gran historia que muestra el enfrentamiento entre protagonista-antagonista para solucionar un conflicto que no se resuelve sino hasta el final.

 

Tomado de: www.tallerliterarioasmedas.blogspot.com

 

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