Se nos olvida

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Tomado de: Oficina de Comunicaciones, Información y Prensa ASMEDAS Antioquia

Por: médico Juan Fernando Uribe Duque (foto)
Escritor, poeta

Parece que nos habituamos a creer que Colombia es un estrecho corredor andino que se prolonga hacia el litoral atlántico en donde se concentra toda la realidad y los pequeños visos de desarrollo, olvidando que, de los casi millón y medio de kilómetros cuadrados, más de un millón permanecen sin asistencia del Estado y en en manos de terratenientes que han impuesto a sangre y fuego un feudalismo de latidundios, cultivos ilícitos, despojo y violencia.

Estamos convencidos que los problemas sólo atañen a las grandes ciudades y los pequeños centros urbanos a su alrededor. En los municipios el aparente pobre desarrollo no se da por los reglones de «la ganadería, el cultivo del café o la agricultura» como se enseñaba en los colegios, sino por los aportes económicos de sus habitantes que viven en las ciudades y que envían a los familiares remanentes con que pagar servicios, pintar la casita o surtir la tienda. Las actividades económicas de los municipios sólo involucran a muy pocos ciudadanos, de ahí que los caseríos pintorescos sólo tengan una fachada bonita, tres o cuatro fincas grandes, dos gamonales, un cura rico y una población estancada medrando en el tiempo como si este se hubiera detenido en una estampa multicolor añorando una prosperidad bucólica pretendida en otra época.

Ese convencimiento de que todo ha mejorado, eso de «comparar con otros tiempos» y ver que existe un desarrollo significativo, es consecuencia natural del arrastre que produce la inercia de la tecnología: Ya hay teléfonos, claro y también alumbrado eléctrico, mejores servicios públicos. ¿Qué tal que no los hubiera en las atróficas cabeceras municipales o en los cordones de miseria y barriadas suburbanas?  Es lo mínimo de esperar.

Se nos olvidó la Colombia rural, la Colombia que sólo hace presencia en los noticieros para reseñar una masacre o una «minga desalmada», la de los grandes latifundios improductivos, la Colombia abandonada llena de biodiversidad, la que congrega en sus cuencas fluviales pueblos de inmensa cultura y pobreza, la que tiene la mitad del agua de la tierra. Esa Colombia solo existe para enmarcar el abandono, alimentar el saqueo y propiciar una guerra sorda e interminable.

 

Tomado de: Oficina de Comunicaciones, Información y Prensa ASMEDAS Antioquia

 

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