Tomado de: Oficina de Comunicaciones, Información y Prensa ASMEDAS Antioquia
Por: Médico asmedista Roberto López Campo (foto)
Neumólogo
Ex integrante Taller de Escritores de ASMEDAS Antioquia
Empédocles, Demócrito y el mismo Hipócrates no pudieron disecar nunca sino cadáveres de animales, pues la religión y las leyes prohibían tocar el cuerpo humano, por respeto a la muerte. Pero en Alejandría, los reyes Ptolomeos levantan esa prohibición y permiten que los criminales queden a disposición de los anatomistas, brindando así la oportunidad de estudiar «in vivo» la posición, el color, la forma y las relaciones de los distintos órganos. Las protestas por tal determinación se basaron en que «no solamente deshonra el arte médico, sino que además es inútil, pues las personas a quienes se les abre el vientre, el peritoneo o la caja torácica, mueren antes de que se pueda obtener una experiencia científica válida sobre los órganos vivos.».
Sin embargo, no cabe duda, que esto favoreció el descubrimiento, tanto anatómico como fisiológico, que hicieron dos sabios Maestros de la Escuela de Alejandría: Herófilo y Erasístrato.
HERÓFILO. Nacido en el 140, en Calcedonia, se dedicó principalmente al estudio del sistema nervioso. Para él, el cerebro es la sede de la inteligencia, los sentimientos, la locura, los sueños, las sensaciones. Demuestra que la mayor parte de los nervios tiene su origen en el cerebro y que son los órganos encargados de transmitir las sensaciones; algunos tienen su origen en la medula espinal. Describe la anatomía del cerebro, distinguiéndola de la del cerebelo; diferencia las meninges, el cuarto ventrículo (» asiento del alma «), los plexos coroideos, la confluencia de los senos venosos (Prensa de Herófilo) y el calamus scriptorius. Realiza una descripción completa del ojo: cuerpo vítreo, córnea, coroides y aracnoides.
Destaca la importancia del pulso «que se modifica con las afecciones del cuerpo y del alma», estudia interesantes variaciones de amplitud, frecuencia, tensión y ritmo. Siguiendo a su maestro Praxágoras de Cos, describe la misión tan diferente que tienen las venas y las arterias: » las venas contienen la sangre y las arterias el espíritu vital, el neuma». Sostiene que la intensidad de las pulsaciones se debe al corazón y que ambos, corazón y pulso llevan el mismo ritmo .» (Tratado del pulso).
Siguiendo sus observaciones anatómicas, descubre, en el vientre de las mujeres, dos glándulas que denominó «testículos femeninos». Describió el duodeno y los vasos quilíferos y afirma que el hígado de los hidrópicos «es pequeño y muy duro.».
ERASÍSTRATO. Nacido en el 320, en la isla de Cos, subraya la influencia que tienen sobre el desarrollo intelectual las circunvoluciones cerebrales, » mucho más numerosas en el hombre que en los animales «. Sitúa el alma en el cerebelo y el bulbo » porque si a un animal se le hiere en esta región, cae fulminado «. Distingue dos clases de nervios: «los que ordenan el movimiento de los músculos, nervios motores, y los que conducen las sensaciones al cerebro, nervios sensitivos.».
Durante mucho tiempo se pensó que la tráquea era una arteria (de allí su denominación de traqueoarteria). Se sostuvo, más tarde, que era el camino que seguían los alimentos para refrescar el pulmón. Erasístrato desmintió estos dos errores.
Son interesantes sus aportes sobre la fisiología cardíaca; demuestra que el corazón está formado por dos partes que no se comunican entre sí (el corazón derecho y el corazón izquierdo) y que cada mitad controla una circulación diferente: la que parte del corazón derecho es la de la sangre y la que lo hace del izquierdo es la del espíritu o neuma.
La sangre, que «es le jugo de los alimentos digeridos». va del estómago al corazón por la vena cava. Después el corazón la envía a los pulmones por la arteria pulmonar,»la arteria que parece vena». El aire, después de pasar de la tráquea a los pulmones, llega al corazón por la vena pulmonar, » la vena que parece una arteria», al nivel de la aorta, donde aparece el neuma, el espíritu. «A nivel de las arterias, el neuma acaba por llegar hasta los vasos más finos, que comunican las arterias con las venas. En dicho lugar, el espíritu pasa a la sangre.».
De tiempo atrás los cirujanos habían señalado el hecho de que, en el ser viviente, los vasos están llenos de sangre y que, en el cadáver, al contrario, ciertos vasos solo contienen aire (las arterias). Había una doble contradicción: de una parte, un mismo vaso puede contener dos sustancias, la sangre y el aire; de otra, una sola sustancia llena todos los vasos, la sangre, impidiendo comprender el papel del aire en el cuerpo humano y si es que existían otros canalículos por donde ésta pudiese circular. Esta doble contradicción parecía irreductible.
Erasístrato había admitido que si las arterias llevan sangre es porque, en el mismo momento de abrirlas, el aire escapa de ellas y se llenan con la sangre que afluye de las venas vecinas. Erasístrato aplica a la fisiología del cuerpo humano el principio aristotélico: «La naturaleza tiene horror al vacío». Por este horror. La vacío explica todas las funciones humanas: la digestión, la deposición, la respiración, la circulación y las hemorragias debidas a lesiones de los vasos. En la digestión, los alimentos sólidos y líquidos pasan al esófago y de allí al estómago, que los tritura, gracias al neuma. La bilis les ayuda a pasar al intestino, mientras que los líquidos van a la vejiga.
Como se ve, Heròfilo y Erasístrato han llevado a cabo, en medicina, la renovación que otros sabios alejandrinos aportaron a la astronomía, las matemáticas, la gramática y la crítica histórica.
Gracias a la ayuda de gobernantes amigos de las ciencias y libres de prejuicios, la anatomía y la fisiología progresaron en poco años, en Alejandría, más que en dos mil años en todo el mundo conocido.
Alejandría, fundada por Alejandro Magno en el 332 a J.C., puerto del mediterráneo, en la vertiente noroccidental del Nilo, llegó a ser la capital de Egipto, suplantando a la antigua Memfis. Fue una de las más grandes ciudades del mundo antiguo, así como el centro más importante y floreciente de la cultura helenística.
Referencia bibliográfica:
Soubiran, André y De Keaney, Jean. Le joournal de la Medicine (El Diario de la Medicina) PEV -Iatros. Ediciones Ltda. (Editado por Bayer).
Tomado de: Oficina de Comunicaciones, Información y Prensa ASMEDAS Antioquia