Gasolina y prioridades

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Tomado de: Oficina de Comunicaciones, Información y Prensa ASMEDAS Antioquia

Por: Médico asmedista Juan Fernando Uribe Duque (foto)
Escritor, poeta

Es muy fácil culpar al actual gobierno del aumento del precio de la gasolina y tal vez del índice inflacionario que se avecina. En menos de dos meses ya los críticos se rasgan las vestiduras mientras los medios aliados a la oposición incendian y alimentan con ejemplos ridículos una supuesta falta de competencia e improvisación.  La Ministra de Minas y Energía es un claro ejemplo donde, por un error de dicción, todo el mundo se le vino encima a sabiendas que es una funcionaria altamente capacitada y conocedora a plenitud de la realidad energética mundial.

Sucede que la conciencia cambió y el modelo conservacionista basado en energías limpias se impone exigiendo un decrecimiento en el manejo de recursos fósiles.  Parece que nos negáramos a entender lo que la ciencia ya ha demostrado.  ¿Que sería de Colombia en cincuenta años de seguir como vamos?  Un país en guerra, segregado, con el 40% de la población en crisis alimentaria, los recursos amenazados, una corrupción que ya llega a escenarios surrealistas donde se tienen que desalojar edificios para evitar ser destruidos en un efecto dominó por la amenaza de aquellos que fueron construidos por ladrones como castillos de naipes.

Un país con una deuda fiscal cada vez más impagable, con un aparato industrial precario, con un índice de analfabetismo funcional de casi el 50%, sin conectividad, sin agua potable, plagado de concesiones mineras que amenzan bosques, páramos y acuíferos. Una terrateniencia impía, deforestadora, en donde es más importante el bienestar del ganado que la población circundante sin tierra y comida, muchas veces padeciendo las inclemencias de un cambio climático que los inunda o los atropella con sequías e incendios.

Hablar de un narcotráfico salvaje sin control que todo lo permea y que aboga por ser legalizado para optar por una paz estable dentro de la tragedia social que engendró, es un interrogante que sólo acepta una solución: LA PAZ, como tema de inobjetable importancia.

Colombia es un país extraño, tan hermoso como atípico, lleno de luz y sombras.

No es el desarrollo económico de una clase financiera lo que jalona el país, pues este sólo es un índice de la inequidad y el contrasentido de un neoliberalismo que raya con el límite de una inviabilidad sin retorno.

En una neocolonia como la nuestra, infradesarrollada y dependiente, ya las mentiras de una clase dirigente que se enriqueció robando, despojando y vendiendo al país a las apetencias de las multinacionales y de los capitales golondrinas o, lo que es peor, a los hartazgos por quedarse con nuestros recursos sin importar los daños ecológicos, no convence y no cotiza.

El gobierno ha sido claro y empático al establecer prioridades, y las más importantes, las básicas, son dos: LOGRAR LA PAZ CON EL NARCOTRÁFICO Y ATENUAR EL HAMBRE de 22 millones de compatriotas.

 

Tomado de: Oficina de Comunicaciones, Información y Prensa ASMEDAS Antioquia

 

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