La situación del sector salud del departamento de Antioquia no es muy diferente a lo que sucede en el resto del país

Tomado de: Oficina de Comunicaciones, Información y Prensa SMEDAS Antioquia

La pobreza agudizada por la pandemia y el encarecimiento de los alimentos han hecho que gran parte de la población no pueda acceder a una alimentación adecuada. Según el DANE, el 39.3% de la población colombiana vive por debajo de la línea de pobreza, con ingresos que no alcanzan para cubrir una canasta básica de alimentos. El 25% de los hogares solo puede recibir dos comidas al día y el 14% solo puede comer una vez al día. En nuestro departamento hay regiones que viven una situación aún más dramática.

En mortalidad infantil tenemos cifras, por mil nacidos vivos, realmente escandalosas: en 2021 en Puerto Berrío (13.3), Caucasia (11.6), El Bagre (14.4/), Nechí (17.5), Zaragoza (23.3), Mutatá (15.3), Turbo (18.1), Segovia (12.1), Dabeiba (39.4), Frontino (29.4), Yarumal (18.8); esta situación amerita una atención especial por parte del ministerio. En mortalidad materna se destacan Turbo con siete muertes maternas en 2021 (lo que equivale a 218 por 100.000 nacidos vivos) y El Bagre con tres muertes maternas (287.9 por cien mil nacidos vivos). Por EDA (enfermedad diarreica aguda) murieron 20 niños menores de cinco años en el 2021, la subregión de Urabá aportó casi la mitad de los casos (9) de los cuales 4 se presentaron en Turbo y 3 en Mutatá. En muertes por IRA (infecciones respiratorias agudas) en menores de cinco años, tuvimos 41 fallecimientos en el departamento, de los cuales la cuarta parte se presentó en la subregión de Urabá mientras que en Turbo se presentaron seis fallecimientos (16%), la mitad de los que se presentaron en una ciudad quince veces más grande (Medellín) y que concentra las IRAS graves cuando son remitidas a un tercer o cuarto nivel de atención.

Como puede apreciarse, es un imperativo intervenir, desde el punto de vista sanitario, regiones que han sido azotadas tradicionalmente por la violencia y que tienen una gran población fluctuante, con un territorio extenso y con dificultades de acceso a las cabeceras municipales, (escasez de vías), por demás ricas en recursos naturales, tierras fértiles, pero con concentración de economías depredadoras del ambiente y explotadoras de la fuerza laboral (minería, narcotráfico, monocultivos agroindustriales, madereras, ganadería extensiva, etc.).

La situación financiera de los hospitales públicos es dramática; se estima que a las ESE del departamento se les adeuda una cifra cercana a los 1.1 billones de pesos; se destaca la cartera con el Hospital General de Medellín que asciende a 227.400 millones de pesos, con un deterioro acumulado de 50 mil millones y una cartera de difícil recaudo de 125 mil millones; también está la cartera de la ESE Metrosalud que, a la fecha, llega a 63 mil millones de pesos, con un deterioro acumulado de 16 mil millones y unas cuentas de difícil recaudo de nueve mil millones; en el área metropolitana, la ESE Marco Fidel Suárez del municipio de Bello tiene una cartera de 31 mil millones de pesos, con un deterioro acumulado de 18.600 millones de pesos y una cartera de difícil recaudo de 21.400 millones. Hay que considerar, además, otras IPS que se constituyeron bajo la figura de corporaciones de carácter privado a pesar de que la composición de su capital es enteramente pública, tales como la IPS Universitaria (actualmente Hospital Alma Mater de Antioquia), con una cartera total de 191.000 millones de pesos de la cual 91.000 millones corresponden a entidades en liquidación; y también el Hospital Infantil Concejo de Medellín, con una cartera total de más de 268.000 millones. Adicionalmente, vale la pena mencionar que, en el departamento, 31 hospitales públicos presentaron un plan de saneamiento fiscal y financiero ante el Ministerio de Hacienda por encontrarse en un riesgo financiero alto y contamos en Antioquia con 102 municipios en sexta categoría con 10.000 o menos habitantes que hacen inviable financieramente por vía demanda los hospitales de dichos municipios.

Los problemas de iliquidez, generados por una cartera que crece día a día, llevan a los hospitales públicos a escasez de insumos y desabastecimiento en muchos de sus servicios, poniendo en riesgo la salud e, incluso, la vida de muchos pacientes. Además, muchos hospitales, ante la crisis financiera, optan por recortar la planta de personal o no nombrar las vacantes existentes, medida que dificulta el acceso de los pacientes a una atención oportuna y con calidad en los servicios de urgencias, consulta externa y hospitalización. En general, la infraestructura de la red pública hospitalaria pasa por momentos muy difíciles, la falta de mantenimiento es la regla general y la obsolescencia en equipos y tecnologías es notoria.

A esta crítica situación financiera se suma el imperio de las bandas criminales en regiones como Bajo Cauca, Urabá, norte del Valle de Aburrá, en donde estos grupos ilegales han cooptado las juntas directivas de los hospitales para apropiarse de los recursos de la salud mediante contrataciones irregulares y que obstaculizan con mucha frecuencia las actividades de promoción y prevención en las zonas apartadas mediante la intimidación y las agresiones a la misión médica.

El talento humano en salud vive una de las situaciones más difíciles del país. Aproximadamente el 70% de los trabajadores de la salud que laboran en los hospitales públicos, se encuentra vinculado por empresas tercerizadoras o mediante contratos de prestación de servicios, mal remunerados, en muchas ocasiones cotizando a la seguridad social por cuenta propia y con un salario base muy por debajo de lo realmente devengado; con atrasos, hasta por varios meses, en el pago de sus salarios y, además, se les desconoce el derecho a vacaciones remuneradas y otras prestaciones de ley.

También vale la pena mencionar la existencia de un talento humano, generalmente especializado, cuya remuneración depende de los eventos facturados, lo cual genera un estímulo perverso por facturar, relegando a un segundo plano, en algunas ocasiones, las necesidades de los pacientes y sometiéndose a largas jornadas en varias instituciones por lograr una gran facturación que le permita llevar un tren de gastos de acuerdo a sus expectativas, sacrificando el tiempo necesario de descanso y sometiendo a un riesgo injustificado a sus pacientes al laborar jornadas extenuantes en diferentes instituciones.

La situación del talento humano en salud requiere una pronta y justificada intervención que lleve a formalizar su vinculación mediante un contrato de trabajo con todas las garantías y prestaciones sociales de ley.

 

JUNTA DIRECTIVA
ASMEDAS Antioquia

 

Tomado de: Oficina de Comunicaciones, Información y Prensa SMEDAS Antioquia

 

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