Doctor Albert Schweitzer

Una serie de médicos escritores

Tomado de: Oficina de Comunicaciones, Información y Prensa ASMEDAS Antioquia

Por: Médico asmedista Roberto López Campo (foto)
Neumólogo
Ex integrante Taller de Escritores de ASMEDAS Antioquia

Este médico, hijo de un clérigo protestante, nació en la ciudad de Kayserberg, Alsacia, y pasó su infancia en Gunsbach, donde su padre era pastor. Desde muy temprana edad aprendió a tocar el órgano y llegó a ser un notable interprete de J.S. Bach.

Realizó sus estudios de Teología en la Universidad de Estrasburgo, y se doctoró en Filosofía en el año de 1.899. Ocupó el cargo de Vicario adjunto en la Iglesia de San Nicolás, en Estrasburgo. En el año de 1.903 asumió la dirección del Seminario de Teología de la Universidad de Estrasburgo.

A los 30 años de edad decidió estudiar medicina, cuando se enteró de que la Sociedad de Misiones Evangélicas buscaba médicos voluntarios para ejercer en Gabón (África Ecuatorial francesa). Finalizados sus estudios médicos en 1911, viajó a Gabón en el 1913.  Se estableció en Lambaréné, junto al río Ogowe, donde inició la construcción del hospital que lo haría célebre.

La guerra interrumpió su trabajo. Debido a su nacionalidad alemana, los franceses lo confinaron a un campo de prisioneros hasta el año de 1918. Una vez libre, se instaló en Lambaréné, en plena selva, y continuó su labor de construir un hospital, gracias a los dineros recaudados con sus conciertos de órgano en Europa, y la venta de sus libros. En Lambaréné permaneció hasta el año de 1942, dedicado al cuidado de los africanos enfermos.

En 1952 ingresó a la Academia de Ciencias Morales y Políticas de París y, en el mismo año, le fue concedido el Premio Nobel de la Paz. Fue un crítico permanente del uso de las armas, denunció el peligro atómico y reclamó, con vehemencia, el fin de las pruebas nucleares.

Autor de varias obras literarias, entre las cuales se destacan: La Filosofía de la religión en Kant (1899), J.B. Bach, el músico-poeta (1899); “Paz en la guerra atómica” (1958) y “Mi vida y mi pensamiento” (1960).

Aunque el espíritu misionero influyó en la obra de Schweitzer, trascendió, intelectualmente, la predicación de la fe y subrayó, frente a otras personalidades religiosas, el valor primario de la razón. Defendió un principio ético como base del progreso y capaz de armonizar las acciones con el pensamiento del hombre civilizado. Para Schweitzer, ese principio ético universal se expresa en la fórmula: “Respeto por la vida”. “Será bueno todo lo que contribuya al mantenimiento, promoción y mejora de la vida; el principio del mal anida en las acciones que menoscaban la dignidad del hombre o destruyen la vida”.

En Lambaréné fue no solo un médico y un excelente organizador, sino el amparo espiritual de los enfermos y de sus familias.

Allí luchó, denodadamente, contra las enfermedades predominantes en la región, tales como la lepra, la enfermedad del sueño, el paludismo, la disentería.

Por razones éticas no quiso abolir las convenciones y organización social de los aborígenes, convencido de que la civilización europea podía provocar estragos en las sociedades primitivas.

El Hospital de Lambaréné, hasta la muerte de Schweitzer, siguió y sigue siendo, ante todo, una aldea africana, en la que los enfermos se sentían integrados.

Albert Schweitzer, médico, músico, filósofo, es un claro ejemplo de una iluminada vocación, plena de fe y esperanza, en procura de un mundo mejor.

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Bibliografía:

Madrilejos Mateo (Historiador–Periodista). L.  Los Premios Nobel. Vol.IV. Edición Orbis. 1.982

 

Tomado de: Oficina de Comunicaciones, Información y Prensa ASMEDAS Antioquia

 

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