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Tomado de: Oficina de Comunicaciones, Información y Prensa ASMEDAS Antioquia
Por: Médico asmedista Juan Fernando Uribe Duque (foto)
Escritor, poeta
En un país con una guerra crónica y endémica como es Colombia, la inversión extranjera la hacen grandes corporaciones extractivistas y depredadoras (minería a gran escala y de recursos fósiles, maderables, agua y oxígeno); la inversión en agroindustria es muy poca y las demás no tienen un porcentaje representativo. Colombia es punto central de las apetencias por agua y oxígeno de las grandes potencias, además de ser el primer productor mundial de cocaína mal refinada y, por lo tanto, generador de grandes recursos para la DEA por sobornos y negociados con los grandes carteles, cuyo dinero financia ejércitos mercenarios en las guerras trasnacionales.
El supuesto desarrollo del país, del que el presidente Duque se ufana, es debido a una dinámica patológica en una economía narco dependiente que sostiene una estructura corrupta de políticos y áulicos de los grandes capitales derivada del lavado de activos y multinacionales, ya que de los impuestos que pagamos cumplidamente los colombianos de clase media, 55 billones de pesos se quedan en manos de políticos corruptos que cada tiempo arman sus equipos para saquear el erario y luego tratar de entrar al anonimato con un buen botín (muchos de ellos irónicamente querían ser presidentes de pañuelito color rosa enarbolando el tricolor estampado en una mata de marihuana).
El cuadro es absurdo, casi ridículo y ofensivo. El engaño crea sus propios cultores, y también presidentes como el muchacho que ya termina (gran comunicador, «avispao» como decimos en Antioquia, con la dosis de cinismo narcisista tan necesaria), que hace que los incautos que lo escuchan crean que estamos viviendo en un paraíso lleno de oportunidades y dicha (basta un sobrevuelo por el norte de Antioquia y las llanuras de Córdoba para ver con tristeza el deterioro ecológico por la minería ilegal y los grandes latifundios improductivos con algunas vaquitas bajo la sombra).
La clase media colombiana se conforma con el paseíto semanal por el centro comercial más cercano para sentirse en un paraíso de fantasía y consumo, o bien en la finca del amigo rico, o en la clínica bonita cuando tenemos con qué pagar un servicio de salud privado. Ilusiones propias de los habitantes de un país con el desarrollo raquítico derivado de la cultura de la guerra y la corrupción. Un árbol con dos o tres ramas más o menos vigorosas y, de resto, todo un follaje mustio, seco y podrido…
Tomado de: Oficina de Comunicaciones, Información y Prensa ASMEDAS Antioquia