Contra el odio, el miedo y la indiferencia

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Tomado de: Oficina de Comunicaciones, Información y Prensa ASMEDAS Antioquia

Por: Médico asmedista Alejandro Hernán Quintero Galeano (Foto)
Ginecoobstetra

Existen tres sentimientos paralizantes del avance de la humanidad, ellos son el odio, el miedo y la indiferencia. Las sociedades se han estructurado en jerarquías en donde las élites de cada época han influido en su población para mantenerla bajo control y ellas continuar disfrutando del poder. Las formas de control poblacional han sido a través de la ley con los sistemas de justicia, la fuerza con los cuerpos militar y policial y, muy importante, el componente ideológico, dentro de este, uno de los mecanismos principales ha sido instaurar en la población general el miedo al cambio, la indiferencia a la situación social-colectiva y el odio a los diferentes, aquellos con diferente forma de pensar y actuar no acorde con la del sector dominante.

Colombia, en sus más de 200 años de república, a través de sus élites ha instaurado a cabalidad esos principios de dominación en la población. Nuestras élites políticas se han asegurado que el pueblo al que dominan no se les salga de control bajo los tres mecanismos: la fuerza, la justicia y el ideológico. Hoy nos encontramos en una situación coyuntural trascendental, somos el segundo país más inequitativo de América Latina, nuestro índice de pobreza es del 40%, vulnerables 31% (71% en total), la población rural es pobre o vulnerable en el 89,9% (según el DANE); la informalidad laboral es del 48%, somos el país más peligroso para los líderes ambientales, el país de mayor número de desplazados internos; los asesinatos de origen político, las masacres y los llamados “falsos positivos” no dan tregua. Según INDEPAZ, desde el 2020 hasta ahora llevamos 231 masacres con 877 víctimas 1.

Frente a este oscuro panorama, hoy existe la posibilidad democrática y electoral de cambiar la situación, pero nos enfrentamos con la barrera ideológica instalada en la mente de muchos de nuestros compatriotas: el miedo al cambio (incentivado a través del castro-chavismo, socialismo del siglo XXI, expropiación, etc.), la indiferencia (para que votar si todos son lo mismo, mejor no voto) y el odio irracional (en este caso al candidato Gustavo Petro y a Francia Márquez).

Transcurrida la primera vuelta presidencial, queda claro que las/los ciudadanas/os colombianos han rechazado mayoritariamente la gestión del gobierno Duque, con su coalición CD, partido Conservador, partido Liberal, partido de la U, Cambio Radical; le ha dicho NO a la corrupción, NO a los expresidentes Pastrana, Gaviria y Uribe y a sus maquinarias electorales (todos ellos fueron los grandes derrotados de esta contienda), lo que denota un gran avance como país.  Sin embargo, salta a la vista una situación compleja, la del señor Rodolfo Hernández, un personaje salido inesperadamente del mundo de los negocios, con discurso contradictorio, improvisado, primario y agresivo.

Tal vez la contradicción más sobresaliente del discurso de Hernández es autocalificarse como candidato anticorrupción cuando en la actualidad la fiscalía adelanta una investigación por corrupción en su contra; fuera de ello, son múltiples las declaraciones públicas que el señor ha dado donde queda claro su talante: autoritario -de corte fachista- (no en vano se declaró admirador de Hitler) exponiendo, por ejemplo, en entrevista con una periodista nacional que, en caso de llegar a la presidencia, decretaría la conmoción interior con el fin de agilizar sus proyectos; además de dejar ver su talante machista, misógino, clasista, explotador, utilitarista, homofóbico y xenófobo.

Como era de esperarse, la coalición uribista, después de su derrota, inmediatamente dio su respaldo al ingeniero, empezando por su candidato Fico, quien rápidamente le endosó sus votos (y a sus seguidores) haciendo una declaración sucinta en contra de su vencedor, del verdadero cambio propuesto para Colombia, representado por el Pacto Histórico PH en cabeza de Gustavo Petro y Francia Márquez. Es sabido que, con tal de no agonizar, esas élites corruptas, acudirán a esa campaña para bregar a recuperar algo de lo que ya la ciudadanía colombiana les ha dicho que NO este 29 de mayo; y, por el otro lado, sus bases bien entrenadas en el odio irracional infundado, con tal de derrotar a Petro, se desplazarán sin el más mínimo análisis de la situación.

La pregunta que surge es: ¿Cuál es el país que deseamos la mayoría de las/los colombianos?

Las respuestas están elaboradas en los programas; resaltamos el del Pacto Histórico por lo concienzudo y seriamente elaborado, pensando en el progreso de todas y todos las/los colombianos 2.

En este se destaca un nuevo manejo de la economía en cabeza del doctor José Antonio Ocampo, de ideología liberal, reconocido tanto a nivel nacional como internacional, exministro de Agricultura, de Hacienda, director del Departamento Nacional de Planeación DNP, secretario ejecutivo de la Comisión Económica para América Latina CEPAL (ningún aparecido, ni castrochavista ni socialista).  Un nuevo manejo de la Justicia en cabeza del doctor Iván Velásquez, gran jurista con alta reputación nacional e internacional; y, así, en cada uno de los ministerios y cargos a designar, buscándose los mejores candidatos para dar cumplimiento al mejor programa para el presente y futuro del país.

¿Cuál es el miedo?

Con la elección de estos personajes como ministros está descartado el cambio del sistema económico capitalista -con lo que asustan los uribistas tanto a toda la población- lo que se pretende es un mayor papel del Estado que regule la economía para alcanzar la justicia y la equidad social, un concepto muy diferente a la estatización y expropiación de todo lo privado.

Las mujeres

El empeño es que las mujeres puedan participar en el manejo del Estado de forma paritaria, sin discriminación, frente a los hombres; la intención es su reivindicación y valoración dentro de los cargos directivos del Estado y de la sociedad. Se propone, incluso, la creación del Ministerio de la Igualdad para las mujeres.

Los jóvenes

Los jóvenes son el futuro del país y, como tal, representan una gran importancia tanto para el presente como para el futuro del país y, por ello, se busca su acceso a la educación superior universal pública gratuita que asegure su desarrollo personal y profesional. Una educación pública con calidad que se comprometa con las soluciones que requiere el país.

Estado Social de Derecho

Cumplir con las premisas de la Constitución de 1991, hacerlas realidad, significa hacer realidad el cumplimiento de los derechos civiles y políticos, económicos, sociales, culturales, de género y ambientales para toda la población colombiana.

El trabajo digno

Se quiere incentivar aumentar los puestos de trabajo y con ello la formalización laboral, eliminar la intermediación y los contratos basura para, a través del contrato laboral, incentivar los derechos.

Salud y pensiones como derecho

Hoy en nuestro país se ha instituido la salud y las pensiones como mercado privado, para el beneficio de grandes grupos económicos; la propuesta es pasar a un sistema público-privado que permita el cumplimiento del derecho a la salud para toda la población colombiana; ello implica el fortalecimiento de la red pública y el fortalecimiento de la medicina preventiva. El trabajo digno se aplicará también a todo el personal de salud, que ha sido fuertemente castigado por la intermediación laboral, los contratos de prestación de servicios y a través de diversas figuras como el contrato sindical.  Se busca contratos dignos y estables con una remuneración digna para todas y todos.

Medio ambiente

El cuidado del medio ambiente, el cambio gradual del modelo extractivista, el no al fracking, el cuidado de nuestros recursos naturales, el incentivar las energías limpias, hacen parte de la importante y responsable propuesta.

Multiculturalidad

Colombia es un país pluricultural y pluriétnico; su reconocimiento implica el respeto a las diferentes culturas, su posibilidad de autonomía, de integración y de participación en las decisiones de la vida nacional.

La paz

El derecho a la paz y a la vida de sus ciudadanos es el fin supremo del Estado. Cumplir con el acuerdo de paz, convocar a los grupos restantes, ELN, disidentes, para evitar más muertes, masacres y hacer de Colombia una potencia de la vida y vivir sabroso, es un eje central de la propuesta.

¿Qué más esperamos?

La posibilidad de cambio está en nuestras manos, es más posible que nunca antes en la historia de nuestro país; únicamente se requiere acudir a depositar nuestro voto.

Hago una invitación cordial a vencer esos tres sentimientos que nos han entronizado y nos paralizan como sociedad: el miedo, el odio y la indiferencia. Vamos a recoger cada uno de los 2 millones de votos que nos hacen falta para lograr el triunfo este 19 de junio.

Hay que conversar y convencer al familiar, al amigo, el vecino, al compañero, la compañera, las/los abstencionistas, loas/los indiferentes, todos a la carga por el país de nuestros sueños y, una última cosa, ojo con la Registraduría, vigilemos y hagamos cumplir nuestra voluntad.

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1. https://indepaz.org.co/informe-de-masacres-en-colombia-durante-el-2020-2021/

2. file:///C:/Users/user/Downloads/Programa%20de%20Gobierno%20Gustavo%20Petro_.pdf

 

Tomado de: Oficina de Comunicaciones, Información y Prensa ASMEDAS Antioquia

 

4 comentarios en «Contra el odio, el miedo y la indiferencia»

  1. Alejandro Hernan sigue usted consignando en las páginas de Asmedas el acontecer político propio de quienes seguimos la Medicina Social y los Determinantes Sociales de la Salud. Pero no sólo describiendolos sino llamando a hacer fila en torno a quien mejor lo ijterpreta:Gustavo Petro

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  2. Sin ninguna duda Gustavo Petro es uno de los hombres mejor pensantes en el mundo, y a logrado llegar a la mejor propuesta nunca imaginado y sabemos que es sólo que le demos la oportunidad para un mejor país.

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Responder a beatriz elna arroyave pulgarin Cancelar la respuesta