Surgimiento de la Policlínica Municipal
Tomado de: Periódico El Colectivo, edición #69
Diciembre de 2021
Por: Médico Félix Orlando Giraldo Giraldo (foto)
Para principios del siglo 20, segunda década, Medellín tenía una población aproximada de 70.000 habitantes y la accidentalidad se había incrementado no solo por las caídas de caballo y mula, sino por la llegada de los primeros automóviles. Además, las peleas callejeras producían traumas físicos ocasionados tanto por armas cortopunzantes como de fuego.
El doctor Jorge Sáenz era el Médico Municipal de Medellín en 1912. Los pacientes heridos se atendían en el lugar de los hechos o en sus casas. El médico se desplazaba hasta las casas de los enfermos a caballo o en su automóvil. Ante el aumento de los heridos, solicitó al Concejo de Medellín un espacio para su mejor atención. Se le asignó un local conocido como ‘La Oficina de Accidentes’, inaugurada el 1° de abril de 1913 y funcionó cerca de la antigua plaza de mercado. Tuvo como ayudante al doctor José Vicente González. Dicha Oficina empezó a atender el trauma por accidentes de tránsito, heridas y a quienes consultaban por distintas enfermedades.
Con la llegada de los primeros carros, éstos tenían que competir con los caballares y el tranvía; eran muy pesados y debían transitar por estrechas y empedradas calles, causando el rompimiento de las tuberías. Ambos médicos fueron los pioneros e iniciadores del manejo del trauma en la ciudad. Medellín tenía una mortalidad de 24 por 1000 habitantes, superior a las más grandes ciudades del mundo. Es de anotar que para esa época no existía triaje, no se aplicaban sueros intravenosos y la mayoría de pacientes se morían cuando eran graves las lesiones. La Oficina trabajaba las 24 horas del día, así: de día, lo hacía el doctor Jorge Sáenz y, de noche, el doctor González.
La anestesia era con cloroformo y aún no teníamos los relajantes musculares. El médico simultáneamente aplicaba la anestesia y atendía al paciente. Sáenz renunció a la Oficina de Accidentes y sugirió la creación de la ‘Oficina de Medicina Legal’, que evaluaría las causas criminales y haría valoración de la prueba, convirtiéndose así en gran auxiliar de la Justicia.
Policlínica Municipal en reemplazo de la Oficina de Accidentes
Ante la urgente necesidad de brindar una mejor atención tanto en la especialización clínica como quirúrgica, el Concejo de Medellín creó la Policlínica Municipal en 1926. Inicialmente funcionó en una casa de tapia y tejas en la plazuela Uribe Uribe (Palacé con Pichincha), con servicios de obstetricia, ortopedia y pediatría. Atendía pacientes en la Clínica Médica y a los heridos en la Clínica Quirúrgica.
La Policlínica, que funcionaba todo el día, tenía este personal: un médico, dos practicantes y un portero. Este último amanecía en el sitio, cuidaba a los enfermos, hacía las labores de aseo y obedecía las órdenes del médico y los practicantes. Los pacientes se iban para su casa para allí lograr su recuperación, pues no existía hospitalización.
En 1927, el doctor Pedro Nel Cardona laboraba en la Clínica Quirúrgica. En esta se reformó la sala de operaciones y fue traída desde Francia una mesa de operaciones; se tenía esterilización quirúrgica y un ayudante. Se compraron dos catres o camas de hierro y los pacientes podían permanecer allí, pues ya se contaba con enfermería.
En 1935, en un trágico accidente, se incendió el avión Ford F-31 donde viajaba el famoso cantante de tangos Carlos Gardel, quien murió incinerado. Muchos heridos fueron trasladados a la Policlínica, pero ésta no tenía la capacidad para atender desastres. A partir de allí, se pensó en diseñar políticas de atención de desastres y la unión de académicos y políticos permitió que en marzo de 1936 la Policlínica Municipal fuera trasladada al Hospital San Vicente de Paúl, donde se empezó a atender a los pacientes más graves.
Por acuerdos previos para su funcionamiento, el Hospital San Vicente se beneficiaría económicamente y el Municipio de Medellín pagaría los costos; el Departamento de Antioquia aportaría el espacio y la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia, con sus profesores, tendría un hospital universitario para la formación clínico-quirúrgica de sus estudiantes. La Policlínica funcionó en el sótano de media pensión del Hospital y fue el único que poseía el servicio de emergencias de la ciudad y atendía a cualquier persona sin discriminación alguna. Para 1937 ya existía una rotación de Internos cada quince días.
La Policlínica Municipal fue el gran centro de formación de los futuros médicos. Fue un hospital de guerra: sus pasillos eran ocupados por heridos por botellas, armas de fuego y cortopunzantes que se sumaban a los intoxicados. Tenía una sala para mujeres y otra para hombres, que en altas camillas tenían sus acompañantes de pie y se hacían las rondas clínicas y quirúrgicas varias veces al día. En el fondo de la edificación existió una sala de suturas donde los estudiantes íbamos con gran deseo y ganas de suturar a los heridos y quienes nos enseñaban eran los médicos internos. Fungir de médico interno significa que teníamos que aprendernos muy bien las historias clínicas, escritas a mano y muy completas, pues los profesores eran bastante estrictos con nuestra formación médica y humanista y, debo enfatizar que, como médicos, tuvimos un maravilloso entrenamiento para alcanzar la habilidad no solo en diagnósticos sino en los procedimientos clínico quirúrgicos.
Hoy, la Policlínica ya es una sección muy importante del Hospital Universitario San Vicente Fundación, centro de formación e investigación en salud de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia y referente para el manejo del trauma y urgencias clínico quirúrgicas en general, pues cuenta con suficiente personal especializado y tecnológico para la formación de pre y postgrado en Medicina. Pero, contrario a todo lo esperado, con el arribo de la Ley 100 de 1993, la atención médica se lleva a efecto por intermediación financiera por parte de las mal llamadas Empresas Prestadoras de Salud, EPS, cuya finalidad es el lucro y la negación de servicios de consulta clínico-quirúrgica, hospitalización, tratamiento y ayudas de imagen y laboratorio.
Tomado de: Periódico El Colectivo, edición #69
Diciembre de 2021