Qué es ese asunto de ‘vivir sabroso’

Tomado de: Facebook de Vivian Ospina Tascón

Por: Vivian Ospina Tascón (foto)
Psicóloga y estudiante del doctorado en Antropología de la Universidad del Cauca

Leí una intelectual prestante de nuestro país mofarse del «vivir sabroso», lo equiparó al «realismo mágico», lo banalizó a una dimensión del folclore.

Sí, a veces los intelectuales también pueden ser chatos de pensamiento. La antropología, a diferencia de otras disciplinas, tiene una hermosa tradición que se disputa la posibilidad de recoger conceptos en la vida (A quien le interese puede remitirse al vasto trabajo del colombiano Luis Guillermo Vasco). Los conceptos no solo residen en la cabeza de los académicos, en nuestros libros y en nuestras extrañas maneras de crear «inteligibilidades» (¿pensar esto sería una suerte de clasismo académico?).

Conceptualizar no es un privilegio de la academia. Las comunidades tienen modos epistémicos propios. Hace años, cuando escuché a Francia Márquez, y me adentré en las profundidades de la «ética del vivir sabroso» y del «buen vivir», lo encontré auténticamente transgresor.  Me gusta como piensa Francia, me gusta que la ética del vivir sabroso transgreda la perversión «de la buena vida» que nos instala en la idea de que el valor supremo de la vida es producir para consumir y que ha censurado el tiempo libre para el detenimiento, para encontrarnos, el tiempo para comadrear, para crear, contemplar, pensar, para cuidar(nos).

No se puede criar la vida y cuidar, amplificar la sensibilidad, en la sensación del «no tengo tiempo».  La ética del «vivir sabroso» transgrede ese sentimiento profundo de estar en falta (culposo por demás) que nos instala esa obsesión por el «progreso».

Ojalá nos transgreda la soberbia intelectual también.

 

Tomado de: Facebook de Vivian Ospina Tascón

Le invitamos a leer:

La filosofía de Vivir sabroso.    Por: Ángela Emilia Mena Lozano y Yeison Arcadio Meneses Copete