“El médico, por naturaleza, debe ser un humanista, ya que permite la comprensión del hombre en situaciones de fortaleza y debilidad, lo cual equivale a decir tanto en su salud como en su enfermedad”.
Federico Ortiz Quesada, MD.
Tomado de: Oficina de Comunicaciones, Información y Prensa ASMEDAS Antioquia
Por: Médico asmedista Roberto López Campo (foto)
Ex integrante Taller de Escritores ASMEDAS Antioquia
La excesiva tecnificación, las especialidades exageradas, la tendencia creciente a la comercialización, el desarrollo de la industria de la salud y la burocratización de la medicina, que convirtió al médico en un trabajador asalariado, han llevado, en cierta forma, al médico a la pérdida de la práctica médica humanística.
La excesiva especialización y la tecnificación de los últimos años parece haber relegado a un segundo plano al ser humano, razón principal de la existencia. Ha desviado la atención del médico de lo social e individual, dándole prioridad a la medicina tecnológica.
Hemos olvidado la sentencia hipocrática acerca de la reflexión en el desempeño de la práctica médica, dándole mayor importancia a los resultados de la tecnología, cuya utilidad no podemos negarla.
Evitemos deshumanizar la medicina. La aceptación de lo humano en el otro es la aceptación de lo humano en uno mismo. El enfermo no es ni debe ser considerado objeto de estudio. Ello sería rebajar su valor como ser humano, viviente y pensante. El paciente es, con todos sus derechos, sujeto de estudio.
El encuentro médico-enfermo significa la concurrencia de dos sujetos que se acercan con un propósito común: Disminuir sus dolencias y restablecer la salud corporal y, con ello, cómo negarlo, tener mayor tranquilidad mental.
El médico, además de combatir el dolor, la enfermedad y la muerte, tiene también la responsabilidad de resolver el significado del sufrimiento, en tanto es interpretado por el paciente.
Tomado de: Oficina de Comunicaciones, Información y Prensa ASMEDAS Antioquia