Tomado de: Oficina de Comunicaciones, Información y Prensa ASMEDAS Antioquia
Por: Médico asmedista Juan Fernando Uribe Duque (foto)
Poeta
Cuando un Estado no es confiable, los dirigentes tienden a apropiarse de las instituciones que en teoría deberían velar por el bienestar de los ciudadanos, convirtiéndolas en fortines de negocios privados en complacencia con las multinacionales y el gran mercado de capitales.
De ahí que en Colombia (Estado no viable por la corrupción y la falta de confianza en sus dirigentes), los distintos grupos políticos aboguen por el negocio, invirtiendo grandes capitales para fortalecerse electoralmente e incrustar en el erario sus aliados para el saqueo y la rapiña: Privatización de la salud, pensiones, educación, minería, etc., manteniendo sobreaguados ciertas institutos y programas de asistencia social de carácter estatal que no demandan grandes inversiones pero que, a la par, politizan sirviendo como fortín electoral.
El fenómeno del caudillismo obedece a la expectativas de la población puestas en personajes carismáticos receptores de utopías; líderes que, además, no permiten que el gran botín que representa el erario quede en manos diferentes a su grupo. Para ello construyen estrategias de manipulación de masas para hacerse a una imagen de mesías, redentores u hombres probos, que combaten el «mal» para restaurar los «valores perdidos», mientras se adueñan, uno a uno, de los negocios del Estado.
El narcotráfico no es un fenómeno aislado y necesita de protección social y económica; además de sus cultivos y laboratorios de procesamiento, requiere de una estructura comercial, de distribución ágil y cómoda, que siga generando grandes rentas y lo consolide como gran negocio y estamento de poder económico y político; crea, por supuesto, su grupo, e impone las condiciones para consolidarse como protagonista fundamental en la vida del país, sirviendo, además, como acicate para mantener guerras que refuercen la imagen de sus líderes que paradójicamente fingen atacarlo. Toda una mascarada de delito y engaño.
Con la captura de Otoniel, otros tantos disputarán el trono con un perfil más bajo y las rentas del narcotráfico se restaurarán silenciosas, sin el afán de una supuesta efectividad de la guerra en su contra. La charada tiene su pauta publicitaria y se hacen necesarios ciertos sacrificios para nutrir las fieras.
Mientras tanto, se aceitan las maquinarias electorales y cada cual vigila el riesgo para no perder el poder en un país estrujado por la corrupción, la violencia y la politiquería.
Estamos asistiendo a una rapiña pre-morten, sin otro pretexto que la lucha por la restauración de la moral y la decencia. Pamplinas.
Tomado de: Oficina de Comunicaciones, Información y Prensa ASMEDAS Antioquia