Sentimientos

Retazos de existencia #3

Tomado de: Oficina de Comunicaciones, Información y Prensa ASMEDAS Antioquia

Por: Médico asmedista Roberto López Campo (foto)
Neumólogo y escritor
Ex integrante del Taller de Escritores ASMEDAS Antioquia

1. Sumido en mi soledad, dejé atrás mis tristezas para atender a mis gratos recuerdos.

2. Cuando ella apareció, después de muchos días de ausencia, sus ojos semejaban un par de lagos en cuyas aguas se reflejaban sus penas.

3. Me fascinaban su rostro, sus cabellos, el tinte de su piel, su felino andar y los efluvios femeninos que dejaba al pasar.

4. Cuando el viento y la lluvia arreciaron, los vidrios de las ventanas se cubrieron de cristalinas lágrimas.

5. Cual si fueras un árbol en otoño, me negaste tu sombra y tu frescura.  Entonces, hube de buscar de protección en otro más fértil y frondoso.

6. Con la camándula en una mano y su misal en la otra, parecía confirmar esa robusta fe que tanto había defendido durante largos años. Fue enorme su impresión cuando ingresó a aquel salón, cuyo ambiente meretricio estaba muy lejano de las puritanas costumbres adquiridos en su entorno familiar.

7. Descansando en el pequeño parque poblado de abedules, observé cómo el viento agitaba la arboleda y el césped se cubría de hojas ya marchitas.

8. En una tarde ardiente y sofocante, los ojos de María se aparecieron como pozos de agua fresca.

9. Sentado en la ribera, permanecí silencioso viendo pasar el raudal cantarín del río.

10. Fue una tarde de mayo cuando volvimos a encontrarnos, después de muchos años. No hubo frases inútiles, sólo un estrecho y prolongado abrazo que conmovió todo mi ser. Han pasado muchos años desde aquella aventura. No niego la llamarada, pero no deseo atizar la hoguera.

11. Deambulando por el bosque, la luna alargaba la sombra de los cipreses que bordeaban el camino, acompañado tan solo de mis recuerdos.

12. Hubiera deseado acariciarla para compensar con mi ternura su angustia y el dolor que padecía, más no me atreví y continué mi camino. Aún arrastraba las cadenas de su desdeñoso abandono.

13. Sus ojos grandes, en los que la soledad de la infancia había impreso un continuo asombro, acrecentaron mis afectos hacia ella. Aquella mirada melosa y brillante de sus ojos había desaparecido. Ahora solo trasmitían tristeza y desilusión.

14. Luis había partido. Un llanto tenue, con paréntesis de silencio, se escuchaba tras la puerta. Era Camila quien sufría por su ausencia.

15. Cuando partimos de la casa de los abuelos, taciturnos nos fuimos por el camino, acompañados tan solo por nuestras sombras.

16. Ante el reproche de que fuera objeto, buscó refugio en su amargado silencio, con la cabeza entre sus manos y la mirada perdida en la distancia.

17. Un sentimiento de soledad me apretaba el alma, cuando ella, que me había engañado, se llegó hasta mí. Sintiendo su presencia a mi lado, la ira se me transformó en congoja.

18. Cual arroyo que se agita en un meandro, daba vueltas y me sentía perdido, pleno de pesada inquietud. Entonces, dejé atrás las tristezas para atender a mis gratos recuerdos.

19. Los juramentos de amor en aquel buque viajero, se esfumarían al llegar al puerto. Otros sueños y otras tentaciones anegarían su alma.

20. Los numerosos arroyuelos que bajaban delirantes de las montañas, al chocar con los peñascos, formaban remolinos lactescentes.

21. Aquellos labriegos labraban la tierra con denuedo, mientras que el fogaje del mediodía encendía sus desnudas espaldas.

22. Cuando llegamos a la playa, el sol ya se había puesto, pero el firmamento aún conservaba un tenue azul veteado de colores.

23. Era domingo, cuando reposando en mi cabaña campestre un aire glacial penetró por la ventana y trajo hasta mí el aroma del bosque cercano.

24. En la esquina callada de la tarde, los dos guardias se la tragaban con la vista. Entre alada y nerviosa, ella continuó su camino por la acera dejando tras de sí el eco del taconeo de su garboso andar.

 

Tomado de: Oficina de Comunicaciones, Información y Prensa ASMEDAS Antioquia