Se realizó el tradicional Encuentro de Egresados de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia. ASMEDAS Antioquia, como organización de Egresados de la Facultad, se congratula con esta celebración
Tomado de: Oficina de Comunicaciones, Información y Prensa ASMEDAS Antioquia
A continuación, transcribimos la intervención del médico Carlos Alberto Romero Botero (foto), miembro de la Asociación Médica de Antioquia ASMEDAS y representante de los Egresados en el Consejo de la Facultad de Medicina:
ENCUENTRO DE EGRESADOS
Facultad de Medicina Universidad de Antioquia
Medellín, 30 de julio de 2021
Buenas tardes.
Doctor Carlos Alberto Palacio Acosta, decano Facultad de Medicina Universidad de Antioquia.
Doctor Carlos Alberto Giraldo Giraldo, representante de los Egresados suplente ante el Consejo de la Facultad de Medicina y representante de los Egresados ante el Consejo Superior Universitario.
Doctor Mauricio Gutiérrez Álvarez, director Programa de Egresados Universidad de Antioquia.
– Doctor Sergio Durán García, representante Asociación de Egresados Facultad de Medicina Universidad de Antioquia.
– Doctor German Enrique Reyes Forero, presidente ASMEDAS Antioquia
– Doctora Ligia Montoya Echeverri, representante de ASMEDAS Antioquia en el Comité de Egresados Facultad de Medicina Universidad de Antioquia.
– Doctor Mario Melguizo Bermúdez, presidente Academia de Medicina de Medellín.
– Doctores Luis Javier Ignacio Castro Naranjo y Domingo Iván Caraballo Gracia, representantes de la Academia de Medicina de Medellín.
– Doctor Ricardo León Álvarez García, gerente Cooperativa Médica de Antioquia COMEDAL.
– Doctor Juan Rodrigo Flórez, representante de la Asociación de Instrumentadores de Antioquia AIDA
– Doctor Carlos Andrés Ruiz Galeano, jefe de pregrado de Medicina.
– Doctora Paula Andrea Jaramillo Marín, jefe de pregrado de Instrumentación Quirúrgica.
– Doctora Paola Elejalde Vidal, jefe de pregrado Atención Hospitalaria.
– Doctora Lina María Vélez Cuervo, jefe de Posgrados Facultad de Medicina
– Médicos, Estudiantes y demás personas que nos acompañan de manera virtual en este acto solemne.
Este encuentro de egresados tiene una significación especial: se celebra en la antesala de la conmemoración del sesquicentenario de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia y en un momento en el que se consolida el sector de los egresados como un verdadero actor de dicha facultad.
Después de la independencia, se desencadenó en Medellín un importante progreso económico, social y cultural, superando a Santa Fe de Antioquia; por esta razón, el 17 de abril de 1826 se reconoció a Medellín como capital de Antioquia. Esto constituyó un incentivo para que en el año 1843 llegaran a la ciudad médicos como Pedro Uribe Restrepo y José Ignacio Quevedo Amaya; en 1853 llegó Manuel Uribe Ángel y en 1862 lo hizo Andrés Posada Arango, generándose un florecimiento del hacer médico, en cuyo marco se establece la Facultad de Medicina en 1871. La institucionalización de los estudios médicos en Antioquia, según el historiador Adolfo León González, comenzó el 14 de diciembre de 1871 con la fundación de la Escuela de Medicina de la Universidad de Antioquia, la cual dio inicio a las actividades académicas en febrero de 1872, con quince alumnos, bajo una notoria influencia de la escuela médica francesa. En 1875 se graduaron los tres primeros médicos. Este hecho trazó el camino.
Los tiempos actuales pusieron en primer plano de la discusión en la facultad, la pregunta por el lugar que ocupan y deben ocupar los egresados. La elección de representantes de los egresados al Consejo de Facultad se ha hecho en los últimos tres años por votación universal, cuando antes se hacía por designación de las juntas directivas de las asociaciones. Es un avance en el propósito de representarse a los egresados uno por uno. Si bien las agremiaciones de los médicos juegan un papel muy importante, no está bien delegarles a ellas el contacto de la facultad con sus egresados. Ahora, las asociaciones sirven de puente entre la facultad y los egresados. Los elegidos para los consejos de facultad, al tiempo se convirtieron en electores de los representantes al Consejo Superior de la Universidad, caso en el que actúan por delegación del estamento respectivo; de esta manera, los egresados inciden en el Consejo Superior. Estos hechos son relevantes puesto que se trata de un colectivo, anteriormente marginal, que se convoca en torno a sus consensos y disensos a tomar una decisión que concierne a un colectivo mayor, como es la universidad, lo que se constituye en una forma de construir representación y, por lo tanto, en una expresión de la democracia.
Pero este es un espacio nuevo. Aunque desde la Ley 30 de 1992 y el Estatuto General de la Universidad de 1993 aparece el tema, la universidad ha girado alrededor de profesores y estudiantes. Los egresados han tenido una presencia variable según la facultad, pero predominantemente marginal. Hoy, cuando la universidad está en la búsqueda de nuevos horizontes, los egresados están llamados a mostrar caminos y a ayudar a recorrerlos.
La figura primaria hace alusión a la madre -el Alma Mater- madre nutricia. De otro lado, el hijo –sus descendientes-. Si bien es un vínculo que propicia la devoción, el resultado no puede ser la contemplación o la nostalgia de la nutrición, evidenciada en la afirmación “a la facultad le debo lo que soy” o en la pregunta “¿qué más me puede dar la facultad?”; sino la recuperación del encuentro con la universidad como lugar donde se cultivaron y materializaron los sueños y la condición de egresado como el portador de un legado que se expresa de múltiples maneras en cada uno de nosotros y en los lugares donde nos desenvolvemos. Y esto tiene consecuencias. Tenemos que pasar de ser convidados en la universidad a ser actores de ella, a construir pensamiento de universidad de los egresados, diferente del pensamiento de estudiantes, de profesores y de administradores, esta es la forma genuina de hacer parte de la universidad.
En tiempos en que la crisis de la sociedad reclama respuestas de la facultad, los egresados tendremos que jugar el papel de puente entre la universidad y la sociedad.
Tenemos que reconocer en estos ciento cincuenta años una facultad invicta en su fecundidad. La generación de médicos de cada época se ha encargado de leer el momento social y ha reaccionado para acompasar los desarrollos de la facultad, incluso para generar otras facultades de medicina como respuesta a las distintas interpretaciones del momento.
Ahora tenemos una facultad en su mayoría de edad, que ha sorteado con éxito las crisis sociales y de la medicina en función de su desarrollo, que ha logrado avances dignos de encomio que la colocan en la vanguardia de la educación médica del país en una época de crisis social y del ejercicio de la medicina sin antecedentes.
La pandemia puso en evidencia los descocidos del sistema de seguridad social en salud. La atención está puesta en las unidades de cuidado intensivo, los muertos y los contagios medidos en pruebas positivas. O sea, el énfasis está puesto en la enfermedad, la alta tecnología y el consumo de servicios de alto costo. Morbicentrismo, dicen los entendidos. En este enfoque hay unos cuantos ganadores y muchos perdedores: ganan los vendedores de tecnología, insumos, vacunas y medicamentos, paradigmas de la codicia del mercado; ganan las EPS sus réditos de manejar la plata y administrar el sistema, prototipo de la captura de lo público para auspiciar intereses privados. Pierden los pacientes y sus familias que entran en una situación dramática entre la vida y la muerte; las IPS que se ven sobrepasadas en sus posibilidades de atención y desestabilizadas financieramente; pierde la sociedad paralizada en sus posibilidades productivas, de confinamiento en confinamiento; pierden los entes gubernamentales sobrepasados por la situación y despojados de la confianza de la sociedad. Por otro lado, se desestiman la prevención y la atención primaria. La vacunación muy lenta. Se disminuyeron los esfuerzos en el diagnóstico precoz y la detección temprana; se desestimaron los cercos epidemiológicos, cuando se dan los cercos epidemiológicos se le pide a la gente que se aísle sin que se tenga claro qué va a pasar con su trabajo o con su manutención si vive del rebusque y, en últimas, se afectaron de manera grave las intervenciones precoces, de menor complejidad y de menor costo. He ahí la radiografía más simple de lo que es el momento, que proyecta como en un espejo lo que ha sido el Sistema General de Seguridad Social en Salud desde 1993, hace 28 años, con variaciones menores. Se podría vaciar la información en una plantilla que evidenciaría el carácter sistemático de la falla.
Esta pandemia que hizo evidente la globalización, puso de presente que la crisis de la medicina y de la salud es también un fenómeno mundial. Las reformas a los sistemas de salud, que atravesaron los países latinoamericanos en los años 80 y que recogieron tendencias y modelos provenientes de Estados Unidos y Europa, han hecho aguas.
Para los trabajadores de la salud, este sistema es una pesadilla. Siendo que los costos fijos del sistema son altos por su sometimiento a la lógica del mercado; la estabilidad financiera del sistema –así sea precaria- se logra a costa de las condiciones laborales de los trabajadores de la salud y, por lo tanto, a costa de su vida, de la vida de su familia y de sus sueños. Para el sector académico, este sistema de salud es un lastre, que disolvió los ideales del ejercicio de las profesiones y los oficios relacionados con la salud y, por lo tanto, es un mal sustrato para la formación. Los prestadores, tanto públicos como privados, mantienen una estabilidad precaria y en vilo que se proyecta a todo su desempeño.
Como ven, el reto es grande, pero son los dolores del crecimiento. Estamos llamados a poner en circuito nuestros corazones para que, aunados con los corazones de profesores, estudiantes y la administración de la Facultad de Medicina, hagamos de la celebración de sus 150 años la ocasión de construir caminos de sueño, para que ampliemos la imaginación científica, política, social, cultural y académica, y tracemos su horizonte para los próximos veinte años, Facultad de Medicina 2021 – 2040.
Muchas gracias.
Tomado de: Oficina de Comunicaciones, Información y Prensa ASMEDAS Antioquia
Los egresados distantes por la distancia, también nos sentimos, algunos, distantes anímicamente, ya que no se nos tiene en cuenta, como si estuviésemos archivados desde hace tiempo.
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