Capitalismo y crisis civilizatoria

Tomado de: Oficina de Comunicaciones, Información y Prensa ASMEDAS Antioquia

Por: Médico asmedista Alejandro Quintero Galeano (foto)
Ginecoobstetra

Tal vez la diferencia de nuestra generación con la generación de los jóvenes de hoy es el romanticismo. Pertenecemos a una generación romántica, sensible, solidaria, quizás estimulada por el mayo del 68, la teología de la liberación, las ideas igualitarias, la revolución cubana, los movimientos que surgieron en Latinoamérica por un mundo mejor; pertenecimos a una generación soñadora en búsqueda de la equidad, contra la injusticia, contra la desigualdad, contra todo tipo de discriminación, en lo que hermosamente el Che nos dejó como legado: la construcción del hombre nuevo.

Hoy las generaciones nuevas están imbuidas en el ambiente neoliberal del individualismo, consumismo, la competencia y la insensibilidad social; los jóvenes son más inquietos y abiertos al mundo, con las posibilidades que les ha traído la tecnología, el internet, la interconexión con el mundo, pero han perdido la sensibilidad, el sentido de la solidaridad, casi que el sistema los ha conducido a una indiferencia frente a sus semejantes bajo el lema del “sálvese quien pueda”, “si yo estoy bien el resto importa poco”; y eso, que son los que directamente están amenazados con las problemáticas económicas, sociales y el cambio climático fruto del mismo sistema que los tiene en esa situación.

Por ello, nos han sorprendido gratamente los jóvenes en estas jornadas de Paro Nacional. Nos alegra, los entendemos y apoyamos, su causa es la nuestra, la de siempre. Ellos protestan ante la perspectiva del no futuro, y el acabose de los referentes morales y éticos en nuestra sociedad; luchan ellos, por una sociedad mejor, donde las oportunidades sean iguales para todas/os, por un país donde puedan hacer realidad sus aspiraciones.

En esa búsqueda de un mundo y un país mejor, quisiera aportar los siguientes elementos de análisis y someterlos a discusión.

Se puede decir que, en la búsqueda del bienestar de la humanidad han existido varios paradigmas: la religión, la razón, la ciencia, los derechos humanos universales. En mi opinión, el paradigma de la religión ha fracasado y los otros han sido insuficientes, todo a causa del poder.

La religión. El dar explicaciones mágicas, divinas, la inventiva de mitos y dioses, es una necesidad humana desde nuestros orígenes como especie, homo sapiens; ante esas situaciones desconocidas, lo maravilloso de la naturaleza, la fragilidad y el dolor humano, qué mejor que un dios. Las religiones han canalizado y explotado esta situación y necesidad humana, convirtiéndose en fuertes mecanismos ideológicos de dominación y de explotación, de causas de guerra, violencia y muerte. Nuestra religión católica es prolija en ejemplos como las cruzadas, la inquisición, el oscurantismo de la edad media, etc.; su poderío siempre ha sido amenazado por la ciencia; por ello, el catalogar de herejes a pensadores y científicos, los muchos asesinatos por esa causa, la quema de libros, bibliotecas (Hipatia, Galileo Galilei, Giordano Bruno, Biblioteca de Alejandría, sólo por mencionar algunos de los más conocidos casos), el retraso al que sometieron a la humanidad y que muchos persisten en la actualidad, solo con el deseo de sostener su poder a costa de la ignorancia y el sufrimiento de muchos.

La ciencia. Sus magníficos descubrimientos y explicaciones de los fenómenos naturales, sus avances y aporte a la humanidad, han sido indiscutibles. Sin embargo, por un lado, va la ciencia marcando la punta del desarrollo y por el otro la humanidad. Ejemplo de ello son el entendimiento cada vez mayor del funcionamiento del cosmos, del universo, de sus orígenes, del origen de la vida en el planeta tierra, de nuestra interrelación y dependencia con el cosmos, con las estrellas; pero se ha reservado para pocos, mientras la mayoría de terrenales continúa a través de la ignorancia y el miedo creyendo en dioses, salvadores, vírgenes, santos, ángeles y diablos. La ciencia no ha escapado al poder, también se ha utilizado a su favor. El mejor ejemplo reciente tiene que ver con la pandemia ¿Cómo es posible que, en una crisis de salud mundial con alta morbilidad y mortalidad, y ante la alternativa de las vacunas como solución, estas estén patentadas y sean un billonario negocio?

La razón. A pesar de creernos la especie inteligente, homo sapiens, hoy sabemos que la razón no es suficiente. La razón es insuficiente para el cambio del comportamiento humano con el propósito de un planeta, un mundo mejor para toda la humanidad. A través de la razón hemos construido el idealismo como modelo epistemológico alejándonos de la realidad material. El fracaso de la razón ha quedado claramente sintetizado en la canción IMAGEN de John Lennon. Podemos imaginar y lo razonamos, pero sabemos que bajo estas condiciones de poder que nos dominan no es posible y no creemos en la posibilidad del cambio a través de nuestro actuar social; más bien, imaginamos mundos individuales, parcelas, alienados, lejos de la realidad.

Los derechos humanos universales. Sin desconocer que la declaración universal de los derechos del hombre en su época de La Revolución Francesa fue un triunfo para la humanidad, se puede expresar hoy que los derechos humanos han sido instrumentalizados en función del poder; la famosa defensa de la “libertad e igualdad y la democracia” ha sido un lema para soportar todo tipo de atropellos del imperio como poder dominante contra la soberanía, los derechos individuales y colectivos de millones de pobladores de diferentes países, convirtiéndolos solo en una estrategia para la dominación y apropiación de los recursos naturales. Ejemplos de ello, son la invasión de Estados Unidos a Irak, Afganistán, Libia; el Bloqueo económico de Cuba, Venezuela; la utilización de mercenarios y la financiación de ejércitos paramilitares con el fin de acceder al dominio de los países con sus recursos económicos.

El poder. Es a causa del poder que en el transcurrir histórico de la humanidad hemos invadido, colonizado, explotado, esclavizado, estratificado, estigmatizado, discriminado, despojado, violentado y asesinado poblaciones enteras. Es a partir de la revolución industrial y del desarrollo del capitalismo mundial que hemos aumentado la inequidad, con un aumento escandaloso de la pobreza, inducido la extinción de muchas especies y el calentamiento global al explotar indiscriminadamente tanto al ser humano como a los recursos naturales y al utilizar como fuente de energía los recursos fósiles, todo con el fin de aumentar la ganancia o plusvalía, elemento estructural del sistema capitalista. Acertadamente se le ha denominado a ésta época como el capitaloceno.

Por ello, los planteamientos de Marx no pierden vigencia: “La historia de la humanidad es la historia de la lucha de clases” (Manifiesto del Partido Comunista), “El capital viene al mundo chorreando sangre y lodo por todos los poros, desde los pies hasta la cabeza” (La Acumulación Originaria, El Capital), “La producción capitalista sólo sabe desarrollar la técnica y la combinación del proceso social de producción socavando al mismo tiempo las dos fuentes originales de toda riqueza: la tierra y el hombre” (El Capital, Tomo 1).

Podemos decir hoy, con la filósofa Isable Rauber, que no nos encontramos ante una más de las crisis del sistema capitalista global, sino que nos encontramos ante una CRISIS CIVILIZATORIA DE LA HUMANIDAD dada por este sistema económico. Así la define:

“Se trata de un agotamiento civilizatorio integral y multidimensional: de un modo de producción, reproducción, distribución (intercambio), apropiación y acumulación económica, cultural, social política que se ha desarrollado a tal punto que hoy evidencia descarnadamente la irracionalidad creciente contenida en su inicial racionalidad, irracionalidad que se expresa nítidamente en su irrefrenable destructibilidad de vida, un modo de no-vida que cínicamente pretenden sostener y defender, disfrazándolo como un estado “natural” y, por tanto, “irremediable” de la humanidad”1.

Si esos paradigmas que se han considerado insuficientes: razón, ciencia, derechos humanos universales –por la subordinación al poder particular estructurado en la base del sistema capitalista que nos ha conducido a la crisis civilizatoria en la que nos encontramos- se combinan con la realidad objetiva y subjetiva de individuos y poblaciones, sobre todo desde la perspectiva de los/as más necesitados/as, podremos concluir que ES NECESARIO, por el bien de la humanidad y su supervivencia como especie, y también, por el bienestar del planeta, del medio ambiente y de las otras especies que nos acompañan, EL CAMBIO DEL SISTEMA hacia uno POST CAPITALISTA.  Insistir en la aplicación del mismo sistema, el cual nos ha conducido a esta profunda crisis, es llevar a la especie humana a la perpetuación de la pobreza, la miseria, la inequidad, la carencia de derechos, el agotamiento de los recursos naturales, la extinción de muchas otras especies y la nuestra, el calentamiento global, al suicidio colectivo.

La realidad es dolorosa cuando se realizan análisis agudos; pero también, cumpliendo las leyes de la dialéctica, es hermosa, porque nos permite de forma consciente cambiar de rumbo hacia uno mejor para todas/os. Vale la pena vivir cuando, entendiendo la realidad histórica, estás del lado de los oprimidos, cuando se entiende la necesidad de la lucha por la transformación y se hace parte del motor de la historia.

Tomado de: Oficina de Comunicaciones, Información y Prensa ASMEDAS Antioquia