Pollock

Tomado de: Oficina de Comunicaciones, Información y Prensa ASMEDAS Antioquia

Por: Médico asmedista Juan Fernando Urtibe Duque (foto)
Escritor

Muy a menudo, al estar ante una pared deteriorada, o sentados en el retrete mirando hacia el piso mientras «todo» fluye, observamos cómo ante nuestros ojos van tomando forma rostros, seres, situaciones o paisajes que van conformando todo un suceso, una experiencia que se expande y contrae mostrándonos en un continuo asombro, un cúmulo de vivencias que vuelven acompañadas de símbolos y viejas emociones situándonos ante la misma vida.

Pollock intenta penetrar, en un gran formato, la posibilidad de contener lo que pretende escapar para no ser recordado; es la fuerza con que la acción pretende expresar en una estética del desespero, la vida en el sinnúmero de presentes inconclusos que la habitan y definen. Colores, trazos automáticos, goteos, arenas calientes esparcidas, ripios de cristal macerado, triturados de hierbas que evocan cantos de indios, hay bombas que despedazan amigos, familias olvidadas en la soledad de la montaña, bares sórdidos, mujeres de carnes tibias y labios sugerentes, calles vacías, puertos de sombras, delirios de alcohol y droga; como en Bukwosky, huidas al filo de una madrugada solitaria, un camino perdido, un diálogo de luna bajo la lluvia amarilla, una playa donde un viento solitario te acompaña calmando el oleaje de una resaca de alcohol y sexo.

La obra de Jackson Pollock es todo eso y más, es el grito de una generación asesinada en la incertidumbre de la guerra, en la soledad de una madre cuando sabe que su hijo no regresa, en la sordidez de un club de jazz, su obra es el abrazo protector de la mujer amada, el recuerdo del amigo que no llegó a la cita, el olvido, el dolor. Más que una serie de pinturas sorprendentes, inacabadas, aplastantes, el trabajo de este pintor único nos pone ante un alma que se despedaza, que huye de si misma en un interrogante que grita y clama por un poco de paz y cordura en un mundo caótico, un desenfreno disipado en avalanchas de periódicos y canales mediáticos que idiotizan disponiendo el producto humano para ser sacrificado en guerras y en una confusión de máquinas y alaridos de muerte… la que finalmente llega para abrirle el lugar anhelado y seguir, así, soñando con el silencio…

Tomado de: Oficina de Comunicaciones, Información y Prensa ASMEDAS Antioquia