Tomado de: Mesa por la Salud y la Seguridad Social de Antioquia
En su columna del 8 de mayo 2021, en el diario El Tiempo (propiedad de Luis Carlos Sarmiento Angulo), Germán Vargas Lleras se queja de que “los promotores del paro la han enfilado ahora contra la reforma de la salud”. Pretendió desvirtuar los argumentos de quienes por años nos hemos opuesto a la Ley 100, y ahora a la falsa Reforma a la Salud del Proyecto de Ley 010 (PL 010). En este artículo nos proponemos demostrar cómo dicho proyecto, al revés de reformar lo que está mal, refuerza toda la perversión de nuestro insepulto modelo de salud.
En primer lugar, el exvicepresidente, veterano burócrata, líder político neoliberal y manejador de clientelas en el ministerio y la Superintendencia de Salud, afirma que los detractores del proyecto “aprovechan la tensa situación creada por ellos para mentir sobre una reforma que mucho bien le haría al país”.
Tenemos que decir que la “situación” no fue “creada” por quienes nos oponemos al PL 010. El brote de inconformismo lo alentó con entusiasmo el gobierno Duque, que venía acumulando la digna rabia de los colombianos desde el día 1 de su mandato con su empeño torpe y mezquino de “hacer trizas La Paz”, que equivale a hacer añicos un derecho finalmente alcanzado por los colombianos después de muchos años de ser reconocido en la constitución de 1991. De ahí en más, continuó todos los días acumulando motivos para la protesta, metiendo más presión a la olla, y ahora se quejan de que estalle.
Suponemos que Germán habla a nombre de los Vargas Lleras, ya que su hermano Enrique ha sido socio y millonario contratista de la Saludcoop de Palacino y los subsiguientes engendros. Y entonces niega que se vaya a privatizar aun más la salud y entregar su manejo a las EPS. Ellos afirman que “se amplía y se fortalece la capacidad del Estado sobre todos los actores del sistema” pues se “habilitan herramientas para intervenir y liquidar aquellas empresas que hoy incumplen los criterios de habilitación técnica y financiera”, como si no existiesen ya en el papel esos mecanismos que sus copartidarios se han encargado de volver letra mojada.
Ahora quieren “hacer cumplir la ley” pero para eliminar la competencia de pequeñas EPS que crecieron como hongos para disputar las migajas del pastel de la salud que consideran les pertenece, como el poder, por derecho de sangre.
Nos dicen los Vargas que la “posibilidad de los giros directos a los hospitales… acaba con la intermediación en el manejo de recursos”. Sin embargo, el proyecto no dice que vaya a dejar de entregar el dinero a las Empresas Administradoras de Planes de Beneficios EAPB (rimbombante nombre para las EPS), que de su mismo nombre se colige que siguen administrando los recursos. Por otro lado, la manifiesta necesidad de los giros directos lo que confiesa es que en realidad el
“administrador” no se necesita en el sistema, no lo fortalece, solo lo parasita.
Dice que no se afectará el Instituto Cancerológico para privilegiar al nuevo centro oncológico del magnate Luis Carlos Sarmiento. Sin embargo, disponen en la ley facultades para que el presidente reestructure todos los aspectos de una entidad que ha sido vital para los colombianos de escasos recursos y sufren una enfermedad tan devastadora como el cáncer. Y por otro lado, no puede esconder su admiración por el audaz ingreso del billonario colombiano en el mundo del alto costo en salud, sabiendo que el Ministerio de Salud es botín burocrático de Cambio Radical, con innegables lazos con el banquero. ¿Qué podemos esperar cuando la “reestructuración” la ejecuta tu competencia?
Para los Vargas no hay peligro de que se vayan a cerrar hospitales públicos. Pero lo que se lee en el PL 010 es la preponderancia de la rentabilidad financiera por encima de la rentabilidad social, las exigencias en las condiciones de funcionamiento sin compromisos estatales frente a la financiación, y facilidades para que los hospitales públicos se fusionen, se “reestructuren” y establezcan alianzas público-privadas. Esto no es otra cosa que seguir debilitándolos hasta obligarlos a desaparecer y que terminen cediendo por unos pocos pesos la infraestructura para que los privados puedan quedarse con todo el negocio.
Desconocemos de dónde sacan los Vargas la existencia de un supuesto “subsidio de oferta para aquellos que tienen que operar en circunstancias de desventaja”, si habían aconsejado incluir ese pequeño anzuelo en la propuesta, queremos notificarles que sus legisladores no les hicieron caso en esto, por ningún lado quedó.
Lo único que quedó plasmado fue un fondo para que el Estado financie el establecimiento de las alianzas público privadas, es decir, nuestro dinero pagando la privatización de nuestro patrimonio. Toda una oda neoliberal.
Afirman que no se reducen los salarios de los trabajadores de la salud, pero todo el proyecto está diseñado para reconcentrar el oligopolio de las EAPB, que si ya abusan de su posición dominante sobre los prestadores, no nos explicamos de dónde sacan que sus corazones se ablandarán para distensionar su férrea tenaza sobre todos los trabajadores de la salud.
Más aun, la asociación público privada prevé que el privado también pueda aportar, igual que se ponen muebles o ladrillos, trabajadores de la salud en las condiciones laborales que sean, ya que todas caben según reza esta ley.
Los Vargas Lleras se preocupan ahora por la falta de especialistas en Colombia y la dificultad de miles de médicos generales para ingresar al “restringido y privilegiado club donde solo se admiten 2 estudiantes al año en cada especialidad”. Qué noble de su parte! Sin embargo, nunca les vimos apoyando la ley de residentes que tras protestas y movilizaciones contra el gobierno Santos logró una remuneración para que no solo los médicos de la élite económica pudieran especializarse. Ahora debemos creer que su corazón se sensibilizó ante este drama y que la proliferación de mano de obra especializada en un mercado laboral oligopólico no ocasionará el empeoramiento de las condiciones laborales de los especialistas como ya ocurrió con los generalistas.
Al igual que los Vargas, consideramos que es tal el cúmulo de sus falacias, que se requeriría una separata de esta revista para refutarlas. La iniciativa que garantiza en condiciones de igualdad todos los beneficios del plan obligatorio de salud ya había sido reconocida por sentencias de la Corte Constitucional y la Ley Estatutaria en Salud. No sabemos cómo se terminará con el ‘paseo de la muerte’ si este es debido a la falta de pago de las EAPB a las IPS, y no está claro cómo la propuesta de ley pondría en cintura a unas entidades acostumbradas a obtener sus ganancias gracias a la negación de nuestros derechos.
Si algunos temas como las pólizas no están, ha sido porque la presión ciudadana las ha señalado y las han retirado tácticamente para facilitar el trámite de la ley, pero esto no garantiza que no puedan aparecer a las 00:01 a.m. en un pupitrazo fácil, desde la cómoda cama de los congresistas, por medio de Zoom. Desde ya imaginamos que les dirán a sus electores que se les “fue el click”.
Detrás de las mentiras de los Vargas Lleras están sus conflictivos intereses que no tienen la vergüenza de declarar, y siguen allí siendo los cabilderos de sectores muy poderosos que quieren consolidar sus conglomerados. Son ellos los que se equivocan al ponerse al servicio de esos “oscuros propósitos”, el movimiento social y la academia están del lado del pueblo que sufre y reclama en las calles que por fin nos unamos para exigir un sistema que verdaderamente garantice el derecho fundamental a la salud.
Queríamos muy puntualmente contestar a las muchas mentiras del señor Vargas, quien parece querer propinarnos un coscorrón por rechazar su abusiva propuesta, pero queremos aclarar que, como Movimiento social por la salud, hemos construido colectivamente y promovido por años propuestas bien fundamentadas para la implementación de otro modelo de salud que supere las evidentes fallas e inequidades que promueve la normativa actual y que escapan al alcance de este artículo, pero que seguiremos compartiendo con la ciudadanía a través de nuestros propios canales.
P. D. También criticamos su adenda pues consideramos que “cerrar filas en defensa de nuestro país” es defender a nuestros muchachos, indígenas y trabajadores que se han tomado las calles y exigir que se nos permita manifestarnos sin la amenaza del tenebroso Esmad, ni los escuadrones de la muerte desembozalados por el antisocial del Ubérrimo. Colombia sí está tristemente sitiada por el vandalismo, ese que a gran escala ejercen los políticos (muchos de ellos copartidarios suyos) y sus agendas corruptas.
Tomado de: Mesa por la Salud y la Seguridad Social de Antioquia
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Tomado de: Mesa por la Salud y la Seguridad Social de Antioquia