Dirigida a las autoridades departamental y municipales
Tomado de: Oficina de Prensa Facultad Nacional de Salud Pública
Medellín, 27 de abril de 2021
Señor Gobernador de Antioquia
Señor Alcalde de Medellín
Señores Alcaldes de los municipios de Antioquia
Señores Concejales y Miembros de la Asamblea Departamental
Los abajo firmantes, profesores y profesoras de la Facultad Nacional de Salud Pública de la Universidad de Antioquia, vemos con profunda preocupación y dolor la grave situación que atraviesa el departamento de Antioquia, en particular, los municipios del Área Metropolitana del Valle de Aburrá y del Oriente cercano, frente a la sindemia generada por la Covid-19 y queremos, a través de esta carta, hacer un llamado a las autoridades locales para reorientar el camino de manera que se tomen decisiones que protejan real y efectivamente la vida de los habitantes en el departamento y puedan frenar esta ola creciente de muerte y sufrimiento.
Sería insultante sugerir que ustedes, como autoridades municipales y departamentales, desconocen la magnitud de la pandemia en nuestro país, en nuestro departamento y cada uno de sus municipios. Por eso, no sería adecuado repetir las cifras y sugerir que no saben que la cantidad de personas diagnosticadas con Covid-19 en Antioquia hasta hoy, llenaría diez veces el estadio Atanasio Girardot, que la cantidad de personas muertas por esta causa equivale a llenar, muy pronto, la plaza de toros de la Macarena, y que como contribución a ese propósito todos los días llega un bus de Metroplús con más de 100 pasajeros muertos (en la segunda ola, transportaban 40 personas diarias a la muerte, hoy hemos logrado triplicar su capacidad). La mayoría de estos pasajeros son de estratos socioeconómicos bajos. Así mismo, ustedes tienen pleno conocimiento (todos lo tenemos) de la extensa fila de espera para ingresar a una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) o, incluso, para darles sepultura a quienes han muerto por esta causa.
Ustedes son conscientes de la saturación de las UCI y de la sobrecarga de los servicios de urgencias y hospitalización en nuestro departamento, del preocupante desabastecimiento de oxígeno, de la escasez de medicamentos esenciales para la adecuada atención de pacientes con Covid-19, de las dificultades para la realización oportuna de pruebas y para el rastreo de contactos producto de la fragmentación y mercantilización del sistema de salud, del estrés creciente del personal clínico y de los equipos de vigilancia epidemiológica y salud pública que se sienten como si la arena que quieren retener se les escapa entre los dedos.
Ustedes y nosotros, también sabemos que, además de toda esta gente enferma y muerta por Covid-19, hay una creciente epidemia, que no comenzó con la pandemia sino que se hizo más aguda, de precariedad y hambre en los estratos más bajos del país y otra epidemia de quiebra de pequeñas y medianas empresas. Es decir, que de la misma manera que hay familias suplicando por una cama en UCI para su familiar enfermo, hay cientos de empresarios suplicando apoyo para no dejar morir sus empresas y miles de familias expectantes de lograr conseguir algo de comida para mañana. Esas dos epidemias integradas con la más taquillera, la de Covid-19, es lo que denominamos como sindemia, donde es imposible pensar la solución de una sin considerar la solución de la otra. Y esa solución no se logra sólo con la voluntad y la corrección de los comportamientos individuales ni con dejar la economía a los vaivenes caprichosos del mercado, se procura con una respuesta decidida y coherente del Estado para proteger la vida y no dejarse cooptar por quienes intimidan con el falso dilema de salud versus economía…
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Tomado de: Oficina de Prensa Facultad Nacional de Salud Pública