A la hora del Té. La real situación de los trabajadores de la IPS Universitaria

Tomado de: Oficina de Comunicaciones, Información y Prensa ASMEDAS Antioquia

Por: Médico Carlos Segundo Oliveros Peralta (foto)
Integrante Junta Directiva de ASMEDAS Antioquia

Hace un poco más de un año, inició el fenómeno de la pandemia. Las noticias cruzadas y confusas en la televisión y los medios noticiosos alternativos hacía difícil entender lo que estaba pasando. Sentíamos miedo, sentimiento muy común por estas tierras. En Colombia se siente miedo a las cosas nuevas, no a las situaciones pavorosas, a las tragedias, que siempre las vemos es en el ojo ajeno y, mientras el dolor sea de otro, no pasa nada.

Estrenamos cuarentena y la mayoría obediente se queda en casa. Sentí orgullo de mis colegas, casi todos dispuestos a trabajar, a ponerle el pecho a un virus asesino que ya en Italia y España, países 100 veces más ricos y menos corruptos que el nuestro, venía haciendo estragos, matando a centenares de profesionales y empleados de la salud. Se veía mala la cosa, más cuando nos querían imprimir seguridad en nuestro trabajo, usando un pinche tapabocas quirúrgico y unas gafas mientras veíamos en televisión a los chinos deambular como verdaderos astronautas.

Me enorgullecí de mis colegas, tambaleantes pero tan-valientes, con quejas y la procesión por dentro, pero sin considerar al menos una vez no cumplir con la misión social que habíamos jurado. Esta actitud es rara en nuestro país y más en un gremio tan individualista. Nos llamaron HÉROES, pero sabíamos que era una estrategia de manipulación; fuimos dejando remarcada nuestras huellas cuando íbamos al panteón acompañando a los compañeros (as) caídos(as) en la lucha. Perdimos muchos maestros y buenos (as) colegas. Sentimos miedo, pero no podíamos hacer algo distinto a seguir.

Pero el país no cambió: a la IPS Universitaria (IPSU) la declararon “referente departamental del Covid” y a la hora de la repartición del presupuesto nos dieron migajas en comparación al HPTU y al SVF, donde el “Empresariado Antioqueño” entrega importantes recursos, a cada uno el doble de lo que le tocaría a la IPSU. Luego en el terreno, a la León XIII (que es la IPSU) le toca atender cerca del 40% de los pacientes hospitalizables de Antioquia, repartiéndose el resto en más de 20 clínicas y hospitales. A la hora del Té, sí éramos el “referente departamental del Covid”, de eso no quedaron dudas.

Por ser el “referente departamental del Covid” pensamos, “durante la pandemia no sufriremos de problemas financieros”, pero no fue así. Siempre nos vimos a gatas para que nos pagaran el salario, las EPS no respetan a nadie, ni a los “Héroes”, ni siquiera SAVIA que es administrada por la Gobernación de Antioquia. Nos debe toda la plata que quiere.

Pensamos: “nos van a dar algunas medidas de seguridad, porque están maltratando al personal de salud en las calles”. Pues no, la Alcaldía nos ofreció por una semana (a los médicos) transporte para ir o volver al trabajo y luego nada, absolutamente nada. Eso sí, fotos van y vienen y anuncios de protección y apoyo; hubo días en que hasta almuerzo recibimos. Pero esos tiempos siempre se van pronto.

Pero el país no cambió, las cuarentenas y miedos compartidos han sacado, entre otras cosas, lo peor de cada uno de nosotros. Ahora en vacunación contra el Covid, nuevamente a la IPS Universitaria, hospital de gente humilde, la vuelven a negrear, a discriminar, dejando al “referente departamental del Covid”, como la última IPS de la ciudad en recibir las vacunas para el personal de primera fila en la atención a pacientes Covid, privilegiándose en la ciudad para vacunar de primeros a todas las clínicas privadas. Como siempre, sacaron excusas, se inventaron vueltas. Lo peor son las medidas dilatorias y engaños que usaron para evitar darnos esas vacunas.

Primero, la Secretaria de Salud de la Gobernación de Antioquia, la misma que maneja SAVIA, la EPS que tanto nos debe, exigió que debíamos tener una “zona habilitada para la vacunación” y efectivamente se les tenía, se llama la SIU (Sede Investigativa Universitaria); la Universidad de Antioquia la ofrecía para que la IPSU cumpliera con la tarea de vacunación. Pero no, exigieron OTRA zona, que teníamos que habilitar otra. Corriendo acondicionamos la Sede Prado para cumplir los requisitos de vacunación. Mientras nosotros cumplíamos esos requisitos, las vacunas fueron repartidas a las demás IPS. Cuando nosotros terminamos la habilitación, ¿saben qué dijeron? Que no, que la sede Prado no, que la SIU sí cumplía con los requisitos de habilitación… ¡Cógeme ese trompo con la uña! Fue clara la intención de evadir la entrega de las vacunas a la IPSU y privilegiar a otros.

Más problemas para la IPSU. Por haber llegado de última, solo le entregaron sobras de las vacunas repartidas. Empezamos el martirio de tener que vacunar cada día a muy pocos. Y el personal enojado, justamente enojado.

Ahora falta todo el personal de salud, la mayoría, 4000 empleados de segunda etapa pero de primera fase. Como van las cosas, esas vacunas, nuestras vacunas, terminarán en venta en los San Andresitos; es la intención de un estado creyente en la regulación del mercado para la solución de todos los problemas de la humanidad.

El país, por no haber cambiado, tiene un gobierno que es el rey Midas de la decadencia; todo lo que toca se vuelve corrupción y más cuando se trata de recursos de los discriminados, víctimas del apartheid, por ejemplo la discriminación contra quienes cumplimos la misión pública de la salud desde las instituciones públicas: Desde el inicio de la Pandemia, los últimos en la repartición del presupuesto, los primeros en recargarnos pacientes infectados por Covid-19, los últimos en vacunar en la primera etapa. El “referente departamental del Covid” sigue siendo el hospital de una universidad pública, de la U de los “tirapiedras”.

Exigimos se nos tenga en cuenta, se nos trate con respeto y justicia, que nos retribuyan conforme nos hemos esforzado: No solo somos un lugar de visita, señor Ministro, ni un lugar en dónde sacarse la foto, señor Alcalde. Merecemos se nos dé como hemos dado; no solo tenemos deberes, ustedes también, señores gobernantes, los tienen. Ya es hora de que seamos los primeros, primeros en la aplicación de la vacuna en la segunda etapa de la primera fase de vacunación contra el Covid-19. Un acto de equidad no es castro chavismo.

Los dones que provienen de la Justicia son superiores a los que se originan en la Caridad.
(Khalil Gibrain)

Tomado de: Oficina de Comunicaciones, Información y Prensa ASMEDAS Antioquia