Héroes siguen con trato de villanos

Tomado de: www.periodicoelcorreo.co

Por: Iván de J. Guzmán López (foto)
Periodista-escritor

La semana pasada, vivimos en Santa Fe de Antioquia (en todo Antioquia y Colombia, tendríamos que decir) momentos de intenso dolor: el internista y epidemiólogo Alejandro Flórez Moncada, del hospital San Juan de Dios, falleció, finalmente. A finales de diciembre pasado, en su lucha diaria contra el coronavirus, había contraído el virus, luego de haber salvado muchas vidas en nuestra querida Ciudad Madre, para finalmente sucumbir en el cumplimiento del juramento hipocrático, su vocación de servicio a la comunidad y su visión humanística del hombre y de la vida.

Cinco años de trabajo profesional, liderazgo científico e invaluable vocación de servicio, le valieron para que toda la comunidad santafereña lamentara profundamente su partida. Siempre será recordado –es el sentimiento generalizado– por su compromiso con los pacientes, ya que era fundamental en el equipo que llevaba las riendas en las decisiones científicas para contener el virus.

El reconocimiento de la alcaldía municipal dice así, refiriéndose al doctor Flórez Moncada: “Fue un gran ser humano, profesional y líder. Con valores intachables, dedicó su vida al servicio de la comunidad. Por siempre lo recordaremos con gratitud como un héroe que acompañó al pueblo santafereño y a la región con el don de ayudar y aportar sus conocimientos. Que en el cielo el justo padre lo abrace como el ángel que nos prestó para liderar esta pandemia. Su memoria seguirá viva en nuestros corazones”.

Y así podríamos hablar sobre los casi 20 profesionales que han perdido la vida en Antioquia, en virtud de su compromiso y de estar en la primera línea para enfrentar la pandemia. Pero lo más triste e incomprensible, estriba en que nuestro personal médico, luego de estar por 10 meses ya al frente de la lucha contra el covid-19 y de soportar hoy las condiciones de agudización de la pandemia en número de contagios, hospitalizados y fallecidos, no encuentra oídos a sus peticiones de seguridad laboral y condiciones adecuadas para su ejercicio profesional y humano. Un caso que horroriza a cualquier ciudadano es, especialmente, el de los cientos de estudiantes de medicina del último año que adelantan su internado en diferentes hospitales y comunidades de Antioquia, y no reciben ni un peso por sus largas y extenuantes jornadas de hasta doce horas diarias. Mal mensaje y experiencia dura para unos jóvenes llenos de amor por la profesión, por los pacientes y por las comunidades, que deben soportar la carga de las obligaciones profesionales en sus sedes asignadas (una diferente por mes, durante un año) así como el peso psicológico y económico que ello implica, durante la estadía y prestación del servicio en cada una esas sedes. A todas estas, ¿Qué dicen los gremios? ¿Qué dicen las universidades que comisionan a sus estudiantes a este tipo de prácticas en estas condiciones?

En este mismo medio, hace 5 meses, habíamos clamado por mejores condiciones para nuestros médicos, personal paramédico e instituciones hospitalarias, en un artículo titulado Héroes con trato de villanos (periodicoelcorreo.co, agosto 26 de 2020). En este artículo, habíamos dicho: El balance de médicos fallecidos en cumplimiento de su labor, al igual que del restante personal de la salud, no se conoce; pero debe ser realmente alarmante, en mucho, superior al del Perú, que no se para en miramientos a la hora de reconocerles su labor y ser tratados como héroes. Colombia está en mora de empezar a valorar a sus médicos, a sus enfermeras, a su personal de la salud, que día a día, en su mayoría, entregan lo mejor de su vocación y su profesión, para lograr el bienestar y la vida de los colombianos.

Y habíamos abogado por una reforma estructural, a propósito de una reforma propuesta en ese entonces: Esperemos que la reforma radicada, sea el “ventilador” que devuelva la vida al sistema de salud colombiano; que le devuelva la calidad de vida a nuestro personal médico y paramédico, que termine con la infame tercerización, la contratación por destajo, y los salarios miserables; que se acabe el trato ofensivo, agresivo y criminal que hoy azota a nuestros médicos, y que sus condiciones laborales, locativas y de dotación, se correspondan con la misión hipocrática que con tanto amor juraron: trabajar sin descanso por la salud y la vida de las personas.

Parece ser que a esta hora de la pandemia, con indicadores desastrosos y en su peor circunstancia en 10 meses, el asunto no ha variado sustancialmente y nuestros médicos siguen ofrendando su vida. Y, lo más doloroso, siguen siendo ¡héroes con trato de villanos!

Tomado de: www.periodicoelcorreo.co