Cuestión del poder

Tomado de: Oficina de Comunicaciones, Información y Prensa ASMEDAS Antioquia

Por: Médico Alejandro Hernán Quintero Galeano (foto)
Ginecoobstetra, Asmedista

Como especie nos enfrentamos a una crisis existencial, no a causa de la pandemia, sino del cambio climático y del sistema económico mundial.  Debemos entender que el calentamiento global al cual nos enfrentamos es fruto de nuestro sistema económico capitalista, depredador tanto de la naturaleza como de los seres humanos; bien lo expresó Marx: «Si el dinero viene al mundo con manchas de sangre en la mejilla, el capital lo hace chorreando lodo y sangre por todos los poros, desde la cabeza hasta los pies»(El Capital, capítulo XXIV).

Es a causa de esa depredación incontrolada de la naturaleza y del ser humano que se requiere para sostener y aumentar la tasa de ganancia –plusvalía- con la producción y el consumo, que estamos acabando con muchas especies de flora y fauna, destruyendo bosques y selvas, enfrentándonos a nuevos virus y bacterias de esos ambientes recónditos ahora explotados; la aparición de nuevas pandemias y el aumento de la temperatura del planeta con emisión de gases de efecto invernadero GEI por el consumo de combustibles fósiles son su consecuencia, así como el aumento de la  miseria y la pobreza.

En este sistema, la distribución internacional del trabajo para la producción y la ganancia hace que la explotación de los recursos naturales y de los trabajadores sea necesaria e incontrolada; condena a los países de la periferia a ser abastecedores de materias primas, minerales e hidrocarburos principalmente y, a su vez, a ser consumidores de los productos maquilados por ellos, pero etiquetados por las grandes empresas, monopolios de los países centrales.  De esta forma, la marginación, la pobreza y la subyugación pululan, todo por los intereses del entramado de poder que domina al mundo.  Los habitantes de los países periféricos -neo colonias- pertenecientes a los continentes americano, africano y algunos asiáticos, en esta distribución llevan todas las de perder, mientras sus élites, cómplices del imperio, solo buscan defender sus intereses particulares; las mayorías cargan con las desastrosas consecuencias.  Surge así una relación incestuosa y corrupta, de alto nivel, desde las élites periféricas con el imperio, un yo te permito y tú me permites.

Bajo este esquema de poder, los “derechos humanos”, las tan cacareadas “libertad y democracia” son solo una farsa más, un sofisma, una disculpa.  La supuesta búsqueda de la “libertad” y la “democracia” se convierten en la patente de corso para intervenir, agredir, bloquear, invadir, asesinar y apoderarse de las riquezas naturales de los países periféricos.  Las diferentes iglesias también, sobresaliendo algunas de ellas, han servido al poder como elemento ideológico de dominación y de subyugación para la consecución y conservación de sus intereses; se traduce a favor de la hegemonía ideológica que mantiene controlados a los de abajo sin necesidad de utilizar la represión y la fuerza, sin disparar un tiro, no importando las injusticias.

Por mantener el poder, por la cuestión del poder, se han hecho muchas guerras, incluyendo las dos mundiales, para sostener un sistema económico que implantó un orden social injusto que beneficia a unas minorías y priva a las mayorías del disfrute de la vida con derechos, sometiéndolos a condiciones deplorables de existencia; un sistema de colonialismo, racismo, xenofobia, machismo, aporofobia, individualismo, consumismo, arribismo y competencia.

¿Dónde queda la humanidad como especie superior, como especie supuestamente inteligente?

Para la situación ambiental, ya muchos científicos nos han alertado sobre el escaso tiempo en años que tenemos para no hacer irreversible el daño[1], según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre cambio Climático de la ONU (IPPC) tenemos hasta el 2030, es decir, solo 10 años[2].

Desde la condición humana, la situación de inequidad a nivel mundial es cada vez más insultante a la inteligencia.  Previo a la pandemia, 2.153 multimillonarios tenían el 60% de la riqueza del mundo, equivalente a tener más dinero que los 4.600 millones de personas más pobres del planeta; y la fortuna del 1% más rico del mundo correspondía a más del doble de la riqueza acumulada de los 6,900 millones de personas menos ricas, es decir, del 92% de la población total (OXFAM)[3].

¿Qué nos espera con los resultados de la pandemia que, como es sabido, aumentaron y aumentarán los niveles de desempleo, pobreza, la concentración de la riqueza y el autoritarismo en el mundo?

Hoy el responsable de esta situación desastrosa para la humanidad es el sistema económico capitalista con su modelo neoliberal.  En Occidente, la mayoría de países ha privatizado sus sistemas de salud, siguiendo las indicaciones del BM y el FMI, haciendo de ella (la salud) una mercancía con lo que se ha desprotegido a muchos de los habitantes, se ha descuidado la salud pública y medicina preventiva, perdiendo así mucho de la capacidad de acción para estas situaciones[4].

El próximo 3 de noviembre, el imperio define si su presidente continúa siendo el negacionista de la ciencia y del cambio climático, un supremacista, destructor de tratados y acuerdos internacionales, colonialista, xenófobo, ultra derechista, todo un peligro para la humanidad, u otro más moderado pero que, de todas formas, continuará con su tarea de bregar a recuperar para su país el primer puesto mundial, la hegemonía que viene perdiendo el imperio del norte frente al gigante asiático.

Colombia está incurso en todo ese panorama; con la extrema derecha en el poder vive una de sus mayores crisis sociales, económicas y políticas.  La pobreza y la inequidad son galopantes; la corrupción; el narco-Estado; el paramilitarismo; los asesinatos de lideresas y líderes desmovilizados y defensores de derechos humanos; las intimidaciones persecuciones y perfilamientos; las masacres; la mordaza a la prensa independiente y a la oposición; la mentira; los montajes; la cooptación de la justicia y los organismo de control; el autoritarismo; la guerra a la paz; la economía para los poderosos; el narcotráfico; etc., hacen de la resistencia, la protesta social popular y la cooperación internacional la única salida.

Nuestro trabajo de resistencia hacia el cambio ha empezado desde el histórico 21N 2019; hoy debe continuar; la pandemia no es disculpa, la situación es muy grave y puede ser peor; la calle, el trabajo, los colegios, las universidades, la familia, son los escenarios que tenemos para la lucha.  Faltan dos años de gobierno donde los daños pueden ser inmensos; por lo tanto, no podemos esperar, el trabajo es desde ya.  Debemos unirnos bajo una bandera, bajo un programa conjunto, un Frente amplio popular; se deben superar las pequeñeces personales de nuestra propia cuestión del poder y así superar a esa extrema derecha autoritaria que nos conduce al abismo.  Bolivia y Chile nos han dado ejemplo.  Es posible.

La disyuntiva hoy es postcapitalismo o barbarie.  Si queremos un mundo mejor, un país mejor, un planeta más sano, una humanidad y las diferentes especies en mejores condiciones de vida, deberemos dar el paso hacia otro sistema económico que nos asegure esas condiciones de futuro, en armonía con el medio ambiente; de lo contrario, el panorama se tornará para nosotros, nuestros hijos y nietos mucho más que sombrío.  La clave está en las manos de nosotros, las mayorías; en la educación, conciencia y lucha por el bien común.  Los procesos de transformación de las condiciones sociales, económicas y políticas de cada época –como nos lo ha enseñado la historia- se gestan en las luchas de los oprimidos.

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[1] https://www.bbc.com/mundo/noticias-50588118

[2] https://blogthinkbig.com/plazo-2030-frenar-cambio-climatico-irreversible

[3] https://www.oxfam.org/es/notas-prensa/los-milmillonarios-del-mundo-poseen-mas-riqueza-que-4600-millones-de-personas

[4] https://www.rfi.fr/es/economia/20200330-el-neoliberalismo-tiene-responsabilidad-en-esta-crisis-planetaria-afirman-m%C3%A9dicos-y-expertos

Tomado de: Oficina de Comunicaciones, Información y Prensa ASMEDAS Antioquia