El COVID-19 y el médico – paciente. Tercera parte

Los grandes retos que puede originar

Tomado de: Oficina de Comunicaciones, Información y Prensa ASMEDAS Antioquia

Por: Médico Hernando Restrepo Díaz (foto)
Asmedista

Hola, mi amigo; para esta mi tercera misiva, tengo mejores noticias; estoy ahora en una sala especial, destinada para la observación de aquellos pacientes procedentes de Urgencias y considerados como estables.  No nos dan aun de alta, en consideración de nuestras edades y de las comorbilidades o enfermedades preexistentes, factores estos que podrían ocasionarnos recaídas y mayores complicaciones.

Acá, nos puede visitar de a una persona, tomando las debidas precauciones y en visitas cortas; así es como he podido tener contacto con mi familia; además de que puedo a ratos dialogar un poco con el personal asistencial, ante todo con algunos especialistas conocidos de años atrás, durante mi ejercicio como médico de Urgencias; con ellos, aunque son más jóvenes, hemos intercambiado experiencias que hemos vivido, como los turnos extensos y agotadores que nos obligaban a dormir y descansar poco y, además, a veces, hasta pasar días sin ver a nuestras familias. Son las mismas circunstancias que ahora ellos enfrentan con la pandemia, pero con mayor severidad, en especial por la permanente escasez de personal, de camas y de insumos; el panorama, desde luego, se les complica más cuando se incapacitan varios de ellos. Dificultades estas agravadas por el miedo de contagiar a sus familias, ya que sostienen contacto permanente con pacientes contaminados.

Finalmente, y en referencia al tema que en mi segunda carta te planteaba, acerca de la gran posibilidad que existe de que en la pandemia se presenten al interior de las UCIs escasez de camas, de ventiladores o de personal capacitado, para enfrentar la probable presencia de gran cantidad de contagiados, y dándose el caso de que tú y yo llevamos ya muchos años retirados de la profesión, te comparto un resumen de varios documentos que he logrado consultar al respecto, de los cuales cito solo algunas partes, procurando no extenderme mucho.  Todos ellos los he compartido con mi familia y con otras personas allegadas que no conocen estos asuntos de salud; pues, es claro que a todos en general nos incumbe esta seria problemática.

I- El doctor Hernán Mira Fernández, psiquiatra, publicó en el portal web del periódico El Mundo www.elmundo.com un artículo sobre: La ética en el colapso de las UCI, y cuyo texto es citado en el Boletín Momento Médico, de ASMEDAS:

‘La bioética es la ética práctica y así la define Victoria Camps: “La bioética es básicamente un proceso y un descubrimiento. Un proceso por el que intentamos hacer reales los derechos humanos y esa moralidad común que es nuestro subsuelo. Un proceso por el que tratamos de ir definiendo qué significa no ya vivir, sino una vida de calidad.”  Descripción bien apropiada en el actual momento.

Ante la posible escasez de UCIs para la atención de pacientes en estado avanzado de la enfermedad, se enfrenta a graves dilemas éticos el personal de salud y, en primerísima línea, los médicos. El llamado estrés moral, correspondiente a un muy serio dilema moral, y descrito como el que aparece en situaciones donde se sabe lo que es correcto hacer, pero las restricciones institucionales o de otro tipo dificultan la realización del curso de acción deseado, está bien presente cuando, y roguemos porque no se llegue a eso, haya que decidir a quién se admite a una UCI y a quién no, dejándolo al borde de la muerte.

Algunas de esas pautas, muy comentadas, discutidas y acatadas, son las de Ezequiel Emanuel, oncólogo, bioeticisita y presidente del Departamento de Ética Médica de a Universidad de Pensylvania, que vale la pena reseñar:

Son cuatro los valores éticos para racionar recursos de salud en la pandemia: Maximizar los beneficios producidos por los escasos recursos, tratar a las personas por igual, promover y recompensar el valor instrumental y dar prioridad a los más graves.  La prioridad en los recursos limitados debe ir a salvar la mayoría de las vidas y maximizar la calidad vida de las personas. “Salvar más vidas y más años de vida es un valor consensuado en los informes de expertos.”… La maximización de los beneficios requiere la consideración del pronóstico médico, no solo la edad, lo que puede significar dar prioridad a los pacientes más jóvenes y a aquellos con menos afecciones coexistentes. Agrego, teniendo en cuenta la calidad de vida que según el pronóstico se pueda recuperar. Emanuel sugiere para aliviar la carga de estas decisiones médicas: uno, que los pacientes que enfrentan la posibilidad de cuidados intensivos elaboren un documento que exprese qué calidad de vida futura considerarían aceptable y cuándo rechazarían los ventiladores o qué otras intervenciones de soporte vital pueden ser apropiadas; y dos, un grupo de triaje o clasificación de pacientes con médicos en funciones fuera de la atención directa al paciente o comités de médicos y especialistas en ética experimentados, para ayudar con las decisiones de racionamiento de las UCIs…

II- Hace varios meses, se publicó lo siguiente:

El dilema de los médicos italianos: elegir qué paciente vive y quién muere por coronavirus.

Italia tiene más de 10.000 positivos al nuevo coronavirus Sars CoV-2 y los recursos médicos empiezan ya de verdad a agotarse, algo que también podría suceder en España y que las autoridades sanitarias quieren evitar a toda costa.

Porque lo peor que puede hacer el coronavirus, más allá de acabar con más o menos vidas -la mortalidad sigue sin ser muy elevada- es herir de muerte al sistema sanitario y que no haya recursos ni profesionales para atender no sólo a los pacientes de COVID-19 sino a ningún otro.

Es el escenario que podría darse en el país alpino más pronto que tarde y una sociedad médica del país se ha pronunciado porque, cuando ocurra, los médicos se enfrentarán a su peor pesadilla: elegir a quién curar y a quién dejar morir, tanto de coronavirus como de otras enfermedades graves.

… No se trata de algo nuevo. En otras situaciones con muchas víctimas y pocos recursos se ha tenido que hacer lo mismo.  La más comparable: las guerras.  En esas ocasiones lo que hay que hacer es, en vez proveer de cuidados intensivos a todos los pacientes que lo necesitan, seguir «el criterio más compartido en justicia distributiva y la utilización adecuada de recursos sanitarios limitados».

… Este criterio se basa en el principio de maximizar beneficios para el mayor número de personas, lo que implica que el criterio de utilización necesita garantizar que los pacientes con más posibilidades de éxito terapéutica serán los que se han de tratar en primer lugar.

Esto se traduce en algo muy duro. «Puede llegar a ser necesario establecer un límite de edad para acceder a los cuidados intensivos».  Aquellos demasiado mayores para tener posibilidades de recuperarse, serán abandonados a su suerte.

Aunque el documento reconoce que es algo que suena cruel, señala la alternativa en caso de no hacerlo: «En el caso de una saturación total de recursos, mantener el criterio de atender primero al primero que llega implicaría excluir de los cuidados intensivos a aquellos pacientes que simplemente se diagnostiquen más tarde».

… Otro criterio que se deberá tener en cuenta, además de la edad, es la presencia de otras patologías, las llamadas comorbilidades.  Se sabe que pacientes que presentan otras dolencias no sólo tienen más posibilidades de no responder al tratamiento intensivo sino que necesitan más recursos para sobrevivir.

Por último, los médicos italianos advierten que esto no sólo afecta a los enfermos de COVID-19, sino a cualquier otra persona que requiera de cuidados intensivos.

Finalmente, te comparto esta otra publicación:

III- ¿Quién vive y quién muere en época de pandemia?

Kelly Michelson, originaria de Illinois, relató en una conmovedora y cruda carta el dilema al que muchos médicos se están enfrentando como profesionales de la salud ante la pandemia del COVID–19.

“Si se trata de racionalizar, no debería ser yo quien decida quién debe de vivir y quién debe morir”, escribió la directora del Centro de Bioética y Humanides Médicas de la Escuela de Medicina de la Universidad Northwestern Feinberg.

“La escuela de Medicina no me enseñó cómo decidir cuál de mis pacientes debería vivir y cuál debería morir si el racionamiento del equipo médico o el tratamiento fuera necesario. Pero recientemente he pasado la mayor parte de mi tiempo planeando la posibilidad de que mis colegas y yo necesitemos tomar esa decisión con precisión”, explicó Michelson en una carta enviada y publicada en el sitio de noticias del área científica Stat News.

Las conclusiones de la experta en salud llegan después que se conoció que en Italia y España ante la falta de equipo para atender a los pacientes enfermos de coronavirus, eran los médicos los que decidían quién recibía atención médica y quién no.

“Han surgido informes de Italia sobre médicos que eligen quién recibiría atención médica para salvar vidas y quién no.. Si el número de personas con casos graves supera el número de ventiladores, ¿decidirán los médicos quién recibe uno?”, cuestiona la médica.

“La pandemia de COVID – 19 ya está obligando a tomar decisiones difíciles. Los médicos en la ciudad de Nueva York están retrasando las cirugías para los pacientes, algunos de los cuales pueden morir esperando. Algunos hospitales han cambiado las políticas de control de infecciones para reservar equipo de protección personal, arriesgando la transmisión de otras infecciones difíciles de controlar. Si bien muchos sistemas han pasado a la telesalud, cancelar las clínicas para promover el distanciamiento social significa que algunos pasarán sin la atención médica necesaria”, opinó la experta.

Michelson es quien traza una guía para orientar a los demás médicos que deberían seguir un protocolo y entonces decidir a quién colocarle el único ventilador disponible en la sala de urgencias y salvar así una vida por sobre otra. Un dilema ingrato y desesperante.

«Esto significa comenzar con la idea de que vale la pena salvar cada vida y que el o“El deber ético de un médico es cuidar a sus pacientes.  Si estoy atendiendo a dos pacientes en la unidad de cuidados intensivos que necesitan un respirador, no debería ser yo quien decida quién recibe la máquina.  Esa decisión debe ser tomada por otros, preferiblemente un grupo de expertos médicos que no saben nada sobre los pacientes involucrados, excepto los hechos que se les dan. No usar tratamientos para salvar vidas no significa que dejemos de preocuparnos.  Para aquellos que pueden no sobrevivir, los cuidados paliativos son esenciales para ayudar a aliviar el dolor, la dificultad para respirar y otros síntomas, y para apoyar la angustia psicológica y espiritual”, señaló la médica.

Finalmente, Michelson concluyó: “He tenido que aprender muchas lecciones sobre ser médico desde que terminé la escuela de medicina. Hubiera deseado que esta no fuera una de ellas.”.

FIN

Tomado de: Oficina de Comunicaciones, Información y Prensa ASMEDAS Antioquia

 

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