Del libro inédito MaríaMaríaMaríía
Tomado de: Oficina de Comunicaciones, Información y Prensa ASMEDAS Antioquia
Por: Médico Guillermo Henao Cortés (foto)
Ginecoobstetra – Poeta asmedista
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B O G O T Á D O S
y eran una
y eran una
y eran una sola sombra larga!
José Asunción Silva Una noche. In: gaceta «La Lectura», Cartagena, 1894.
Alguna tarde,
en la ciudad amiga,
fuimos uno
los dos.
Enlamarañadecallesigualesydiferentes,
justo a destiempo
me esperas
y te encuentro. Es verte
por ves primera,
anegada en tu es peso
pasado
y renacer.
Tu azul paraguas
de París
-de París-
nos abrigaba de los lluviosos
caminantes.
Por las mejillas del atardecer,
lágrimas de grisáceo cristal
caían
en las sombras del día. Yemas luminosas
germinaban en las nocturnas construcciones.
Los minuciosos cálculos ilusos
se resquebrajaban en las bocacalles y en los semáforos acompasados.
En tu sobretodo
de London
-de London-
se ahogaban las risas de nuestras vacilaciones
deshojadas de aprendices.
Los hombres de los taxis tampoco tenían por qué saber que existíamos,
ni los de las aceras encharcadas,
ni los de las escondidas y gélidas oh qué edades. Volvimos al hotel.
Perdí mi base, mis avisos. Pensé en planes imprevistos
que alguna vez, carentes de un porqué,
se cumplen;
y en el volver, alborozado, de ellos,
porque se ha vivido.
El retorno
no es al punto de partida y se traen tez oros consigo.
Te compones para la comida que dejas
em pesada.
Hueles a ti, a Eau de Calandre
Paco Rabanne
de París
-de París-,
al impaciente sol haz que nos aplaca,
sujetos y des atados.
¡Bullir y dar el primer paso!
Nos internamos en los insomnes y acerrojados exteriores,
rumbo a las opacas
clarividencias
de lo nuevo.
Te apretujas en mi embozada ansi edad, el guía
es prudente y cortés; llenas mi hombro
con tu rostro.
El re cinto, pequeño, cerrado sin bóveda ni muros,
sitiado
de muebles gélidos
y breves. Lobo, dices tú. Me besas, y organizas el rito
pre cursor de inasequible libertad que se cuece
en las mórulas
de estos momentos perennes.
Te quitas tus zapatos
de Venezia
-de Venezia-.
Con la seda azul turquí de tu amplia bata de nodormir,
en esta efímera nochedía
-¡Toda la noche
es nuestra!-,
rasgas murmurantes oleajes en mi cabello era; su roja flor
esparce tu aroma inconfundible.
Las paredes, el empleado, los motivos
de los presentes idos y por venir,
no nos limitan.
Las ligaduras son suaves, invisibles,
podemos comprimir el pulmón
y respirar efusivos so si egos.
Somos de nosotros.
Muchos campos se exploran
de las futuras
permanencias, en las que
no andaremos. Nada concluye
y se em pieza de nuevo.
En esta inmensurable extensión de tres metros
me conociste mis otros poros, descubriste secretas púas
que regeneran la carne fragmentada.
Tus pupilas me trajeron lejanos países, las tortuosas calles de Amsterdam,
San Marcos en tu llanto irreiterable,
la Monalisa anonadante al final del-laberintodeloshacedores,
las Joyas de la Corona -¡FLASH! ¡FLASH! ¡FLASH!-,
Saint Germain des Près
bajo tus zapatos
de Dallas
-de Dallas-.
Luego,
a tu regreso de donde nunca habías estado,
te pasas a las filas
deshilachadas antes de formarse.
En tu cofre
repleto
de revoltijos poderosos,
viertes
inmanencias no exprimidas,
con varitas incandescentes
en las que chisporrotean las esencias
de tu agonía por ser. Y así te amo. No me traes recuerdos.
Eres
cuanto soy, cuanto seré. Inaccesible acá,
impreciso acullá
del germen totipotencial. Cincuenta años de siglos
arcillados con innúmeras entregas y con lucha
¡a
vida
o
vida!
Tomado de: Oficina de Comunicaciones, Información y Prensa ASMEDAS Antioquia