El origen del universo, la vida y los humanos

Tomado de: www.poetasdelmundo.com

Por: Médica Martha Inés Vélez (foto)
Asmedista – Poeta

COLOMBIA-Medellín.  El gran desafío para la ciencia y la filosofía modernas es el estudio del origen del universo, su historia y su destino. De la vida que renace, florece, multiplica su aleatoria danza, y de la que no logramos desentrañar sus más recónditos secretos. De los humanos, con su espíritu diverso, y sus admirables capacidades cognitivas y de conciencia.

El hombre, en su devenir evolutivo, llegó a recrear percepción, pensamiento abstracto, memoria con la consiguiente capacidad anticipatoria, lenguaje simbólico y articulado, creatividad y todas las facultades que lo hicieron humano, capaz de albergar todo tipo de emociones y sentimientos, que, por personal decisión, discurren desde el más cierto amor, el más inmerecido perdón o el más profundo olvido.

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Afirma Carlos Briones: “Somos los humanos, primates de una insaciable curiosidad, asomados al abismo de nuestros orígenes”. El hombre primitivo, curioso, miraba al cielo y se preguntaba por el día, la noche, las estaciones, las estrellas. Hoy, continúa inquieto, tratando de dar respuesta al origen del universo, a la edad del tiempo y cuándo surgió el espacio; a qué es la vida y cuándo se inicia.

Tampoco ha sido ajeno a la búsqueda de su trascendencia, a la inmortal espiritualidad. En yacimiento de Atapuerca (España), encontraron enterramiento de Homo Heidelbergensis, de 300.000 años de antigüedad, con un hacha gigantesca, que posiblemente no hubiera sido utilizada para uso cotidiano, sino más bien como parte de un ritual funerario.

El hombre de Neanderthal surgió por evolución de un tronco humano arcaico. Algunos remontan sus orígenes evolutivos a los 500.000 años. Genéticamente cercano al Homo Sapiens, pero de una especie biológica distinta, vivió en Europa, tanto en Próximo como en Medio Oriente y Asia Central, entre 230.000 y 30.000 años. Su primer hallazgo fósil fue encontrado en el Valle de Neander (Alemania) y el último, en el sur de España. Tenía un volumen craneal de unos 1.500 cc. No tenía lenguaje articulado, se comunicaba mediante un lenguaje propio. Fue coetáneo del hombre de Cro Magnon (humano moderno). Ya hacía enterramiento de sus muertos y se han encontrado tumbas con alguna señal de ritual de 95.000 años de antigüedad.

EL ORIGEN DEL UNIVERSO

La mayoría de las comunidades científicas aceptan la teoría postulada por el ruso Alexander Alexandrovich Friedman y, a su muerte, la continuó el sacerdote jesuíta belga George Lemaître, quienes afirmaron que el universo se creó en un rango de entre 13.761 y 13.835 millones de años, en el Big Bang, una singularidad (fuera de toda ley), cuando en una centésima de segundo y a una temperatura de cien mil millones de grados centígrados, un punto de máxima concentración de energía, de gravedad, se expandió a la velocidad de la luz (300.000 km/sg), dando paso a la conformación de la materia.

Un segundo después de la gran explosión, el universo se había expandido y su temperatura cayó por debajo de 10.000 millones de grados. En estas condiciones el universo tendría fotones, electrones, neutrinos y sus antipartículas, además de algunos protones y neutrones. En los primeros minutos, el universo era una sopa de quarks: partículas elementales, que unidas de a tres, formaron protones y neutrones.

380.000 años después del Big Bang, con temperaturas de 3.000 grados Kelvin, se dio la Nucleosíntesis Primordial: los electrones y los núcleos comenzaron a combinarse, para formar átomos de hidrógeno. La radiación (los fotones) se desacoplaron, se liberaron de la materia y se diseminaron libremente en todas direcciones y el universo que era oscuro se hizo transparente. La radiación de fotones dio lugar a la radiación cósmica de fondo o radiación de microondas, que aún hace presencia en el universo. Y el universo comenzó a expandirse.

Del Big Bang nos quedaron: una radiación cósmica de fondo, que da la temperatura media del universo 3° K., descubierta por los nobel Penzias y Wilson en 1964 y cuya interpretación cosmológica fue dada por J. P. Peebles. Una luz de fondo, proveniente de la electricidad y el magnetismo, descrita por James Clerk Maxwell. Y la expansión del universo, teoría expuesta por Edwin Hubble, 1929. Según Einstein, el Big Bang sería el comienzo del tiempo y del espacio.

Un millón de años después de la explosión del huevo cósmico, habiéndose dado ya el proceso de nucleosíntesis, aparecieron las primeras estrellas, que se agruparon en galaxias.

Las estrellas son verdaderos laboratorios donde, a altas presiones y temperaturas, se transforman los elementos que conforman la materia. Por procesos de fusión progresiva (unión de núcleos), los elementos más ligeros se convierten en elementos más pesados: el hidrógeno transmuta a helio, el helio a litio, el litio a berilio, el berilio a carbono y así susesivamente hasta llegar al hierro, que es el elemento más pesado.

Los átomos de hidrógeno son los únicos provenientes de la nucleosíntesis primordial, generados a los 380.000 años de la gran explosión, cuando los protones y los electrones pudieron unirse. Los demás elementos se formaron en las estrellas. Se cree que estos elementos más pesados, conformaron la materia de la cual está hecha la tierra y los demás planetas.

Hemos de tener en cuenta que todos los seres de la naturaleza, animados e inanimados, tú, yo, las semillas, la tierra y todo lo que nos rodea, estamos hechos de los mismos elementos, aquellos que aprendimos en la tabla periódica de Mendeleyev. Tenemos hierro en la sangre, calcio en los huesos. Según Carl Sagan, “somos polvo de estrellas”.

Nuestro sol es una estrella, posiblemente de tercera generación, nieta de las primeras estrellas, en los albores del universo. Está a 150 millones de kilométros de la tierra y un rayo de luz se demora 8 minutos para llegar a nosotros. Su temperatura es de 15 millones de grados centígrados en su centro y 5.500 grados centígrados en la superficie. Tiene 5.000 millones de años de existencia y material de combustión para otros 5.000 millones, al cabo de los cuales, hará explosión y se convertirá en una estrella gigante roja. Luego con su energía en extinción, terminará como una estrella enana blanca. De una u otra manera, moriríamos por intenso calor o, en su segundo estadío, por exceso de frío.

En griego planeta, significa vagabundo. Nuestro planeta tierra, con 4.570 millones de años, se formó, como lo hicieron los demás planetas, por procesos de acreción de escombros de las estrellas, basura interplanetaria y desechos del sol.

En un principio, la tierra carecía de oxígeno, las rocas ígneas en su proceso de enfriamiento emitían gases tóxicos, similares a las actuales emisiones volcánicas. Las bacterias purpúreas y verdes del azufre, metabolizaban esas emisiones gaseosas, a partir de una fotosíntesis anoxigénica, liberando sulfuros de hidrógeno, no oxígeno

Hace 2.700 millones de años, con la explosión ecológica de cianobacterias, organismos procariontes (sin membrana nuclear), capaces de tomar el hidrógeno del agua y liberar el oxígeno, se dio la fotosíntesis oxigénica, se obtuvo oxígeno, que hizo presencia primero en el mar y posteriormente en la atmósfera.

Después de que las rocas calizas capturaran el oxígeno y el mundo mineral quedara saturado de este elemento, la atmósfera de la tierra se oxigenó. Con el transcurrir del tiempo, esta fotosíntesis oxigénica, fue compartida con algas y plantas. Tras un extenso período, se logró la composición actual de nuestra atmósfera. El hidrógeno constituye el 75% de los gases del universo; pero, a igual que el helio, en la atmósfera terrestre es escaso. Esta está constituída por 78% de nitrógeno, que da el color azul al cielo, 21% oxígeno, 1% helio y otros gases como metano, ozono, argón y vapores de agua, los cuales circundan la tierra, conformando la capa atmosférica.

La luna apareció 100 millones de años después de la existencia de la tierra. Se originó por el choque tangencial de un asteroide denominado Theia, que arrancó un pedazo a la tierra y lo sacó de órbita para formar la suya propia. En la luna no hay atmósfera, por tanto, no se transmite el sonido. Tiene una sexta parte de la gravedad de la tierra, por ello los cuerpos flotan. Siempre vemos la misma cara de la luna. No tiene luz propia, refleja los rayos del sol. La luna, acorde con la teoría de la expansión del universo, se aleja de la tierra a una tasa de 3.8 cms. por año.

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