Por : Hernán Gaviria Quintero (foto)
Médico asmedista, docente universitario
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Recientemente, el pasado 30 de julio de 2020, la directora de la Organización Panamericana de la Salud – OPS – Carissa F. Etienne, filial de la ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD – OMS -, en una rueda de prensa1, dio a conocer importantes consideraciones que, recogidas por algunos medios de comunicación, no pasaron de simples titulares. Debo hacer un esfuerzo por rescatarlas. Advirtió que AMÉRICA LATINA es hoy el epicentro de la pandemia con 4.5 millones de casos de COVID-19 y 350 mil muertos con tendencia a su aceleramiento. Pero fue más categórica en señalar, como consecuencias, una triple crisis: sistemas de salud devastados, una protección social resquebrajada y unas economías desestabilizadas. Pese a que resultan poblaciones afectadas, desproporcionadamente golpea más a los pobres, a los pacientes con enfermedades de base (co-morbilidades) y a los que no están cubiertos por ningún sistema de salud. De la interdependencia entre salud, protección social y economía, señala, se logra una economía estable y productiva y, a su vez, que una población tenga salud y bienestar. En síntesis, una economía fuerte se debería reflejar en la salud y el bienestar de la población.
El reto, dice la directora de la OPS, es enfrentar esta crisis con sistemas de salud sólidos y bien financiados, como forma de proteger los logros de salud (control de enfermedades crónicas, infección por VIH, Tuberculosis, Malaria) y como forma de hacer frente a la pobreza y a las tremendas desigualdades de la región. De esta manera, la salud no es un privilegio ni un bien, sino un derecho fundamental.
La OPS, una vez reconocida la triple crisis desde el inicio de la pandemia COVID-19: salud, protección social y economía, se apoyó en los enfoques de la actual Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para la América Latina y el Caribe – CEPAL – y de lo cual salió el siguiente informe: “Salud y economía: una convergencia necesaria para enfrentar el COVID-19 y retomar la senda hacia el desarrollo sostenible en América Latina y el Caribe”. De dicho informe destacó las siguientes deficiencias estructurales: 1. Una inversión pública insuficiente, 2. Un gasto de salud promedio en la región del 3.7% del PIB muy por debajo del 6% del PIB recomendado por la OPS. Indicadores aterradores: una recesión del -9.1% en 2020, un desempleo del 13.5%, un 37.3% de la población en pobreza, un coeficiente de desigualdad (GINI) del 4.9 puntos, 54% de trabajadores informales. Deficiencias que no se van a superar en un horizonte difícil de visualizar, precisamente cuando vamos a asistir a una presión por recuperar primero la economía, afectando las inversiones en salud y los servicios sociales. Quizás se echen de menos los recursos destinados al financiamiento adicional para el control de la pandemia, más la recuperación de las pérdidas actuales de la salud y la protección social.
Se impone mitigar el impacto COVID-19, como dice la directora de la OPS, que “enfermos no tengan que elegir entre su salud y tener un techo o alimentos para su familia o que, peor aún, corran el riesgo de caer en la pobreza a causa de las cuentas médicas. Hoy en día, los hogares de toda nuestra Región cubren más de un tercio de los costos de atención médica de su propio bolsillo y para casi 95 millones de nosotros, estos costos son catastróficos. La salud debe abordar las desigualdades en nuestra Región y ayudar a que las personas salgan de la pobreza, no a la inversa”. Más aún, advirtió: “Los países deben evitar pensar que tienen que elegir entre reabrir la economía y proteger la salud y el bienestar de su población. De hecho, esta es una elección falsa”. Es decir, ante la urgencia de la reactivación económica plena, ésta no puede reanudarse a menos que se tenga el virus bajo control; intentar lo contrario sería poner en peligro la vida y extender la incertidumbre de otra pandemia. Son advertencias que deben preocupar a académicos, políticos y opinadores del acontecer en Colombia.
Medellín, 5 de agosto de 2020
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1 https://www.paho.org/es/documentos/rueda-prensa-opscepal-palabras-directora-30-julio