Tomado de: Oficina de Comunicaciones, Información y Prensa ASMEDAS Antioquia
Por: Médico Alejandro Hernán Quintero Galeano (foto)
Ginecoobstetra – Asmedista
Si por el lado de la pandemia no hay tregua y, por el contrario, nos encontramos in crescendo, entre otras por el covid friday o las repercusiones del día sin IVA y por manejos erráticos del Ministerio de Salud, por el lado de la política la situación se torna más oscura para nuestra sociedad. Se ha cumplido una nueva instalación del Congreso de la República con el sello del uribato y del inepto Duque; ese sello significa, como veremos, ilegalidad, corrupción, e irrespeto, características de su régimen antidemocrático y autoritario, en donde se desprecian a diario los valores más elementales, incluyendo el derecho a la vida. Miremos:
La ilegalidad. En La Ley 5 de 1992, por la cual se expide el reglamento del Congreso, no se presenta dentro de su articulado la posibilidad de la instalación virtual; además, en fallo previo de la Corte Constitucional, once días previos –el 9 de julio 2020-, se declaró inconstitucional el Artículo 12 del Decreto Legislativo 491 del pasado 28 de marzo por el cual el gobierno ordenaba las reuniones no presenciales en los órganos colegiados de las ramas del poder público; considerando inexequible, entre otras, que:
“Sin perjuicio de las disposiciones contenidas en las normas vigentes, los órganos, corporaciones, salas, juntas o consejos colegiados, de todas las ramas del poder público y en todos los órdenes territoriales, podrán realizar sesiones no presenciales cuando por cualquier medio sus miembros puedan deliberar y decidir por comunicación simultánea o sucesiva. En este último caso, la sucesión de comunicaciones deberá ocurrir de manera inmediata de acuerdo con el medio empleado…”.
Fuera de ello, en su discurso, el subpresidente Duque, acostumbrado al reality show y demostrando una vez más su desconocimiento general, olvidó instalar formalmente las sesiones del Congreso; a lo que el secretario Gregorio Eljach y el presidente saliente del Senado Lidio García tuvieron que preguntarle posteriormente para que lo expresara y así poder instalar las sesiones del Congreso formalmente.
Corrupción. Llamada la jugadita II, el uribato eligió como presidente del Senado, sin importar sus investigaciones actuales por corrupción electoral con el sonado caso de Aída Merlano –por lo cual se adelanta proceso en su contra en la Corte Suprema de Justicia-, lo que le determina una inhabilidad –por lo menos moral, si tuvieran-, al señor Arturo Char, “el cantante”, quién omitió declarar sus conflictos de interés frente a las empresas que conforman el grupo económico de su familia, senador con récord en incapacidades y falta de iniciativa legislativa; fue nombrado con los votos de CR, CD, Conservadores, Liberales y cristianos, en pacto politiquero previo, para darle gobernabilidad al uribato.
El irrespeto. Fuera del irrespeto a la Ley colombiana, llamó la atención los términos en los que el subpresidente se dirigió a la senadora Aída Avella: “Que la vieja estaba diciendo que en dónde estaba yo, que si no estaba escuchando”, situación que demuestra una vez más varias características del uribato: su condición anti-democrática, su irrespeto y desprecio hacia la oposición -hacia los que piensan diferente a su dogma-, su condición machista, discriminadora y mezquina.
Después de semejante suceso, Duque no ha tenido ni la caballerosidad ni la valentía de ofrecer disculpas públicas a la senadora; senadora, quien le da cátedra de integridad, honradez, ética y compromiso frente al país y las causas sociales.
Por el lado de la población, llama la atención el desconcierto en el que se encuentra, en dos sentidos: 1. generado por el manejo errático que el propio gobierno ha dado a la pandemia incluyendo la irresponsabilidad de las declaraciones del ministro; y 2. la actitud incrédula e irresponsable de muchos ciudadanos.
Podemos decir que el éxito de otros países como Cuba es contar con un sistema de salud fuerte, centralizado, de carácter preventivo, con base en la atención primaria en salud para toda su población, sin exclusiones ni barreras económicas de acceso, cobertura del 100%, con un enfoque desde la salud social que permite controlar los determinantes de la salud. Cuba, a pesar del bloqueo económico, ha enfrentado con éxito la pandemia. Nosotros en Colombia, que seguimos al pie de la letra los designios de los organismos financieros internacionales FMI y BM, con la reestructuración del Estado y la implementación de la Ley 100 de 1993, nos vemos superados por la pandemia tanto desde nuestro fragmentado y desarticulado sistema de salud privatizado, como desde nuestra población empobrecida y dedicada al rebusque diario; dos elementos explosivos para enfrentar al covid-19. Eso sin contar, además, con la influencia del factor educativo, como lo veremos más adelante.
Ya hemos expuesto en artículos anteriores cómo con la finalidad de ganancia, la intermediación en salud, las redes pública y privada hospitalarias quedan desfinanciadas, las EPS no pagan, retienen los dineros, el fondo público estatal tampoco -Fosyga / Adres-, el sistema de vigilancia no funciona, el talento humano en salud ante el nuevo negocio es considerado como el “gasto variable a intervenir” para asegurar el sostenimiento y las ganancias; por ello, los contratos tercerizados y bajo figuras aberrantes como contrato sindical y OPS. En la situación de un sistema de salud que no funciona para la población, sólo a punta de tutelas para conseguir lo requerido, con evidencia de corrupción privada y pública, es una irresponsabilidad mayúscula que el ministro salga hablando de un supuesto “cartel del covid” aumentando la indignación en la población, el rechazo al sistema e, incluso, tendiendo un manto de duda sobre el personal encargado de la atención y sobre las instituciones.
Los principales errores para la confrontación de la pandemia por parte del Gobierno nacional, a nuestro juicio, han sido:
El confinamiento; inicialmente obligaron a todos los habitantes a encerrarse en sus casas, pero permitieron que los vuelos internacionales siguieran llegando desde Europa y Estados Unidos, con el covid a bordo (primer error); con la alta informalidad de la población -mayor del 60%- y los altos índices de pobreza, la población no aguantó por necesidad el encierro al requerir del rebusque para comer, ante lo cual el gobierno responde no con una renta mínima vital universal, ni con la suspensión del pago de servicios públicos, -sino acorde a su cartilla neoliberal- con un auxilio solidario para algunos focalizados, pírrico, lleno de corrupción; pero eso sí, con un gran capital para banqueros (sector financiero) y grandes empresas incluyendo a las EPS (segundo error). Hoy el gobierno no ha podido dar respuesta al desequilibrio en las cuentas encontrado por la investigación del observatorio fiscal de la Universidad Javeriana. Cuando la economía no aguantó, surgieron las presiones de los gremios y el gobierno cede con la liberación paulatina exponiendo al contagio a los trabajadores más pobres, programando incluso un día sin IVA en plena pandemia (tercer error); no se apoyó al talento humano en salud asegurándole contrataciones dignas y los equipos de protección personal epp, motivándolo, ni a la red hospitalaria estableciendo un subsidio a la oferta de camas para el covid, con lo que se asegurara el sostenimiento financiero de las instituciones, debilitando aún más el sistema de salud (cuarto error); la tamización para búsqueda activa de casos covid positivos asintomáticos y los programas epidemiológicos de cercos y confinamiento selectivo a los enfermos han sido insuficientes (quinto error); las promesas de los ventiladores para camas UCI, su énfasis y la falta de preparación para el personal de salud encargado de su manejo ha sido improvisada (sexto error).
Por el lado de la población, con sus condiciones históricas sociales y culturales, el que todavía base el conocimiento en el pensamiento idealista, mágico-religioso, hace que no se crea en el virus o se le desafíe conscientemente, adoptando actitudes sociales irresponsables y agresivas frente al personal de salud, creyendo en el “cartel del covid”, argumentando que son un engaño las teorías conspirativas, poniendo en tela de juicio el manejo y las sugerencias por los gremios médicos, etc.
Todos estos elementos, políticos y sociales, hacen que el enfrentamiento de la pandemia sea difícil, caótico y desordenado. Mientras la pandemia nos ataca con más fuerza y la población se encuentra en el desconcierto, el gobierno continúa favoreciendo a sus amigos y sus intereses particulares vía decretos autoritarios, rechaza la oposición y la estigmatiza, y continúa el derramamiento de sangre por todo el territorio nacional de líderes(as) y desmovilizados(as) bajo el fuego de la propia fuerza pública asociada con los grupos irregulares, como ha quedado demostrado en las últimas masacres del Catatumbo.
De este gobierno del uribato nada bueno se puede esperar, así como nada tampoco de los alcaldes elegidos como alternativos, pero ahora autoritarios y afines al poder de las élites tradicionales. Hoy en Colombia, ante tanta barbarie, la responsabilidad ética y moral para salir de este momento oscuro de nuestra historia la tienen los movimientos sociales y populares, los partidos de oposición, las organizaciones sindicales, los intelectuales orgánicos, lo(a)s líderes(as) sociales, sus gremios; sólo la unidad consciente de los de abajo, de las clases subalternas, podrá vencer la pandemia y el régimen del uribato.
Tomado de: Oficina de Comunicaciones, Información y Prensa ASMEDAS Antioquia