Ilegitimidad del gobierno Duque y desobediencia civil

Tomado de: Oficina de Comunicaciones, Información y Prensa ASMEDAS Antioquia

Por: Médico Alejandro Hernán Quintero Galeano (foto)
Ginecólogo – Asmedista

I

Ha quedado claro en concurrencia con esta pandemia la ilegitimidad del gobierno del sub presidente Duque con el fraude electoral, al evidenciarse la compra de votos con dineros del narcotráfico, el nivel extremo de corrupción y la falsedad en cada uno de sus actos, su ineptitud, su relación con la mafia, situación cada vez más palpable; también ha quedado muy claro el papel de los grandes medios de comunicación como parte importante de la corporación del delito que nos maneja, el cómo hacen parte de ese engranaje RCN, LA FM, Caracol, Semana, El Tiempo, Blu, etc., quienes minimizan la Ñeñe política y las múltiples revelaciones graves hechas por abogados y periodistas independientes, valoran la fiscalía a la carta, desconocen que las fuerzas del Estado: ejército, policía y Esmad en vez de defensores se convirtieron en victimarios de la población; el asesinato interminable de líderes(as) y desmovilizados(as), el feminicidio son menospreciados; por ello y mucho más, el hastío con este régimen corrupto y sus dependientes; hoy no nos queda otra alternativa que cambio de régimen o la barbarie.

A un régimen autoritario, clientelista, plutocrático, ausente de democracia, como el que se instaló con el Frente Nacional, sustentado en la ultra conservadora Constitución de 1886, pasamos  con el auge de la mafia, a partir de los 80s, a una infiltración completa del Estado por el poder del narcotráfico; ya bajo la Constitución de 1991, la cooptación de las instituciones estatales en las tres ramas del poder público, aprovechando sus ejércitos paraestatales (paramilitares), conquistaron el ejecutivo y el legislativo desde la periferia hacia el poder central, alcaldías-concejos, gobernaciones-asambleas, hasta llegar a la presidencia-congreso en 2002, continuando con su poder hasta nuestros días; además, aprovechando ese poder se tomaron la rama judicial y la fuerza pública.

Su proyecto de país, uno de terratenientes, grandes hacendados, concentrador de la riqueza, extractivista, privatizador de los servicios y obras públicas, así como de la salud, la educación, la recreación,  a favor de los grandes grupos económicos, responsables del trabajo tercerizado y de la informalidad laboral, desindustrializador, dependiente y amigo de la financiarización; ese mismo proyecto es el que ha  demostrado su FRACASO SOCIAL Y ECONÓMICO con la pandemia del COVID-19, con el hambre y la pobreza de un grueso de la población; y su FRACASO POLÍTICO con los niveles exasperantes de corrupción y delito en el poder. Con la trampa del proceso de paz se acabó con el caballo de batalla de las Farc, quedando las disidencias y el ELN, para justificar muchas de sus acciones y de sus grupos (ejecutores de la guerra, incluyendo la guerra sucia), para actuar en contra de la población campesina e indígena, estudiantes, profesores, sindicalistas, líderes sociales y defensores de derechos humanos. La dignidad nacional y de nuestra región es pisoteada por las élites políticas que dirigen el régimen corrupto y mafioso, venden los intereses en nuestro territorio, nuestra soberanía y la estabilidad de la región, a cambio de las no represalias judiciales; al fin y al cabo, no es la primera ni la última vez que el imperio utiliza la estrategia del gobierno corrupto, del que sabe, ante su debilidad causada por dicha situación, su sumisión y obediencia absoluta.

II

Cuando el senador Gustavo Petro, basado en las evidencias (Ñeñe política, alianza con el narcotráfico, fraude electoral) que EFECTIVAMENTE hacen ILEGÍTIMO el gobierno Duque, llamó a la desobediencia civil –según teoría de Henry David Thoreau-, el país político se rasgo las vestiduras, sobraron los epítetos, los descalificativos; los periodistas de los medios de comunicación del establecimiento, como era de esperarse, fueron reactivos a esas declaraciones; el “candidato educador” Fajardo, en entrevista con María Jimena Duzán, sólo atinó al rechazo, demostrando su desconocimiento de la teoría de la desobediencia civil y de Thoreau, o demostrando una vez más su propia pertenencia. Incluso, un diario tradicionalmente serio como El Espectador, dedicó su editorial al tema (07/07/2020) acusándolo de utilizar “argumentos amañados, estrategias de populistas, destruir la legitimidad de las instituciones a toda costa”, no medió el análisis, la profundización de los argumentos, la ponderación de las evidencias para la afirmación.

Siguiendo las líneas del editorial y ante sus preguntas “¿Está demorada la Fiscalía en actuar?” nosotros respondemos CLARO, Barbosa ha demostrado ser su amigo protector; “¿Eso justifica que se cuestione la legitimidad del presidente y, además, se llame a la desobediencia civil en la práctica destruyendo la credibilidad de las instituciones?”  Respondemos CLARO. Es el propio presidente y su partido el CD, con sus acciones, los responsables de la propia pérdida de su legitimidad, los hechos son tozudos; lastimosamente, las instituciones colombianas han perdido la credibilidad desde hace tiempo con el uribato ante tantas evidencias. En conclusión, no son argumentos amañados ni populistas, ni catastróficos, es simple y llanamente la verdad, nuestra realidad, a la cual accedemos gracias a los medios alternativos, a los pocos periodistas y abogados independientes que, a pesar de las amenazas de muerte, dejan al descubierto con sus investigaciones las acciones ilegales y oscuras del matarife; ya somos más de diez millones de habitantes consientes de esta realidad, realidad que muchos medios quieren ocultar, desviar, no profundizar; verdad necesaria para construir una Colombia en paz.

¿Quién fue Henry David Thoreau? ¿Qué es desobediencia civil? ¿Qué tiene que ver la desobediencia civil con la justicia y la democracia? ¿La desobediencia civil pretende acabar con las instituciones?

Thoreau nació en 1817 en Concord, Massachusetts; escritor, filósofo y poeta estadounidense; en 1846 fue puesto en prisión por negarse a pagar un impuesto para financiar la guerra contra México, además por oponerse a la esclavitud; de este evento surge la inspiración para su obra: Ensayo sobre la resistencia al gobierno civil, posteriormente denominada Desobediencia Civil. Murió en 1862.

Edward Javier Ordóñez, profesor de la Universidad Santiago de Cali, estudioso de la obra de Thoreau, nos dice:

Ante la injusticia, Thoreau se posiciona de manera crítica. La cárcel fue su castigo (en dos oportunidades) ante la oposición a la esclavitud, la guerra contra México y el no pago del impuesto de capitación. Su obra, Desobediencia civil (título moderno, pues inicialmente se denominó Resistencia al gobierno civil), de 1848, implica el testimonio fehaciente en contra de políticas institucionales indignas e injustas. Para él, la sociedad civil se constituye, antes que por ciudadanos, por personas. Mientras la ley normaliza, funda derechos y deberes, la desobediencia civil prioriza a la persona y el sentido de humanidad; la ley homogeneiza a la sociedad, hace ciudadanos, y la desobediencia civil fractura tal igualdad. La conciencia personal posibilita una sociedad heterogénea pero justa. Justicia en cuanto se transgrede la ley injusta. Así, la justicia por encima de la ley se presenta como el fin desiderativo de sociedad civil. “Lo deseable no es cultivar el respeto por la ley, sino por la justicia. La única obligación que tengo derecho a asumir es la de hacer en cada momento lo que crea justo” (Thoreau, 1987, pp. 42-43).  La justicia, entonces, nace de la conciencia y de los criterios morales que configuran la escena pública. Acceder a la justicia por la conciencia, en contravía de la ley injusta, encumbra la desobediencia civil. Pero también, la desobediencia civil, según Thoreau, estaba posicionada en el orden normativo subjetivo: “era para él un deber, es una cuestión de principios” (Casado, 2004, p. 86). En fin, se puede afirmar que para Thoreau la sociedad civil reinterpreta las normas desde la justicia y el carácter normativo subjetivo…..

Así, la desobediencia civil es una opción contraria a la injusticia, por lo que debate en el quehacer programático de la política; es decir, la persona resiste el poder político dominante injusto sin que implique salirse de la sociedad civil, la desobediencia civil en tanto disidencia. Por tanto, la desobediencia en la sociedad no implica el fugarse del orden social existente, sino el considerar un orden social otro. La sociedad otra encuentra uno de sus fundamentos en la discusión de las leyes injustas”[1].

Como lo vemos, y contrario a la información malintencionada de los medios de comunicación, la invitación al llamar a la Desobediencia Civil es una invitación al debate sobre la injusticia, la moral social, por el sujeto consciente que entiende y enfrenta la ley injusta, al gobierno y al Estado injusto, corrupto e ilegítimo, los rechaza bajo la convicción de que la unidad de subjetividades (colectivo –societal- ) en Desobediencia Civil tendrán la potencialidad de cambiar al gobierno y al Estado injusto. Por lo tanto, la desobediencia civil, que hace parte de los derechos individuales, enriquece la democracia, su intención es la justicia, mejorar las instituciones. Fue así como lo entendieron y nos dieron ejemplo en la historia, entre otros, Mahatma Gandhi y Martin Luther King.

Se entiende que al régimen ilegítimo, corrupto y arcaico del uribato, no le interese que sus pobladores tengan el nivel de conciencia suficiente, la subjetividad que les permita confrontarlos; por ello la manipulación y los epítetos, en vez de la argumentación y el análisis a profundidad de los hechos. Esa es otra de nuestras características y nuestras taras: un régimen antidemocrático.

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[1] Ordónez, EJ. La Desobediencia Civil en tanto disidencia. Thoreau, Arendt, Rawls. Universidad Santiago de Cali. Agosto 2018.

https://www.researchgate.net/publication/326752351_La_desobediencia_civil_en_tanto_disidencia_Thoreau_Arendt_Rawls/link/5b61ef230f7e9bc79a74e603/download

 

Tomado de: Oficina de Comunicaciones, Información y Prensa ASMEDAS Antioquia

 

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