Tomado de: Oficina de Comunicaciones, Información y Prensa ASMEDAS Antioquia
Por: médico Alejandro Quintero Galeano (foto)
Ginecoobstetra, médico asmedista
Muchos autores coinciden en opinar que después de esta pandemia tanto la economía internacional, por la recesión y la disputa de los bloques de poder occidental-oriental, como la situación de la especie humana, no serán las mismas. Daniel Estulin, escritor e investigador ruso, postula el coranovirus como arma biológica que se convertirá en la excusa para desgravar las consecuencias de un inminente colapso económico planetario que llevará al final del capitalismo1; y por ende, a la necesidad de inventar un nuevo modelo económico. Otros autores postulan diversas posibilidades: fin del capitalismo salvaje o fin de la civilización humana (Washington post)2, aislamiento nacionalista o solidaridad global (Yuval Harari)3, barbarie o comunismo reinventado (Zizek)4, pensadores de nuestro continente como Noam Chomsky resaltan como: “el asalto neoliberal ha dejado a los hombres sin preparación, esta crisis es el enésimo ejemplo del fracaso del mercado, al igual que lo es la amenaza de una catástrofe medioambiental”5; Atilio Borón, coincide en el análisis, argumentando que “la primera víctima fatal que cobró la pandemia fue la versión neoliberal del capitalismo”6.
Hoy, los países occidentales, incluyendo al imperio en decadencia, viven las consecuencias de la aplicación de las políticas de ajuste o el llamado modelo neoliberal: sistemas de salud debilitados y desarticulados por las privatizaciones, con un gran déficit del sector público, bajo un modelo con énfasis en lo curativo; un recurso humano en salud desregulado, con alta inseguridad laboral; una mayoría poblacional viviendo del diario, en informalidad, sin posibilidad de seguridad social; un aumento de sectores en la pobreza, a los que medidas como la cuarentena obligatoria, se convierten en una sentencia a morir de hambre. ¿Cómo controlar con estas condiciones la pandemia? Bien lo expresaba una trabajadora sexual al ser entrevistada por un noticiero nacional: “la cuarentena es un privilegio de clase”.
Existen trabajos desde la salud pública que demuestran como todos estos factores son negativos e impiden las estrategias adecuadas para la contención de la pandemia:
“Falta de camas en los hospitales, colapso de los sistemas de salud, millones de trabajadores sin seguridad social, pérdida de empleos y hambre durante la cuarentena: el coronavirus arrasa
en un mundo erigido sobre la base de políticas neoliberales”7
Los expertos opinan que no es suficiente únicamente con la medida del aislamiento social, sino que se requiere además, de la búsqueda activa de casos, haciendo pruebas, con el fin de romper la cadena de transmisión al identificar y aislar los casos positivos. Estos aspectos son los que han definido la diferencia del éxito de la contención entre los países orientales y occidentales: “los sistemas sanitarios de cobertura universal, o casi universal, con los que cuentan países como China, Singapur, Japón y Corea del Sur lograron controlar la expansión de la epidemia y tender a la población enferma”8. Países en donde, por las condiciones de vida de sus habitantes y su sistema de salud, se ha realizado el aislamiento, rastreo, la detección y el tratamiento de los infectados.
Hoy nos enfrentamos, además de lo económico sistémico, a una crisis ambiental y humanitaria de grandes dimensiones; una crisis de la especie humana, de nuestra supervivencia, de nuestra integridad. Algo como especie debemos estar haciendo mal, algo debemos cambiar, algo tenemos que hacer por el bienestar de todos.
Carl Sagan alguna vez nos decía:
“En nuestro pequeño planeta, en este momento aquí, enfrentamos una encrucijada decisiva en la historia. Lo que hagamos con nuestro mundo en estos momentos se propagará por los siglos y afectará poderosamente el destino de nuestros descendientes. Está dentro de nuestro poder el destruir nuestra civilización y tal vez nuestra especie también. Si nos entregamos ante la superstición, la codicia o la estupidez podemos sumir nuestro mundo en una oscuridad más profunda que el momento entre el colapso de la civilización clásica y el renacimiento italiano. Pero también somos capaces de usar nuestra compasión y nuestra inteligencia, nuestra tecnología y nuestra riqueza, para crear una vida abundante y significativa para cada habitante de este planeta, para mejorar enormemente nuestra comprensión del universo y para llevarnos a las estrellas”9.
En Colombia, frente a esta pandemia, se debe continuar no sólo, con el aislamiento social o cuarentena, sino también instituir una búsqueda activa de casos con pruebas de hisopados nasofaríngeos y no en sangre capilar, que permitan la identificación de personas infectadas en etapa temprana, asintomáticas, aislando estas personas y sus contactos, medida que permitirá
disminuir, sustancialmente, la transmisión viral y que acortaría el tiempo para el control de la pandemia. De otro lado, se debe proteger a todo el personal de la salud, no sólo con sus implementos necesarios de bioseguridad, sino con la estabilidad y el mejoramiento de sus contratos laborales; se debe asegurar, además, que recursos económicos lleguen en cantidad suficiente a la red pública hospitalaria para permitir su adecuado trabajo. Hoy contamos con el magnífico avance del aislamiento del virus, realizado por el grupo de inmunovirologia de la Universidad de Antioquia, grupo al que hay que apoyar financieramente, así como a la universidad, para acertar en la terapéutica de los infectados.
La crisis de hambre del grueso de la población que se defendía con el diario, a través del trabajo informal, se debe enfrentar con todos los mecanismos que brinda el Estado para la asistencia social; el Estado en cabeza del gobierno nacional y con los gobiernos locales, debe asumir su responsabilidad como factor causal histórico de la situación y el sufrimiento de esta población.
La enseñanza que nos deja el tiempo que llevamos de pandemia, una vez más, es que el problema en nuestro país, no es de inteligencia ni de talento (varias universidades públicas han sobresalido con aportes muy valiosos a pesar de sus escasos recursos), sino más bien de dirección, del pensamiento individualista y mezquino de nuestras élites, uno monopolizador y concentrador, obtuso y antidemocrático, que instituyó un modelo de desarrollo excluyente para las mayorías, el patrimonialismo de Estado como su concretización con la división histórica, cada vez más acentuada, entre élites y clases subalternas.
Pasada la pandemia, es el deber de estas últimas, el unirse y luchar con mayor ahínco por transformar esas condiciones estructurales que han perjudicado su situación. Es prioritaria la derogatoria de las Leyes: 100 de 1993 o ley del Sistema General de Seguridad Social en Salud SGSSS; 50 de 1990 y sus sucedáneas, responsables de la tercerización e informalidad laboral; 30 de 1993 y las pertenecientes a la educación pública, responsables de la desfinanciación y problemática del sector público educativo; como eje central de estas transformaciones se necesita el cambio del sistema económico en el país; cambio sin el cual la política social como derechos universales no tendría sustento.
Para ello, y en conjunto con Atilio Borón, podemos decir: no es el coronavirus el que derrotará en nuestro país al neoliberalismo, a la cultura del individualismo que nos han introyectado desde pequeños, al idealismo como sustento epistemológico, tampoco acabará con nuestras élites retrógradas; mucho menos, nos pasará a una era postcapitalista. Ello sólo será posible con la concientización, la solidaridad, la organización y lucha de las clases subalternas.
“Tremendo desafío para quienes queremos construir un mundo postcapitalista porque, sin duda, la pandemia y sus devastadores efectos ofrecen una oportunidad única, inesperada, que sería imperdonable desaprovechar. Por lo tanto, la consigna de la hora para todas las fuerzas anticapitalistas del planeta es: luchar hasta el fin, como quería Fidel cuando en un memorable encuentro con intelectuales sostenido en el marco de la Feria del Libro de La Habana en febrero del 2012, se despidió de nosotros diciendo: “si a ustedes les afirman: tengan la seguridad de que se acaba el planeta y se acaba esta especie pensante, ¿qué van a hacer, ponerse a llorar? Creo que hay que luchar, es lo que hemos hecho siempre”. ¡Manos a la obra!”10
Atilio Borón
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2 https://prensaygente.com/2020/04/03/o-muere-el-capitalismo-salvaje-o-muere-la-civilizacion-humana/
4 https://www.cnnchile.com/cultura/libro-slavoj-zizek-coronavirus-pandemia_20200325/
6 https://www.clacso.org/la-pandemia-y-el-fin-de-la-era-neoliberal/
8 Idem.
9 https://www.youtube.com/watch?v=lJS2LdYjY6I
10 https://www.clacso.org/la-pandemia-y-el-fin-de-la-era-neoliberal/
Tomado de: Oficina de Comunicaciones, Información y Prensa ASMEDAS Antioquia