Parodia de la canción ‘La mujer que yo quiero’

De autoría e interpretación de Joan Manuel Serrat

Por: médico Hernando Restrepo Díaz (foto)
Asmedista

Muy a propósito del DÍA DE LA MUJER, el cual debiera celebrarse diariamente, como un sencillo homenaje para aquel ser tan importante y valioso.

La mujer que yo quiero

I

La mujer que yo quiero no necesita
bañarse cada noche en agua bendita.
Tiene muchos defectos, dice mi madre,
y demasiados huesos, dice mi padre.
Pero ella es más verdad que el pan y la tierra,
mi amor es un amor de antes de la guerra para saberlo.

II

La mujer que yo quiero, no necesita deshojar
cada noche una margarita.

III

La mujer que yo quiero es fruta jugosa
prendida en mi alma como si cualquier cosa.
Con ella quieren dármela mis amigos,
y se amargan la vida mis enemigos.
Porque sin querer tú, te envuelve su arrullo
y contra su calor se pierde el orgullo y la vergüenza…

IV

La mujer que yo quiero es fruta jugosa
madurando feliz, dulce y vanidosa.

La mujer que yo quiero me ató a su yunta,
para sembrar la tierra de punta a punta,
de un amor que nos habla con voz de sabio,
y tiene de mujer la piel y los labios.
Son todos suyos mis compañeros de antes,
mi perro, mi Scalextric y mis amantes.
Pobre Juanito.

V

La mujer que yo quiero, me ató a su yunta,
pero, por favor, no se lo digas nunca.
Pero, por favor, no se lo digas nunca.

 

Para la Mujer: ¡Respeto!  (Parodia de la canción «La mujer que yo quiero»)

I

Para la mujer: respeto, es lo que ella precisa
trátala como a una rosa, así es, delicadita,
ella tiene un gran valor, es innegable,
afecto y más afecto, es lo que debes darle.
Cuídala, pero nunca trates de entenderla,
o morirás loco; ¡ella es un enigma! –

II

Para la mujer ser feliz, ella lo que precisa
es alejar día y noche a su madrecita,
y no ser muy celosa, pues lo es a veces
por cualquier cosa.
Con ella puedes conservar todos tus amigos,
o puede hacer que se vuelvan tus enemigos.

III

Porque si la quieres mucho
sentirás mejor su arrullo y su calor,
y ella siempre será tu orgullo y tu admiración;
para la mujer, respeto, hasta hacer que cause envidia,
y se conserve así, dulce y vanidosa.

IV

La mujer y la emoción nacieron juntas,
ella parece tranquila, madurando cual jugosa fruta,
mas, de pronto explota con sus resabios,
es que saber cómo actúa, es cosa de sabios.

V

Ella puede ser tu vecina, tu amiga, tu novia,
tu compañera, tu esposa o ser tu amante;

La mujer y la pasión nacieron juntas,
y ellas dos, por Dios, que no nos falten nunca!
La mujer y la pasión nacieron juntas,
y ellas dos, por Dios, que no nos falten nunca!

 

 

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