«Los médicos no pueden seguir como espectadores»

El ánimo de lucro que ha condicionado la atención a los pacientes por medio de la intermediación sospechosa no puede continuar a expensas de la calidad y la atención humanizada

Tomado de: www.epicrisis.org

El doctor Juan Mendoza Vega, secretario perpetuo de la Academia Nacional de Medicina coincide con quienes consideran que se requiere una reforma estructural al sistema de salud, dado que la dilación en la implementación de la Ley Estatuaria mantiene las falencias de la atención en salud.

El Gobierno, según el expresidente de la Academia, se empeña en demostrar que con la entrada en vigencia de la estatutaria se superarán los indiscutibles problemas del sistema, pero los académicos volvemos a insistir, apoyados en nuestra vasta experiencia y en el análisis juicioso y reflexivo de la realidad, en que se requiere enderezar el rumbo del actual modelo.

La Gran Junta Médica, en cabeza de la Academia Nacional de Medicina, ha presentado en varias oportunidades dos proyectos de ley ordinaria.

Uno para sanear la parte financiera y económica, y otro para mejorar la calidad técnico-científica y humanística de la medicina. No obstante, el doctor Mendoza dice que hasta el momento el Gobierno no ha mostrado mayor interés en impulsar dichas propuestas.

La discusión en torno a los ajustes que se deben realizar se ha vuelto reiterativa. Para el secretario perpetuo de la ANM, las EPS deben desaparecer o, por lo menos, ejercer las funciones solamente de aseguradoras definidas en la ley desde un comienzo.

“Las EPS tienen en serios aprietos el cumplimiento de la prestación de los servicios de salud por su afán de lucro. La intermediación para manejar los recursos públicos de la salud ha resultado nefasta y dañina, por no decir que perversa”.

Según el doctor Mendoza, ningún sistema de salud puede resultar exitoso si no mantiene vivo el espíritu de la medicina: el servicio a los demás.

Con la entrada en vigencia de la estatutaria tiene la esperanza de que se respete la autonomía médica y que el profesional sea capaz de tomar decisiones de forma responsable.

“La infausta Ley 100 deformó la mente de los galenos y les hizo creer que no podían tomar decisiones; los acostumbró a obedecer al empleador o a su tercero pagador. El médico como persona, como profesional, como ciudadano con derechos y deberes ha sido colocado en el último plano; es la última rueda dentro de un mecanismo de explotación de la enfermedad, cuando debería ser el actor principal en la prestación de servicios de salud»

Aprendizaje por convicción, no condición

Desde hace un tiempo, la Academia ha concentrado sus esfuerzos en un proyecto de educación continua para que los médicos mantengan el estatus profesional y estén preparados para enfrentar los requerimientos que precisa la atención de una población creciente y cada vez más demandante.

Según el secretario perpetuo, desde el año pasado están perfeccionando el diseño de un proceso de educación continua que además de cumplir con la necesidad de actualización de conocimientos teórico prácticos, le permitan al médico tener los elementos de juicio para obrar bien y tomar decisiones de forma consecuente.

“La educación continua no puede ser una obligación o un requisito para obtener un certificado o la recertificación que le permita seguir con el ejercicio de la profesión. El médico debe aprender a asistir a cursos, a leer artículos y a interpretar información para estar al día y tener la certeza de saber obrar bien».

«No podemos resignarnos a que el médico se mueva dentro de unas normas escritas; debe obrar dentro de unos estándares de calidad que no vienen anexos a las guías de manejo o a los protocolos clínicos”.

Una de las principales transformaciones que se debe empezar a gestar desde las facultades de medicina es la formación de estudiantes que vayan más allá de la bibliografía para buscar lo que sea mejor para el paciente, dice el doctor Mendoza.

En su opinión, el costo de la educación continua no puede seguir saliendo de los bolsillos de los alumnos. Las universidades deben dar una parte y las autoridades del sector salud, la otra.

“Con ese fin llamamos a la unión del gremio médico. Desde la aulas de clase hasta los consultorios o quirófanos tenemos el compromiso ético de asegurar la capacidad e idoneidad de la presentación de los servicios sanitarios en el país».

Tomado de: www.epicrisis.org

 

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