Tomado de: Oficina de Comunicaciones, Información y Prensa ASMEDAS Antioquia
Por: médico Jesús María Dapena Botero
Psiquiatra y Psicoanalista
Cuando se trata de hablar acerca de sujetos humanos y, en este caso, de adolescentes, tendríamos que formularnos cómo hacer una pregunta que pueda ser contestada con una definición.
¿Se trata de saber qué es un adolescente o de preguntarnos quién es un adolescente? El que puede remitirnos, casi siempre, a una cosa, al complemento directo de una frase; la pregunta por quién es un asunto que nos envía al sujeto de la oración; entonces, valdría la pena pensar qué es un sujeto, una cuestión bastante olvidada por la medicina, la cual, en busca de una última verdad objetiva, cada vez mira fragmentos más minúsculos y pierde la mirada de conjunto sobre el ser humano, de tal forma que, por ver los árboles, no vemos el bosque.
Si procuramos responder a la pregunta ¿quién es un adolescente?, habremos de vérnoslas no con la abstracción de la adolescencia sino con un sujeto, con un ser humano, con sus pensamientos, sus afectos y sus acciones; el sujeto en una frase cursa con un verbo: pensar, sentir, existir o hacer cosas; lo cual podría mirarse desde lo universal, como en la filosofía; pero, desde la clínica, nos vemos obligados a mirar la singularidad del caso por caso; no se trata de pensar la adolescencia como una abstracción general sino que debemos atender al uno por uno, que es cada adolescente; es decir, a él o ella y sus circunstancias; no sólo sujeto de la consciencia, sino a ese ser, determinado desde lo inconsciente, algo muy familiar pero también bastante extraño; nos hemos de enfrentar con sujetos, en el interjuego del deseo y su prohibición cultural, que es lo que nos hace humanos, demasiado humanos.
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