Carta a un compañero de trabajo

Tomado de: Oficina de Comunicaciones, Información y Prensa ASMEDAS Antioquia

Por: Médico Alejandro Hernán Quintero Galeano
Ginecoobstetra

Por circunstancias laborales compartimos espacios comunes, la preocupación y el afán por nuestros pacientes, familiares y hasta el de nosotros mismos, ya cuando los años empiezan a pasarnos factura. Sabemos de las calidades personales y profesionales de cada cual; también de nuestras diferencias, las más importantes en cuanto a las ideas políticas. Como no comparto la tesis de que: “de religión y política es mejor no hablar”, me atrevo a escribir estos apuntes.

En nuestro acontecer cotidiano actual ocurren dos sucesos políticos que se entrecruzan: la situación crítica de Venezuela y Colombia.

Muchos médicos en nuestro medio son uribistas o se ubican a la derecha del espectro político y, por ese hecho, critican y condenan al gobierno venezolano; por esa misma vía, las hacen extensivas al gobierno cubano. Según sus análisis, que dependen de los grandes medios de comunicación, la problemática venezolana ha sido causada por su gobierno en cabeza de Chávez – Maduro; las consecuencias: grandes migraciones del país vecino a causa del hambre, la desesperanza y el no futuro; en esa misma secuencia, Guaidó es un salvador y, por supuesto, el gobierno de Estados Unidos con Trump. De la misma forma, se reivindica el papel de Uribe – Duque y de los países del grupo de Lima; continuando este esquema de análisis, se finaliza con la sentencia al socialismo como causante principal.

En el caso colombiano, la actitud es similar: aceptan las tesis uribistas a favor de la reticencia al proceso de paz, la JEP, etc. Sus tesis consisten en que la causa de nuestros males ha sido la guerrilla y los movimientos de izquierda.

Por medio de la presente misiva, quiero dar respuesta a estas tesis las cuales, obviamente, considero son fruto de un análisis superficial y equivocado:

i. Caso de Venezuela:

Nadie, incluyéndonos, desconoce que hubo equivocaciones en la toma de decisiones en el gobierno venezolano que influyen hoy en su crisis. Lo que nos diferencia es que estamos seguros que toda la crisis actual no depende de esas malas decisiones, sino que existe un plan orquestado por el gobierno americano desde la época de Obama para bloquear y asfixiar su economía, haciéndose más intenso con Trump, para llegar a las consecuencias que vemos hoy. Por el sufrimiento humano que han producido estas medidas, este acto constituye un verdadero crimen de lesa humanidad, sino que al ser Estados Unidos el imperio, manipula los organismos internacionales como la ONU y la OEA; no reconoce ni acepta la justicia internacional en cabeza de la CPI, dándose la libertad de realizar comportamientos injustos y arbitrarios a nivel mundial.

Venezuela, como muchos países latinoamericanos, se equivocó –según mi opinión respetuosa- al continuar la dependencia de su economía de sus recursos naturales, en este caso del petróleo; error que se agrava cuando se está intentando construir una nueva sociedad con un nuevo modelo económico, político y social: el socialismo; modelo que va en contra de los intereses del imperio y de muchos de los países de la región. El segundo error –no voluntario-, está dado por la condición de internacionalidad que se presenta con mayor intensidad hoy en la época de la globalización informática, tecnológica, comercial y financiera, haciendo que sea necesaria la construcción de redes internacionales de países amigos que confronten el poder del imperio y sus aliados y permitan el desarrollo de este sistema con relaciones entre similares. El tercer error, en mi concepto, está dado por la situación a la que nos ha llamado a reflexionar Mujica, la cual consiste en el factor antropológico, cultural e ideológico: no basta con cambiar las relaciones y la propiedad de los medios de producción sino cambiamos lo cultural, lo ideológico; pues el capitalismo ha invadido hasta nuestros espacios más íntimos y se ha retroalimentado de las pasiones humanas más primitivas como el egoísmo, poder, prestigio, la competencia, el individualismo.
Por ello, la situación crítica venezolana en la actualidad no depende únicamente del régimen venezolano, ni de su modelo económico (que ni siquiera se implementó a cabalidad), sino del entramado internacional que le ha imposibilitado forjar su desarrollo autónoma y soberanamente.

Hoy nos venden la historia manipulada de la famosa “crisis humanitaria” y del rescate de la “libertad” y la “democracia” de las manos del “dictador”, del “tirano”.

Cuando se develan los intereses económicos y geopolíticos de por medio sobre los recursos naturales venezolanos, se entiende la asfixia económica como elemento determinante de la situación venezolana y la creación del aparecido llamado Guaidó, elementos fabricados por parte del imperio; se comprende la intención de la “ayuda humanitaria” y su quema por ellos mismos, mercenarios contratados, todo ello como parte de un plan violento en contra del gobierno de Venezuela y su población, del cual participa Colombia con Uribe – Duque y funcionarios de su gobierno; frente a todo esto, nuestros compañeros guardan un pasmoso silencio y antes, por el contrario, apoyan dicha situación, la cual constituye un doble delito: de lesa humanidad por las consecuencias sobre la población venezolana, e internacional, al violar la soberanía y autodeterminación de los pueblos.

ii. La situación de Colombia:

Nuevamente, al tener como referencia sólo los medios privados formadores de tendenciosa opinión, consideran que el problema colombiano depende de los movimientos subversivos, los sindicatos y la ideología de izquierda. Se pasa por alto la historia de Colombia, la que no se lee; las múltiples investigaciones y publicaciones sobre el tema de las causas y los actores de nuestra violencia; las columnas de opinión de los pocos periodistas independientes con los que contamos quienes, con investigaciones serias, ponen al descubierto el entramado de corrupción, despojo y violencia creado desde las mismas instituciones, el Gobierno y el mismo Estado colombiano. De las masacres, desplazamientos y las barbaridades causadas en contra de la población por parte de la derecha y extrema derecha: el uribismo; baste recordar los pactos entre paramilitares y políticos de su afinidad para refundar la patria, los falsos positivos, la infiltración paramilitar del DAS y su utilización como policía política en contra de sus críticos, de la oposición, de periodistas independientes, docentes, sindicalistas y de organismos y defensores de derechos humanos nacionales e internacionales, etc.

Si se estudia la historia de Colombia, con serenidad y detenimiento, nos damos cuenta que los movimientos subversivos (guerrilleros) no son la causa de nuestros problemas sino la consecuencia de un régimen oligárquico y excluyente, en donde se han cerrado los espacios de participación política a los sectores populares (llamados incluso subalternos), en donde se ha reprimido violentamente movimientos y partidos de oposición y se ha llegado hasta el exterminio de líderes sociales, de defensores de derechos humanos, de docentes y sindicalistas e, incluso, de un partido político: la UP. Consecuentes con ello, nos damos cuenta de que sí existió el conflicto armado interno y no una amenaza terrorista, como quieren hacernos creer. Nos daremos cuenta que los grupos paramilitares han sido un instrumento utilizado por las élites políticas y económicas, no sólo para combatir a la guerrilla, sino para apropiarse de grandes extensiones de tierra por medio del amedrentamiento, la violencia y el desplazamiento de miles de campesinos –elemento que desvirtúa la tesis descarada de los “migrantes internos”- para el usufructo económico de ellas y de las multinacionales.

El proceso de paz actual con las FARC es necesario para el país, pero la paz no se logra por la vía del sometimiento y de la perpetuación de los factores que generaron la misma violencia, ni mucho menos maquillando y ocultando la verdad. Por eso, nuestro llamado, como ciudadanos conscientes, es a defender el proceso de paz, su implementación, la JEP, la Comisión de la Verdad, la restitución de tierras y el cumplimiento por parte de las dos partes: el Estado colombiano y las FARC, de todo a lo que se comprometieron con la firma del acuerdo de Colón 2016.

Compañero: Con todo respeto, te tengo tres sugerencias en las cuales me incluyo:

-La primera, es importante leer y consultar nuestra historia, la verdadera, no la manipulada, pues en ella encontramos las pistas para entender el presente y proyectar el futuro.

-La segunda, en esa misma vía, es necesario poner un gran signo de interrogación a las “verdades” transmitidas y construidas por los medios masivos de comunicación. Debemos buscar otras fuentes de información independientes y académicas.

-La tercera, como la política no es sólo razón sino también mucha pasión, extiendo una respetuosa invitación a ponernos en el lugar del otro: del obrero, del campesino, de la señora del oficio doméstico, del vendedor parado en un semáforo, etc., al fin y al cabo, nosotros también somos víctimas del sistema. Ya estamos proletarizados por la Ley 100 de 1993 y las leyes laborales y reformas tributarias que nos han castigado enormemente; si nosotros nos quejamos, ¿cómo será la situación de los sectores populares?

[18:51, 25/3/2019] Alejandro Quintero: Finalmente, con respecto al socialismo, tengo por decirte que, diferente a lo que los medios de comunicación privados, muchos teóricos y defensores del sistema capitalista dicen, no es un modelo fracasado, así lo comprueban los países nórdicos con su socialismo democrático.

Por el contrario, el sistema capitalista que ustedes defienden nos está llevando a una gran crisis ambiental y humanitaria: el calentamiento global; la extinción de muchas especies; la destrucción de selvas y bosques; los grandes cinturones de miseria; la población indigente in crescendo; las grandes masas de desempleados; la gran concentración de la riqueza en pocas manos; las grandes epidemias, hambrunas y sus muertos; el irrespeto a las diferentes culturas y sus tradiciones; las invasiones y guerras contra países sólo por recursos naturales y más poder; la corrupción campante, etc. Todos estos elementos son, por el contrario, los que nos deben llevar a pensar, si somos sensatos, en cómo cambiar este sistema que produce tantas cosas catastróficas.

“No existe libertad sin socialismo, ni socialismo sin libertad”; en la misma medida, “no existen oportunidades reales y beneficios de la ciencia para todos sin socialismo, ni socialismo sin oportunidades reales y beneficios de la ciencia para todos”. “No existe democracia sin socialismo, ni socialismo sin democracia”.

fraternal saludo,

 

ALEJANDRO QUINTERO GALEANO

Tomado de: Oficina de Comunicaciones, Información y Prensa ASMEDAS Antioquia

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