Nuestra psiquiatría. Preguntas simples a la deriva. III

Apuntamientos y reflexiones

Tomado de: Oficina de Comunicaciones, Información y Prensa ASMEDAS Antioquia

Por: Alberto Restrepo Ochoa
Médico Psiquiatra
(Finales de febrero de 2019)

¿Me hago una pregunta simple? ¿Cuál, creo yo, ha sido el sentimiento prevalente en las personas que consultan a un psiquiatra? Respondería; el MIEDO EXAGERADO a la incertidumbre. Digo exagerado porque este sentimiento, moderado, es una presencia más o menos constante en nuestro vivir.

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Practicar psiquiatría integral, con anamnesis y empatía incluidas, es un No, NO, en la medicina intervenida y mercantilizada. Ese no, no, es un robo y una estafa, llámelo como usted quiera, pero no se engañe que, a su paciente el Sistema fuera de diagnóstico de manual y droguería no le ofrecerá nadita más, o, como me dice Absalón:

“Coño mi querido socio, eso de sopa, seco y postre en la psiquiatría institucional no lo sirven; mierda, si acaso mordisquitos de un abreboca. Coño yo conocí el sistema, le ‘voltie’ la grupa, o el culo como dicen los ibéricos, y me retiré…no joda.

Créeme compa que la cosa me cambio pa’ bien, con honorarios reducidos sí, pero haciendo psiquiatría.

Mira patrón, lo estándar de la psiquiatría, definición, diagnóstico, cuadro clínico, pronóstico, diagnóstico diferencial, tratamiento, y esto último de “tratamiento” que es una mentira pues en psiquiatría aún no hay tratamientos, solo manejos –tú lo has dicho mucho en tus sermones escritos compa-, pero es que nuestra psiquiatría implora que muchos de sus preceptos –que nos presentan como si fueran leyes bajadas del paraíso, necesitan, te repito, que sean reescritas, pero no en piedra, porque tú sabes coño que en psiquiatría la cosa es algo camaleónica, mierda eso quiere decir cambiante, porque es que así en mucho es la naturaleza humana.

Quien no guste de ideas, preguntas, racionalidad y humanismo en el manejo del paciente, que es el sistema familiar porque paciente individual no existe en medicina y menos en psiquiatría, coño, quien no guste de estas vainas, debe buscarse otra colocación distinta”.

En lo psiquiátrico pienso que el sistema es incompatible con una oferta psiquiátrica integral médico-humanística. Los costos atentarían contra su objetivo utilitario. Pienso que ningún empresario o ejecutivo en los altos escalones administrativos del Sistema auspiciaría un empeño de esta naturaleza. Money, money, money…

Se de varios “casos” de pacientes portadores de Sura como aseguranza en salud, que son vistos cada seis meses, repito cada seis meses, por distinto psiquiatra y/o distinta psicóloga, después del paciente haber sido hospitalizado en una institución que en lo psiquiátrico acapara a los asegurados por Sura por un estado depresivo acompañado de una acción o gesto suicida.

¿Por qué los médicos psiquiatras (deliberadamente uso la redundancia de médico-psiquiatra porque ya hay en las clínicas psiquiátricas, médicos generales que atienden “casos” psiquiátricos), porque, repito, los médicos-psiquiatras conviven y contemporizan con tan aberrante situación?

Se necesitan dos, EPS y psiquiatra, para bailar un tango, y uno de los dos es el bailarín director…

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La salud y la educación en una sociedad justa (la nuestra aún no lo es) son bienes y derechos universales, no las mercancías en que han sido convertidas.

Se habla, no tanto como se debería, de la ‘psiquiatrización’, tres y ‘farmacologización’ de trastornos que no son orgánicos, de acaeceres del vivir por fuera de lo ordinario, pero en si no mórbidos, convertidos en enfermedad a ser medicada.

Pero me pregunto: ¿Por qué no se habla de ‘psicologización’, un fenómeno (“de masas” me dice Absalón) que camina en tándem o paralelo al anterior de la la psiquiatrización?

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La iatrogenia en psiquiatría, recuerdo la que causé, y conozco muy bien la que potencialmente se puede causar (y se puede estar causando) es una seria amenaza para la salud del paciente.
Me pregunto: ¿Qué tanto se enseña en nuestros tres postgrados, y no solo de psiquiatría, sobre este tema? ¿Hay un seminario, o siquiera dos o tres charlas, sobre iatrogenia en nuestros tres posgrados de psiquiatría?

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Anécdota personal: Animé años atrás, y por muchos años, la tarea de seguir las investigaciones genómicas en esquizofrenia. Llegué a conocer, ya todos olvidados sin pena ni gloria, 52 hallazgos genéticos, o descubrimientos si así a usted le gusta más; mutaciones aquí amputaciones allá, algunas torceduras de genes, etc.

La confusión fue generativa pues me llevó a parar ese rastreo, pero también reactivó mis preguntas, (que pueden sonar simples, aunque no lo creo), del porque un alto porcentaje de cuadros psicóticos con perfil esquizofrénico no tienen antecedentes genéticos familiares, y por qué 20% de los cuadros de esquizofrenia, diagnosticados clínicamente –pues no hay ningún otro medio para hacerlo-, remiten espontáneamente sin que haya recidiva…tamaño rompecabezas…

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La vida, el vivir, la muerte y hasta el duelo han sido medicalizados y comercializados. Si usted es mayor no le tocó, pero hoy, seguramente ya lo sabe, las funerarias de 5 estrellas con sala-auditorio comercializan programas que le ayudan a los dolientes a “procesar el duelo”; pa’ que?, pues pa’ que no se les vuelva un duelo “no procesado”, o patológico. ¡Ven como estamos!

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Hoy, la persona que busca ayuda médica, frecuentemente deja de ser sujeto in toto con cuerpo y alma, pasado presente y futuro. Pasó a ser “un hígado”, un bazo”, “una columna o cadera” y a veces hasta un cerebro (rarísima vez un alma, o una psiquis si así usted prefiere).

También un “ahora y un aquí”, un recibidor de diagnósticos sobre males, genuinos unos inventados otros, (alguna vez inconscientemente por el paciente y muchas otras veces, conscientemente por la industria). También recibidor de órdenes para exámenes, casi siempre en masa, y solo infrecuentemente con juicio mesura y razón; recibidor de drogas frecuentemente cambiantes sobre todo en psiquiatría (ordenadas por médicos no psiquiatras, y hasta psiquiatras, yo mismo incluido); recibidor de procedimientos diagnósticos y “terapéuticos” muchas veces innecesarios, y finalmente recibidor víctima del creciente fenómeno de la iatrogenia y del paternalismo médico.

Y, casi todos, aun a veces los de estrato alto, obligados a un peregrinar consumidor de tiempo y alimentador de frustraciones.

La dispersión en este vía crucis del peregrinar del paciente y sus familiares es tal, que pocos han conocido del médico (¡o los varios médicos!) la naturaleza y pronóstico del mal que les aqueja, y casi nunca conocen quien tiene la batuta en la errática y cacofónica orquesta en la que los tienen enredados y del turbulento mar administrativo en que a veces quedan navegando.

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Me pregunto: ¿Qué tan conectada está la investigación básica en psiquiatría, o en neurología si usted prefiere, que se hace entre nosotros con las clínicas respectivas y el cuidado del paciente?

Pregunta simple: ¿Qué beneficio clínico, hasta ahora, no en un mañana que ni Dios sabe si llegará, han traído las investigaciones básicas en psiquiatría que aquí se hacen? O en neurología o nutrición si así le parece mejor.

En un medio como el nuestro la investigación en psiquiatría se justifica si esta ofrece altas posibilidades de” hacer diferencia en la asistencia clínica, y no solo en publicar artículos”.

¿Cuál podría ser la relación en investigación básica en psiquiatría, entre inversión y beneficios extrapolables a la asistencia clínica?

Por desgracia, y mucho lo he encontrado en mis lecturas, las ciencias básicas más esotéricas como la genómica, en muchos casos, atrae a profesionales médicos arribistas, buscadores de aclamación popular, ascensos de escalafón académico o político-administrativo. Ah, y de hinchar su CV con hojas y hojas de sus publicaciones.

Esto podría sonarle ofensivo a algunos; pero es que ejemplos vivientes hay.

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Es tal la comercialización que ha infectado a la medicina que algunos amigos pequeños empresarios me dicen que las droguerías, también los ventorrillos de perros calientes, los restaurantes de “corrientazos” (están en todas partes como el espíritu santo), y los medianos o pequeños hoteles están en primera fila como opciones de negocio. Un hermano de una conocida mía, es dueño de 6 droguerías.

Presumo que es excepcional que una persona salga de consulta sin una receta médica.

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Hoy las nuevas enfermedades (las llamadas “non diseases” creadas por la industria y sus aliados médicos), salen triunfantes, ‘humiando’, de los cenáculos de los comisionados elaboradores de listas de diagnósticos (como el DSM en psiquiatría), decretadas como dogma a la manera de una bula papal.

Vean si no: fobia social, timidez, trastorno de pánico, enfermedad menopáusica, obesidad exógena, tahurería, tabaquismo, alcoholismo, menopausia, andropausia, osteoporosis y osteopenia en los 80’s años de edad, anorexia nervosa, hiper sensibilidad al gluten, (la industria de productos gluten free crece un 30% anualmente), síndrome de procastinacion crónica, y las que de seguro ustedes pueden agregar.

La industrialización y comercialización de la medicina han agigantado los apetitos de muchos médicos para recetar drogas, ordenar exámenes innecesarios, procedimientos inútiles o con gran potencial iatrogénico.

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Merece la pena mantener a una persona (paciente si usted prefiere) tomando indefinidamente uno de los tantos antidepresivos y uno de los tantos ‘moduladores del afecto’ –ácido valproico, pregabalina, carbamazepina, lamotrigeno, etc., dizque para afianzar la remisión lograda y prevenir un relapso (distinto a recurrencia).

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Hoy la salud está plagada de vicios: medicalización, biologización, psicologización, arribismo profesional, mercantilización, monetización, politización, industrialización y corrupción.
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Pienso que hay una disparidad en el escenario de la salud: las empresas luchan por objetivos (‘targets’ los empiezan a llamar, como mayor rendimiento y productividad), y el personal de salud con una visión distinta, aunque está pudiera estar deformándose.

“Hoy el poder está fuera de los médicos; en estos solo queda la responsabilidad”.

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Dice el Doctor Seamus O’Mahony* en su libro (aun no lo he leído, pero si pedido) ¿Can medicine be cured? The Corruption of Medicine, citado en una revisión del mismo libro por el Dr., Richard Smith ex editor del British Medical Journal, lo siguiente:

“Nuestra complacencia y cobardía colectiva nos han puesto donde estamos. Los médicos están divididos por luchas de facciones (‘factionals’)”

“Los médicos están tratando, pero no sanando” (Dr. Richard Smith).

*Gastroenterólogo en la ciudad de Cork en Irlanda.

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Pensamiento simple: ¿Qué piensa usted de la atomización (llámelo montonera o reguero si le gusta; Absalón, mi colega costeño la llama ‘copiosidad rebosante’) de especializaciones y sub o súper especializaciones (¿sabe usted cual es la correcta, sub o súper?) que hay ‘hoy en día’ en medicina?

“Coño, me dice Absalón, piénsalo con frescura; tu no crees que la separación en especializaciones individuales y separadas como hoy ocurre entre psiquiatría de adultos, psiquiatría de niños y adolescentes, eventualmente psiquiatría geriátrica, mierda aquí la llaman psiquiatría infantil, socio, mira, infantil es un adjetivo que califica, eso tu bien lo sabes, compadre tambien oigo hablar de neurología infantil. ¿qué nos está pasando? No crees, es que me descarrilé, que psiquiatría debe ser una sola; no crees que el niño y adolescente en su desarrollo, formación y existir están antes del adulto, o la adultez como tú dices con tus linduras, y antes del anciano, o adulto mayor como les dio por llamar a los bien hablados. Y que reumatología, alergología, podrían incorporarse al currículo de una especialización en medicina interna (integral) extendida uno o dos años más. Habría más ejemplos, pero, coño, no te quiero agotar”.

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Para mí sería deseable que, con evidencias factuales, no retoricas, se demostrara cualquier posible falsedad en lo que digo, y la verdad contraria que la impugne.

FIN

Tomado de: Oficina de Comunicaciones, Información y Prensa ASMEDAS Antioquia

 

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