Por décadas, el río Cauca ha sido impactado. Cada año se le vierten alrededor de 205 toneladas de mercurio. Ahora su sequía llama la atención del país por la catástrofe ambiental y social que representa. Sin embargo, su dolor viene de tiempo atrás
Tomado de: www.semana.com
El río Cauca es el segundo más importante del país. Nace en el departamento del Cauca, en el Macizo Colombiano y se extiende por más de 180 municipios, en siete departamentos. Su cuenca recorre más de 63 mil kilómetros cuadrado del territorio nacional.
En los últimos días, ha sido el centro de atención de Colombia por el cierre de la compuerta 1 del proyecto hidroeléctrico de Ituango (Hidroituango), a cargo de Empresas Públicas de Medellín (EPM).
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Las alarmas se prendieron cuando se reportó que los niveles de su caudal se verían reducidos por esta decisión, que es mucho más grave si se tiene en cuenta que el país atraviesa por temporada de sequía o fenómeno de El Niño.
Para garantizar la supervivencia de la fauna íctica que allí vive se requiere que mínimo el río tenga un caudal de 400 metros cúbicos por segundo. Las últimas mediciones dan cuenta de 55 metros cúbicos por segundo, y una profundidad, en puntos como Puerto Valdivia, que no llega a los 2 metros. Así lo reportó el Ideam esta mañana.
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“Tengo 39 años, llevo 20 viviendo del río y nunca había visto una catástrofe de este nivel. Sabemos que en tiempo seco el agua baja, pero jamás a este punto. Nosotros somos poblaciones anfibias, es decir vivimos del río y lo que está pasando con el caudal no solo amenaza a los peces sino nuestra seguridad alimentaria, nuestra subsistencia”, así lo afirmó Marco Salazar, líder pescador de Caucasia, otra población afectada por la situación actual del Cauca.
¿Qué es lo que técnicamente pasa con los peces cuando el caudal disminuye y su profundidad es casi nula?
Según Luz Fernanda Jiménez Segura, bióloga, profesora de la Universidad de Antioquia y presidenta de la Asociación Colombiana de Ictiólogos, “en este momento esas especies que están en el río y en las ciénagas están viviendo condiciones de estrés y las van a continuar. Si todo sale como lo planea EPM, serán cinco días en donde van a verse reducidos los caudales, así como los volúmenes de las ciénagas, lo peligroso es que las ciénagas se sequen. Si esto ocurre estas especies que habitan allí y que no les gusta irse para los ríos porque son estacionarias y no migratorias, probablemente se van morir allá adentro, pues ellas muchas veces no buscan el agua fresca sino que se entierran en el fango, entonces si los cinco días se alargan a 10 o 15 harán que la emergencia se vuelva de mayor magnitud”.
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Lo que planea EPM es que de aquí al domingo, el caudal del río aguas abajo del proyecto se restablezca, y los 400 metros cúbicos por segundo garanticen la vida de las especies de peces, y también el desarrollo económico de la zona, como lo afirmó ayer en rueda de prensa, Jorge Londoño de la Cuesta, gerente de EPM.
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Determinar si esto se va a lograr aún no ha sido posible, pues no se registran lluvias que ayuden a que el Cauca aumente su caudal.
“Los días que vienen van a ser muy críticos porque va a haber menos caudal, sobre todo en el tramo entre el sector de la presa y la desembocadura del río Nechí. El asunto es que si esto se prolonga en el tiempo y en la cuenca no empieza a llover, esto perjudicaría la reproducción de los peces y ahí sí puede haber una afectación más grave, pero en este momento como está planificado seguramente lo que hay que hacer es vigilar que los peces que están atrapados no se queden ahí y que la ciénaga no se seque, eso es lo que hay que controlar”, afirmó Jiménez.
Y es que otra medida que tomó EPM fue desembalsar sus represas de Porce buscando que el río Nechí, afluente del Cauca a la altura del municipio de Caucasia, ayude al restablecimiento del caudal. Sin embargo, para Marco Salazar esta alternativa tiene tanto positivo como negativo, pues el río Nechí es un de los más contaminados con mercurio debido a la minería legal e ilegal realizada en sus riberas durante décadas.
Poblaciones anfibias bajo amenaza
Según Salazar, desde su misma existencia las personas que viven en cerca del río Cauca han encontrado en él su sustento económico y medio de transporte.
“En esta época del año hay abundancia de peces. Bocachico, bagre, dorada y mojarra amarilla están a la orden del día. Usualmente, un pescador podía vender hasta 15 cavas en una semana. Cada cava tiene capacidad de más o menos 40 pescados y un valor de unos 240.000 pesos. Hoy no alcanzan a vender una sola”, afirma, Salazar.
Pero la preocupación también va para esas veredas y corregimientos que, además de ser pescadores 100%, también quedan aisladas pues no hay manera de navegar el río y mucho menos en las áreas de ciénaga de sacar las cosechas de arroz que pueden tener. Y es que el arroz es otro de los productos afectados, pues la baja del río no solo llega hasta Nechí. Alcanza las áreas de la Mojana, zona inundable y donde predomina el cultivo del grano, que depende, además de sus sistema de riego. Por esto, Salazar insiste en que lo que están viviendo es una “catástrofe”.
Según el último informe de EPM, hasta el momento han sido rescatados 9.499 peces y han fallecido otros 1.272. En este frente de rescate hay 701 personas trabajando.
¿Qué piensa la Autoridad Nacional de Acuicultura y Pesca -AUNAP-?
Semana Sostenible habló con su director, Nicolás del Castillo y esté nos contó que desde siempre han estado trabajando de manera articulada con EPM.
“Yo mismo me reuní con el gerente de EPM para prevenir los daños o por lo menos que la tragedia sea mayor. Desde que supieron que tendrían que cerrar la compuerta empezamos a preparar temas como el rescate y trasvase de los animales, empezamos a revisar toda la genética que tenemos en la zona, que son más de 120 especies, y luego activamos las piscícolas cercanas. Inclusive, con San Silvestre, en Barrancabermeja, para llevarnos todo ese material genético a esas piscícolas de la zona, en caso de un desastre muy grande poder tener cómo hacer ese poblamiento organizado y no solamente con las especies comerciales”, afirmó del Castillo.
De acuerdo al director, en la zona hay expertos de la Aunap apoyando el trabajo que hacen los pescadores. Son personas especializadas que pueden reconocer taxonómicamente los animales, saber si son juveniles y reproductores. Están dando instrucciones de cómo se hace el traslado o trasvase, y si este es muy largo, por ejemplo, se requiere oxígeno.
Según la Aunap, de Hidroituango a Magangué hay 3.853 pescadores carnetizados por la autoridad y unos 16 mil que trabajan informalmente.
El trabajo en el Cauca debe ser articulado. Es fundamental que no se haga sobrepesca, porque muchos de los peces que quedan en la superficie son juveniles y capturarlos significa que luego no puedan reproducirse y que más adelante también haya una reducción en los niveles de individuos de las poblaciones de peces.
Tomado de: www.semana.com