Ganaron los estudiantes, ganó el país

Tomado de: www.elespectador.com

Por: Daniel García-Peña
Profesor Universidad Nacional de Colombia
Director de Planeta Paz

¡Felicitaciones a los estudiantes! El acuerdo logrado con el Gobierno es verdaderamente histórico, no solo por su contenido sino sobre todo por el proceso que lo impulsó y el efecto que generó en la sociedad colombiana. Por una parte, se evidenció que los recursos sí los había, pero se carecía de voluntad política. También se validó la protesta social como mecanismo legítimo de la democracia.

La inmensa mayoría de las marchas fueron pacíficas, alegres y creativas. Lamentablemente, se vieron brotes de violencia, todos condenables, con hechos muy graves, como el ataque a las instalaciones de RCN y atropellos a los estudiantes, como el caso de Esteban Mosquera, estudiante de música de la Universidad del Cauca, que perdió un ojo por una granada lanzada por el Esmad. Sin embargo, fueron incidentes aislados ocurridos durante los dos meses de paro y 13 movilizaciones masivas.

No fueron sólo las marchas, sino un trabajo muy eficaz de comunicación social lo que logró conectarse con amplios sectores y ganarse el apoyo de la opinión pública. El uso de las redes sociales fue espectacular, con excelentes piezas pedagógicas que explicaban temas complejos, como las cifras de la financiación, combinándolas con mensajes sencillos y contundentes acerca de la educación pública como bien común y derecho fundamental. El respaldo vocal y entusiasta por parte de Roger Waters y Residente fueron golazos que no solo atrajeron nuevos seguidores, sino que ubicaron la lucha en un contexto global.

Otro factor fundamental del éxito fue la capacidad de mantener la unidad entre las diversas organizaciones estudiantiles. A pesar de sus diferencias, actuaron de manera articulada, lo cual se refleja en la firma del acuerdo por parte de las tres principales plataformas: Unees, Acrees y Fenares. Si bien la mayoría de los estudiantes eran de las universidades públicas, hay que señalar que la participación de los de las universidades privadas fue significativa.

También fue clave el papel que jugaron los profesores. Fortalecieron las discusiones en la mesa, mostrándole al propio Gobierno de dónde podían salir los recursos. Hay que destacar igualmente el apoyo de otros sectores sociales y sindicales que sin duda brindaron una mayor dimensión a las movilizaciones.

El acuerdo además es histórico porque es realista, ya que reconoce que se trata de un primer paso en un asunto que es de largo alcance. Se establecerán unas mesas técnicas con los estudiantes para formular reformas al Sistema General de Regalías, al Icetex y a la Ley 30. El largo prontuario del Estado colombiano en materia de incumplimiento obliga a pensar que la tarea de seguimiento e implementación será tan o más exigente que haber logrado la firma del acuerdo. La experiencia de la MANE, que en 2011 logró que el gobierno de Santos retirara su reforma de la Ley 30, también dejó la lección de lo difícil que es mantener la unidad y la dinámica de trabajo una vez logrado el paso inicial.

Es cierto que el asunto se pudo haber resuelto mucho antes y que al comienzo el Gobierno se equivocó intentando negociar con los rectores sin los estudiantes, con lo cual el tiro le salió por la culata. Pero en últimas, Duque accedió a negociar con ellos, reconociendo la interlocución que merecían y se habían ganado. Por ello, el presidente también se merece aplausos.

Hace unas semanas escribí una columna sugiriéndole a Duque que les cogiera la caña a los estudiantes. Recibí toda clase de comentarios negativos e insultos, los más suaves de ellos acusándome de iluso. Me encanta saber que no estaba tan alejado de la realidad.

Sé que más de un uribista anda perplejo, preguntándose: ¿por qué negoció?, ¿por qué no les dio más duro?, ¿por qué se dejó medir el aceite? Quién hubiera pensado que lo único que Duque tiene para mostrar en sus primeros cuatro meses se logró gracias a los ciudadanos movilizándose en las calles y no a sus aliados en el Congreso, donde le fue como perros en misa.

Pero precisamente es ahí donde se encuentra el mayor valor de lo acontecido. Duque y los estudiantes, pese a sus inmensas diferencias, ambos juntos, le enviaron un mensaje muy poderoso al país: sí es posible ponernos de acuerdo, mediante el diálogo entre contradictores, para el bien de todos.

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¡Excelente la decisión por parte del Eln de decretar una tregua navideña! Muy buena noticia para el país y sobre todo para las comunidades en los territorios más afectadas por el conflicto. Ojalá el Gobierno utilice estos días para reflexionar, recapacitar y nombrar sus delegados para reanudar la mesa de diálogo.

Tomado de: www.elespectador.com

 

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